Sonrisa amplia, gento amable, servicial y atento en todo tiempo. Alfredo Éllero
abre las puertas de su casa, tiene un rincón especial para la visita,
para sus amigos, custodiado por premios, fotos y objetos que dan fe de
los lugares que ha visitado en el país. Esta preparando un libro con la
historia de cada departamento de Corrientes, “Julián Zini me impulsó
hacerlo y después Enrique Piñeyro me ayudó a darle una estructura a todo
el contenido”, confiesa.
Por paulo ferreyra especial para corrienteschamame.com
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La tarde estaba con sol a pleno aunque el clima era algo fresco.
Pasé por la galería, los árboles y las plantas empujan un aire diferente
en medio de la ciudad capitalina, las hojas de una palmera acompañaban
un chamame que sonaba desde muy lejos, vaya a saber de dónde.
Charlamos con Alfredo con la energía de personas que
ya se conocen. El entrevistado quiso saber de donde era y ahí nomás me
mostró fotos de mi pueblo y el pergamino firmado por el intendente de
San José certificando el paso “de María y don Éllero por tierra
misionera”.
Comenzamos después a recorrer con las fotos los distintos pueblos de
Corrientes. “Mira esta foto – dice con cierto orgullo – si vos pensabas
que sólo había supermercados. Este es un boliche en Mercedes, el
bolichero detrás de la reja, un señor que trae un cordero para cambiar
por mercadería, otro que toca el acordeón durante todo el día por una
guampada de vino. Existen estas cosas todavía, tengo fotos de otros
rincones de la provincia”.
Alfredo tiene un amplio mueble donde cientos de cuadernillos de fotos
dan fe de su paso por cada localidad de la provincia. “Siempre
acompañando a María, es ella quien recorre cada pueblo de esta tierra
hermosa”. Alfredo lleva a María pero siempre entabla conversación con
el pueblo y así se va empapando de las historias y vivencias del pueblo.
Hace más de dos años donó objetos para el Museo del Chamame de Curuzú
Cuatiá, su pueblo natal. Ahí está la cama donde murió Isaco. “Isaco
murió acá – afirma – estuvo su última semana de vida contándome
historias que sólo quedaron grabadas en mi memoria”.
Es difícil poner un orden para la charla, dejé de lado mi cuaderno y
me dejo llevar por los caminos de Alfredo. “Estuve en el lugar más
austral del mundo, en el faro del fin del mundo. Todo lo tengo
documentado – advierte y saca fotos y certificados que testifican su
paso por el lugar. En cada pueblo donde fui siempre hay un correntino.
Estoy muy orgulloso por los caminos que recorrí”.
El libro de Alfredo está en proceso. Hojas guardadas en perfectos
folios y una introducción ya escrita por Piñeyro, hay mucha información
sobre cada departamento de la provincia, sus ríos, sus parajes y todos
los datos abierto como un arcoíris. “Estoy escribiendo este libro hace
mucho tiempo, no encuentro quien pueda editarlo – Cultura Cero,
autoridades competentes también cero. Estoy desilusionado con las
autoridades pero no conmigo”, advirtió.
Alfredo Éllero recorrió cada pueblo con su caballo y sostiene que
nunca pidió nada. Entre las fotos encontramos a un joven Alfredo en
bicicleta, fue corredor de bicicleta, árbitro de boxeo, chofer de
colectivo. Ha hecho tantas cosas en la vida que es imposible detener el
tiempo para contarlo.
Este libro fue un consejo de Julián Zini, pero “el me dijo que
escriba mis cabalgatas con anécdotas, pero después Piñeyro me dio otra
mano para ir preparando el libro, localidad por localidad. Cada hoja de
estas me sale $10, y no tengo tanta plata. Me cuesta mucho hacer todo
esto. Yo no entiendo de computadoras. Hago un departamento por mes. Me
cuesta mucho hacer esto. Pero tengo confianza en que voy a terminar
este libro”.
Por momentos Alfredo recuerda algo y busca otras fotos. El silencio
que reina en el patio entra, se instala, Alfredo piensa y luego vuelve
al interior. “Está muy dura la crisis en el interior de la provincia.
Allá se nota mucho más. General Paz era el emporio de la mandioca, del
algodón, del tabaco. Hoy nadie planta nada. En Caa Cati nadie planta.
Para que vamos a trabajar me dice un viejito si con los planes ahora
tengo lo mismo, los certificados de embarazo, después que el médico le
da el certificado echan el bebe y siguen cobrando por el embarazo. Esto
no me lo contaron, yo lo veo en el interior, recorriendo cada pueblo,
cada paraje de la provincia”.
Alfredo Ellero dice que quiso unirse al grupo de escritores de la
provincia pero no le dejaron. “Los escritores me tratan de mentiroso,
pero como si tengo pruebas, con qué necesidad voy a mentir. Tengo
pruebas de lo que digo. Enrique Piñeyro es todo para mi, su apoyo
significa mucho para mí.”.
María
“Te cuento que en 1995 había dejado el caballo por un tiempo. Trabajaba por ese entonces en una empresa de colectivos como conductor. Con el micro chocamos el 24 de febrero de 1995 en Gualeguaychu, a las cuatro menos diez de la mañana. Chocamos de frente con un colectivo y un auto, la noticia sale en todos los medios nacionales y provinciales, 11 muertos hubo esa madrugada. A mi casa llega Gendarmería y le dice a mi esposa que vaya a buscar el cuerpo”. Alfredo se toma una pausa, respira, su camisa manda larga es de color clarito, sonríe y vuelve con sus ojos humedecidos.
“A las cuatro horas del accidente estaba en la morgue. Cuando me encajonan veo a María en un azulejo blanco, baila y se ríe. “Cómo vas a tener cinta si vos tenés un manto”, le digo. Cuando vienen para sellar el cajón yo levanto este brazo”. La virgencita es todo para mi, sostiene y cuenta que después lo llevaron al hospital y que a los dos meses pudo caminar. “Cuando ya estaba bien me voy a Itatí, ahí me recibe el cura que siempre me recibía. Tuvimos un diálogo breve y ellos me dan la virgen de Itatí para que pueda recorrer la provincia. “Siempre me bendice la Virgen por eso sigo caminando”, advierte.
Año más tarde fue el entonces subsecretario de cultura Norberto Lischinsky quien se acerca a Alfredo para proponerle que entre a la Fiesta Nacional del Chamamé con la imagen de la virgen de Itatí. “Vamos hacer esto por el chamamé Alfredo – dijo Norberto – desde entonces cada año ingreso a la Fiesta chamamecera con la imagen de María”.
Difusor chamamecero
En el andar diario de Alfredo Ellero además de investigar y recorrer la provincia, todavía le alcanza el tiempo para hacer un programa de radio en su pueblo, Curuzú Cuatiá. “Tiene la particularidad de que van doce temas con doce historias o anécdotas chamameceras”. Ahora deja de lado por un momento las fotos y pone sobre la mesa la producción del programa. “Todo está armado prolijamente, tengo todo anotado para no olvidarme, hasta los saludos voy anotando”, comenta.
El programa se transmite de 9 a 12 del mediodía los días domingo, justo al cumplir los ocho años y nueve meses se va a retirar. “Lamentablemente tengo que dejar el programa, hacer cinco horas de viaje y dormir en casa de amigos, andar de aquí para allá durante estos 8 años fue increíble pero mi cuerpo no resiste tanto sacrificio”.
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