Qué decir en Mayo que no se haya dicho antes? Qué hay de nuevo para reivindicar que no sea la palabra Libertad, o denunciar las injusticias o proclamar el sueño de vernos iguales con aquellos que quieran habitar este maravilloso suelo argentino?
Sin embargo la lucha pervive. Con la alegría y claridad suficiente como para continuar llevando el mensaje de respeto y preservación de nuestra salud, autonomía y sueños. Para eso necesitamos estar consustanciados con una acertada idea de lo que es salud, independencia y compromiso hacia nuestra realidad local.
Hay tanto por reivindicar, denunciar y proclamar:
Miro mi entorno y a primera vista observo que las cadenas siguen también vigentes. Que también están vigentes ciertos personajes que no reparan en el daño que le causan a nuestra nacionalidad alentando a la emigración de cerebros, por ejemplo
Veo aun carpas negras en los yerbatales.
Veo al monstruoso monocultivo que nos está envolviendo impunemente.
Veo a capitales extranjeros chupándonos los humedales y comprando propiedades acá mismo, en nuestras fronteras, o estimulando -con poca o ausente restricción del estado- el cultivo del Burley y el Eliotti.
Veo a comunidades de obreros o esclavos en negro dentro de un sistema estoicamente simpático y que mira para otro lado mientras unos pocos se enriquecen.
Veo gigantescas cortinas de humo cuando se valen de la inocencia y la fe de muchos para construir un centro de adoración en nombre de la industria sin chimeneas. Como una magnífica cruz en la serranía, como un faraónico templo del conocimiento, o una glamorosa costanera mientras se pide que el mismo pueblo se haga cargo del pueblo promocionando graciosamente a un proyecto de “hambre cero”.
Veo más gente movilizada por trabajo que por planes sociales.
Acabo de llegar de
Bicentenario:
No me significa ni más ni menos un despilfarro de fondos para grandilocuentes obras donde poca participación tiene las bases de cada rubro representativo, en nuestro caso, de las letras.
Un bicentenario donde sigue siendo tapa de diarios la deforestación y el desplazamiento entero de comunidades de pueblos originarios, no me parece festejable.
Somos concientes, los del interior de la provincia, que las calamidades que acontecen en nuestra realidad cotidiana están como distantes de la comprensión de la gente que vive en la ciudad capital de la pcia. y menos aun en la gran capital del país.
Vivimos en un lugar con una inmensa mayoría de inmigrantes que vinieron a trabajar la tierra y que no están dispuestos ni entra en su forma de vida el manifestarse y reclamar por lo que les corresponde por derecho individual y legítimo. Admiro fervientemente a la gente de Gualeguaychú, por ejemplo. Esa larga lucha en contra de un sistema permisivo que atenta contra la tranquilidad y salud zonal por la puesta en marcha de una pastera en Frai Bentos (Uy). Sin embargo por acá seguimos como aplaudiendo el “progreso” gracias a estos emprendimientos pasteros. En la zona nos están por bombardear de represas y somos unos pocos los que resistimos: Parece mentira lo que nos pasa, tanta tibieza, tanta falta de apasionamiento por preservar nuestros recursos naturales y que podamos vivir saludables y no rodeados de magníficos centros hospitalarios.
Hay tanto por testimoniar; por eso invito a nuestros ejércitos de poetas y artistas para que se hagan partícipes de nuestra realidad, que es posible un cambio, que nada está perdido aun. A nosotros se nos está permitido la palabra, la idea y un proyecto posible donde la falta de respeto y la discriminación sean arrancadas de cuajo de nuestra tierra. Acorralar, desenmascarar, desaletargar a nuestros dirigentes para que la cultura y la educación sean prioridades insoslayables en nuestra realidad provincial. Es suficiente con levantar banderas locales, apelar a las tribus, sin dispersarnos demasiado. Es necesario enfocarnos en reclamar lo que nos corresponde: Respeto, libertad y sueños para que cuando nos vayamos de este plano fugaz dejemos un lugar más justo, más libre y más limpio.
Hace más de 500 años la luz negra de la peste
atracó en playas doradas por una corona y el evangelio.
Hace más de 200 años la incertidumbre de vivir
una emancipación a medias,
hace 35 años el espanto de habitar un lugar
donde el disenso fue declarado clandestino.
hace 30 Malvinas y una mentira
mar, frío y sangre olvido valerosa.
Hace apenas unos días, unas horas, unos minutos
un par de niños hambreados,
un viejo solo en un hospital,
un cortejo silencioso de un nadie,
una salobre conciencia de lo que se intenta tapar
con salvas y bengalas en el cielo de mi patria.
Hace a penas unos canales
la virulenta sinrazón del odio y el pánico;
la supervivencia en los basurales.
y mientras una eterna fila de ancianos pervive con migajas
nacen niños en los semáforos
y un presente mórbido fogonea pasta base en las plazas.
Hace apenas unos segundos
cadáveres de árboles nativos en camiones
como en sórdido cortejo de abúlicos.
Hace apenas 200 años que quiero ser libre
que me duelen los costados
y esta corona de espinas
de millones de hermanos que no ven
que no ven… que esas mismas luces tienen sombras
de las cuales nadie se ocupa,
a pesar de tanto festejo y despilfarro.
Theodosio A. Barrios - Grupo Literario Dementeazul - Eldorado (Mnes-Argentina)
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