domingo, 19 de septiembre de 2010

Machete afilado

Por Seba Ibarra


A veces cuando vuelvo de algún viaje entro a mi provincia por el puente Gral. Belgrano. En todas esas ocasiones me doy cuenta de que la primera impresión visual que cualquier viajero tiene del Chaco y las personas que lo habitan, es el barrio de los pescadores “San Pedro”. El mismo está bien pegado al puente. Ranchitos, algunos galpones pequeños, instalaciones en ruinas, gente caminado o trabajando muy relajada, casas y autos te dejan ver claramente una miniatura de un pueblo del interior del Chaco. Lo genial es que está en la puerta de acceso, a la vista, no hay kitsch, no hay careteo.


Por estar tan a la vista y en un lugar privilegiado, van a poner un casino en ese lugar. Alrededor del casino construirán una costanera (tal vez la llamen “costanerita”), un acuario y varias cosas mas, también muy llamativas.


Creo que ya dije por ahí que los casinos, así como los espejitos de colores existen en cualquier parte, pero los barrios de los pescadores así como el oro, escasean, son un patrimonio. Pero realmente lo que más me preocupa es el ocultamiento abrupto de este indicador, cuando uno llegue al Chaco nunca intuirá cual es la realidad del común de sus habitantes. Es como esos muros que se hacen para que los turistas no vean las villas miseria en los mundiales de fútbol. Para mí, ese barrio “desprolijo” es como una pared llena de grafitis pintados clandestinamente en la noche. Se fue haciendo nomás.


Anexo


Se puede intuir que hay muchas cosas que están pasando en el barrio que son graves, pero antes de tirarme de cabeza a participar en un recital junto a Joselo Schuap, para sumarnos al “no al casino” hablé con varios vecinos a ver como venía la onda, sobre todo por los partidismos. Nada de eso, solo están enojados con algunas personas que por ambición, piensan, los han traicionado. Saben que están a punto de perder el paisaje y una forma de vida muy particular (no la de la pesca sino de la relación vecinal, la confianza, como viven los chicos y los mayores, cierta inocencia). Llegó el miedo donde no había.


Al final del recital algunos vecinos hablaron aprovechando el equipo de sonido. Por Dios. Cuanta claridad. Los que subestiman pensaron que la gente se iba a desvivir por un mendrugo de pan, pero rico no es el que más tiene sino el que menos necesita decía un amigo. Cuán sabio, cuán sabio…


Para buscar info desde todos los palos: el google o van al barrio en persona.

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