Por estas horas aún queda el ruido de lo que fue
paulo ferreyra
Del 17 al 24 de julio se pudo observar a artistas venidos de distintas partes del mundo y del país para concentrar su actividad en una obra en particular. Difícilmente podamos contactarnos en alguna oportunidad con un músico mientras este compone una canción, sin embargo, estos artistas nos regalan la posibilidad de entrar en contacto con ellos mientras están creando su escultura.
Silencio en el ruido, en el predio del Domo del centenario lo que más se escuchaba era el ruido de la moto cierra y el taladro que disputaban cada rincón de una obra. Por momentos el público debía alejarse de la obra pues el aire era una espesa nube de madera y mármol. Los artistas, por ejemplo el armenio Levon Tokmajyan miraba una y otra vez su escultura, tallaba, sonreía al público que se acercaba y preguntaba algo sobre la obra, hasta se daba tiempo para firmar autógrafos para los niños y fotografiarse con estos.
Hubo días en que el frió y la llovizna llegaron a complicar la actividad, pero uno no dejaba de admirarse de ese examen particular que tenían los artistas con su obra, esfuerzo y dedicación sin tregua. Cerca del fin de semana el sol regó la actividad y con ello también la presencia del público que se vino de distintos puntos del litoral argentino. El mate acompañaba a los visitantes sin distinción de edades, mientras la torta parrila que se hacía fuera del predio se las ingeniaba para traernos su perfume hasta provocarnos el apetito.
Dentro del predio por supuesto estaban los infaltables locales para todos los gustos, ahí podría comprar desde un simple recuerdo de la bienal hasta un auto, absolutamente todos los gustos. Lamentablemente estos locales carecían de cierto orden, pues al lado de las artesanías Qom un señor vendía juguetes y enfrente de él una señora vendía ropa traída de un país vecino. Salí urgente de ese lugar y volví a las esculturas.
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Más de 150 mil personas pasaron para observar uno espectáculo único en la región, el trabajo de veinte escultores nacionales e internacionales que realizaron una obra original e inédita. Como en cada edición de la bienal, las obras serán emplazadas en las calles y avenidas de Resistencia, para sumarse a las más de 520 obras de los más destacados artistas del planeta. Durante este evento se realizaron visitas guiadas por las esculturas de la ciudad, un recorrido que podía hacerse en forma totalmente gratuito y que permitía conocer el museo a cielo abierto que tiene la ciudad.
La fiesta estuvo acompañada por otras actividades artísticas, música, teatro, danza. También se sumaron charlas y talleres con los escultores. En la misma semana en que se realizaba esta actividad central en la ciudad de Resistencia, tuvo lugar el Primer congreso Internacional sobre Lenguas, ahí las tres comunidades indígenas del Chaco – Qom, Moqoit y Wichi – exigió al estado acciones concretas para mejorar la educación pluricultural de la provincia.
En el acto de cierre fueron reconocidos por los organizadores los artesanos Qom que trabajaron junto al escultor Juan José Mosca, en la obra Atrapa Soles y Lunas en el Chaco, emplazada en el predio de la bienal. Sin embargo aún queda pendiente una política de arte que permita a las comunidades indígenas trabajar libremente en sus artesanías y no en función de la subsistencia diaria.