Esta expresión nace de un apasionado por nuestra música, Lucas Monzón, quien el año pasado cerró un 2010 muy positivo en cuanto a presentaciones como solista y junto al grupo Amandaye. Su disco Verde Profundo, título de una composición suya, ya recorrió el país y en una pausa entre tanto andar nos juntamos para charlar sobre su experiencia musical.
Por paulo ferreyra para corrienteschamame.com
“En el momento previo a subir al escenario me siento muy bien. Siempre es una alegría enorme poder tocar, fuera donde fuera. Los caminos de la música y el poder vivir de la música es una alegría enorme, creo que soy un privilegiado que se le ha concedido esa dicha de poder tocar y vivir de esto”, así comenzamos una charla con Lucas Monzón antes de subir al escenario de
“El repertorio es bastante variado dentro del chamame, con algunos temas instrumentales y otros cantados por un gran amigo como Miguel Tayara. Va a ver músicos invitados también, un amigo que se esta viviendo de charata que va a estar presente, Germán Calves que es un gran compositor charatense. Además voy a presentar un joyita que también va a tocar conmigo, que es mi alumno que tiene 15 años, va a tocar algunos temas para que se vaya fogueando en el ambiente.
En tus presentaciones siempre estas presentando temas tuyos, ¿qué podemos encontrar en tu disco?.
Es un disco donde se puede hallar muchos colores, básicamente es un disco tradicional. Con un sello particular que es la forma como aprendí a tocar y como ejecuto el acordeón. El máximo respeto a la música y que suene lo mejor posible fueron mis objetivos. Este disco lo grabe en el 2004 y salió recién en el 2006, tuve muchos inconvenientes pero al final salió. Es un disco que lo estuve difundiendo por todo el país.
¿Qué significa para vos la incursión en Amandaye?
Por supuesto, la experiencia me sigue dando muchísimas satisfacciones, es un grupo con cantantes excepcionales y además con un grupo que a mí me gusta. Creo que suena muy bien y se manifiesta de manera novedosa, yo lo escuchaba mucho antes y después cuando me convocaron fue una alegría enorme.
En un lugar tan particular como la peña Zito Segovia, es inevitable preguntarte si influyó en tu formación musical.
Zito Segovia es un afluente muy interesante dentro de la música. Los que venimos después de él siempre tenemos en cuenta a los músicos que son de nuestra tierra. Un cantor que nos abandonó muy pronto pero su trayectoria se extendió por todo el país. Por nuestra parte es importante recordarlo todo el tiempo, es un referente indiscutido.
En tu disco encontramos composiciones tuyas, como Piguén Noraltá, Verde profundo y Réquiem de los árboles, ¿en qué te inspiras?.
Las composiciones que tengo son un poco “no tan tradicionales” si se permite la expresión. En mis composiciones hay muchos colores, mucho clima, por ahí en una Peña no quiero aburrir así que toco otra cosa, pero lo mío es más armónico. Estudio constantemente para que el chamame tenga otro vuelo y llegue a otra parte del país, hay lugares donde el chamame todavía no entra y busco que pueda entrar con otro estilo. El chamame tiene una riqueza melódica y armónica increíble.
Además la cadencia del chamame es indiscutida.
El estilo del chamame es único, como todos los ritmos que hay en nuestro país. Desde chico aprendí el lenguaje del chamame, y me siento bien tocando esta música. Además pienso que si soy feliz tocando esta música puedo hacer feliz a otras personas. No me podría mentir.
Mi viejo era un gran chamamecero, porque el escuchaba y me fue enseñando los grandes del chamame. Creo firmemente que la música no la limita una calle o un puente. Tocaba chamame muy lejos de donde nace, tiene que ver con un gusto que florece en el seno familiar, esa formación sin dudas que es clave y queda para toda la vida.
Qué sensaciones te produce la enseñanza, pues sabemos que ya tenés unos cuantos alumnos.
Con los alumnos es maravilloso, para mí como experiencia es maravillosa, mis alumnos antes que nada son grandes personas. Eso me impulsa a mostrarlo, ayudarlo y apoyarlo. Acercarlo al ambiente. Quiero que comparta conmigo los momentos felices que yo paso sobre el escenario y que él lo pueda vivir, que no sea lo mío simplemente un relato sino que él lo viva en carne propia.
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