El
periodista, escritor y profesor de danzas folclóricas
Elvio Alegre, de General San Martín sostiene que en sus audiciones radiales era un
tradicionalista, “pero entendí que los tiempos avanzan y hay que aceptar los
cambios”, advierte. Hace poco
menos de una semana nos reunimos en la comodidad de su casa, pasada las diez de
la mañana, para hablar sobre su programa radial “Con la Patria en la piel”. Además abordamos con amplitud su experiencia en Cosquín y la
referencia de su libro “Sanmartiniano y Zapallarense”.
Por
paulo ferreyra especial para corrienteschamame.com
Elvio
Alegre recibe a este cronista en su casa, tras el saludo inicial pasamos a su
estudio. Los discos y los libros
son testigos de la entrevista. Hay
mucho silencio en la casa, tanto que es posible escuchar cuando se enciende el
grabador. Elvio conduce el
programa “Con la Patria en la piel” por FM Express, de General San Martín –
Chaco, de lunes a viernes de 16 a 18 hs.
- ¿Cómo
y por qué nace el programa folclórico?
Te cuento que esto es una vocación. Desde muy jovencito, desde los 15 años
ya me di cuenta que me gustaba subir a los escenarios, hacer las presentaciones
de mis compañeros y amigos, era de locutor o maestro de ceremonia. Esto comenzó como un juego pero después
fue creciendo. Ese fueguito de no temblarme el pulso a la hora de hablar en
público lo tenía desde muy temprana edad, ese fueguito no lo tiene todo el
mundo. A partir de ahí comienzo a
recibir propuestas de algunos empresarios, que tenían medios de transmisión, de
alto parlante y autos de publicidad rodantes, venían a mi casa y yo tenía 15 o
16 años y me proponían trabajar en la difusión de lo que ellos hacían. Recuerdo que hacía propaganda del cine
o de los bailes que se hacían en nuestro pueblo San Martín.
Rápidamente
comienzo a darme cuenta que esto que lo hacía como un hobby también me ayudaba
en la economía. Al poco tiempo que
me había visto un señor para que le haga publicidad rodante, en un auto, al mes
y medio más o menos, viene otro empresario. Este último venía a buscarme ahora y tenía una red de
altoparlantes, quería que trabajara para él. Ahí nace el locutor.
-
¿Cómo era esa red de altoparlantes?
La red de
alto parlante tenía una cabina de transmisión como una radio, como una pequeña
radio, nada más que una persona manejaba todo. Teníamos dos discos, el micrófono y hacíamos la
publicidad. Ahí comencé a crear
programas de folclore, lo mío siempre fue el folclore, porque paralelamente a
que me gustaba la locución me gustaba el arte del folclore. Debo agregar que soy profesor de danzas
folclóricas, desde niño bailaba folclore.
Rápidamente
fueron las dos cosas por la misma vía, la locución y el folclore, así fue como comencé con el programa de
radio. Escribí en su momento, que
cuando me iba a conducir un espectáculo folclórico por momentos conducía
y, por momentos bailaba folclore.
- En
el programa radial conviven distintos géneros folclóricos como el chamame,
zamba, chacarera, ¿dónde se siente más cómodo?
A mí me
gusta todo tipo de música. En mi
casa escucho música clásica, música sinfónica. Me gustan todos los géneros musicales, ahora dentro de
nuestra música me gusta el tango y eso que no soy de la generación del
tango. La guardia vieja es del
tango, nuestros padres y nuestros abuelos eran de esa guardia. Yo soy del folclore, soy de la década
cuando aparece Cosquín allá por el 61, tenía 12 o 13 años cuando arranca ese
movimiento. Soy de esa generación
del folclore y la música popular.
En mí juventud me gustaba la música de Palito Ortega, Sandro, entre
otros. Sin embargo siempre estaba
esta inclinación por el folclore, esto lo llevo en el cuerpo.
- En
su programa radial hay un segmento dedicado a la Historia, ¿por qué?
En primer
lugar porque a mí me gusta la historia.
Al conductor le tiene que gustar algo y tiene que prepararse para luego
decirlo en la radio. Después descubrí que a la gente le gusta conocer la
historia, en el trayecto del horario del programa incluí preguntas y respuestas
sobre historia. Grata sorpresa me
llevé cuando los oyentes comenzaron a llamar por teléfono y a responder las
preguntas. La historia que vuelco
en el programa siempre es sobre nuestro país, dependiendo de las circunstancias
algunos temas sobre Latinoamérica. Con el paso del tiempo ya he conseguido
auspiciantes del segmento de historia.
Cosquín
fue una revolución social y musical
-
Cosquín fue una revolución para el folclore.
En la
década del 60, cuando nace Cosquín, había una revista sensacionalista y
amarillista que se llamaba Así. Esta
material gráfico que nos llegaba traía fotos de los acontecimientos policiales
con fotos en primera plana. Pero
en esa revista también venían fotos de lo que ocurría en Cosquín. Cosquín fue un fenómeno. La gente durmiendo en las calles
utilizando el borde del cordón cuneta como almohada, durmiendo en la calle, no
había hospedaje, no había hoteles.
Cosquín nace humildemente en esa plaza Prospero Molina. Invitan a todas las provincias para ir
a Cosquín y todos van, desde distintos puntos van enviando sus
delegaciones. La gente comenzó a
interesarse y se fueron pero se encontraron con una ciudad muy pequeña, con muy
pocos servicios.
Recuerdo
bien que me habían impactado las fotos de la revista “Así”, viendo a la gente
durmiendo en la calle y por todos lados.
Después escuchaba por radio El Mundo de Buenos Aires la transmisión de
Cosquín hasta las dos o tres de la mañana. Todo eso fue quedando acá en el corazón. Eso fue una gran revolución
social y musical en el folclore.
Se instaló en esa década del 60 y fue el furor.
-
Pocho Roch, uno de los referentes del género chamamecero en más de una
oportunidad deslizó que Córdoba no tenía música propia. ¿Usted qué piensa?
Los
organizadores de Cosquín tuvieron la suerte de que les fue bien en su
convocatoria. Lo bueno es que hicieron una convocatoria nacional, desde una
comisión municipal, muy humildemente, fueron invitando a todas las provincias a
participar del festival. El
escenario al principio tenía ocho por cuatro, era muy chico, porque lo
instalaron en la ruta. En el
pueblo tuvieron que hacer un desvío para que la ruta continúe su camino. Hacer un escenario en el medio de una
ruta fue una cosa insólita y rompiendo con las reglas.
Al
Festival comenzaron a llegar delegaciones de distintas provincias y artistas
que después fueron grandes figuras.
Horacio Guaraní y los Chalchaleros fueron los que estuvieron en el
primer festival, allá por enero del 61. Posteriormente Mercedes Sosa. Horacio venía con su trayectoria, pero
después explota en todo el país. Los Chalchaleros prácticamente residían en
Córdoba, eran muy conocidos por los estudiantes y eran número puesto y fijo
para ese primer festival. Jorge
Cafrune también aparece en ese festival.
Jorge fue el que llevó a Mercedes Sosa, en el segundo o tercer festival.
- ¿Ha
tenido oportunidad de ver o conocer las repercusiones de la Fiesta Nacional del
Chamame en Corrientes?
Al decir
verdad no tengo mucha información, lo elemental que puedo decir es que sé que
hubo algunas reacciones encontradas con el Chamamé Reve que se realizó en la
costanera de Corrientes. A los
defensores de la tradición no les gustó mucho eso. Debo reconocer que yo
mismo soy muy tradicionalista, pero me tuve que abrir porque entendí que
lo tiempos avanzan.
-
¿Cómo se da esa apertura de conceptos musicales?
Cómo no
me voy a abrir mentalmente si un escritor e historiador como Félix Luna, ya fallecido, a quien tuve la
oportunidad de entrevistarlo en Cosquín me manifestó en su oportunidad, “no
podemos estancarnos en aquel poeta de los primeros años que le cantaba a la
mama que se quedaba en el rancho. El mundo avanza y tenemos que reconocer los
tiempos que vivimos hoy. Entonces
– advertía - bienvenida esta juventud que trae nuevos ritmos sin dejar de lado
la raíz”. Él aceptaba ese
movimiento nuevo que se venía en el folclore argentino.
-
Volviendo a lo que mencionaba antes, ¿Cosquín no tenía referentes musicales
cuando arranca el festival?, eso llevó su tiempo.
Con
respecto a Cosquín es necesario aclarar que es un epicentro donde se defiende
mucho la cultura Quichua. Hay dos
grandes culturas en esta parte de América, una es la cultura guaranítica y la
otra es la cultura Quichua.
Nosotros imaginariamente tenemos un mapa donde nos vamos hasta Sáenz
Peña, hasta ahí llegamos con lo guaraní y de ahí para adelante, está la cultura
Quichua. La cultura Quichua vino
del Perú y se instaló en Santiago del Estero, hasta Charata y Las Breñas, en
esa zona vos hablas con los chicos y ellos te hablan del chango aquí y el
chango allá, no existe el mita`i.
Ahí está el límite de la cultura guaraní y quichua.
Lógicamente
que Cosquín, más allá de su convocatoria nacional, se ha inclinado por su cultura, que es la cultura Quichua
que está en Córdoba. Además promocionan a los artistas del norte y noroeste del
país. Artista de Salta, Tucumán y de las provincias aledañas, se siente como
pez en la pecera ahí en Cosquín.
En Santa Fe, Chaco o Corrientes todo ese potencial se diluye porque
entra lo nuestro, entra el Chamame, el Rasguido Doble, la Chamarrita, la
Charanda. A la inversa nos pasa a
nosotros cuando vamos a Cosquín, nos encontramos con un paredón de toda esta
música y nos cuesta mucho entrar.
-
Justamente de ese potencial quería hablarle, por dónde pasa el problema de que
toda esta riqueza no esté en Cosquín, es un problema nuestro o un problema de
los coscoinos.
Hoy por
hoy creo que el chamame ha ganado nuevo terreno. Porque aquella etapa de los
grandes “Taitas del Chamamé” como Cocomarola o Montiel, ellos produjeron una
generación base para la raíz chamamecera.
El chamame tuvo un bajón y ahí apareció Cosquín con su aporte. Por eso a mí me parece excelente
que siga estando y creciendo la Fiesta Nacional del Chamame para que sea el
otro gran monumento de la música folclórica del país. En ese sentido es importante el empresario o la visión
empresaria que tienen los organizadores, hay que abrir las puertas del género.
“No
consultaron al pueblo para cambiar su nombre”
Elvio
Alegre escribió un libro sobre la historia de General San Martín –Chaco. “Sanmartiniano y Zapallarense”, es el título de su obra. Ahí cuenta que la idea del libro
“surgió para mi familia, para mis hijos y para mis nietos. Quería contar cosas
que había vivenciado desde que tengo memoria. Cuando me di cuenta que había
escrito bastante comienzo a mostrar a mi familia y mis amigos. Hasta que un
amigo me dijo “esto me acaricia el alma, he vivido muchas cosas que están acá,
hay que hacer un libro para todo el mundo”. Entonces comencé a gestionar y buscamos una fecha propicia
para que salga el libro y fue cuando en San Marín cumplimos 100 años. Fue la fecha ideal, apareció el libro
contando cosas del pueblo. Junté recopilaciones del pueblo, del cine, los medios
de comunicación, las peñas. Además
director de la escuela municipal de folclore y fueron alumnos míos varias
generaciones.
- En
el libro está un poco esta historia del cambio de nombre de El Zapallar a
General San Martín, un gran absurdo de nuestra historia.
Mira que
pasó más de 50 años que se cambió el nombre de nuestro pueblo y todavía perdura
en la memoria de la sociedad el nombre de EL Zapallar. Te cuento un anécdota, me encontré con
Horacio Guaraní en Castelli, cuando me acerco para realizar una entrevista y le
menciono nuestro pueblo él se dá vuelta y me dice “Dirás El Zapallar”. –Risas mediante - Cómo iba a esperar
que él conozca el nombre de nuestro pueblo. Entonces hablamos y me dice “ya pavimentaron las calles,
cuando anduve por ahí eran todas calles de tierra”, me llevé una sorpresa
espectacular.
Algunos
dicen que debemos volver al nombre de El Zapallar, creo que a eso no se puedo
volver. Es mejor que quede nomás como anécdota, porque sería hacer crecer esa
confusión que hay sobre nuestro pueblo.
-
¿Cree que fue acertada aquella decisión de cambiar el nombre?
Me
parece que no. Los políticos hacen y deshacen, al poder político se les ocurrió
cambiar el nombre y así lo hicieron. No hubo una consulta popular para
cambiar el nombre de un pueblo. Un
diputado propuso cambiar el nombre porque se vio afectado por sus colegas que
lo cargaban por que era de El Zapallar.
Además el Gobernador en ese momento también era de este pueblo, era de
la misma fuerza política, y le pusieron el nombre de un prócer. La hija del gobernador me dijo que
antes había una fiesta de colectividades, y que la Argentina pasaba
desapercibida, entonces dijeron vamos hacer algo para darle fuerza a la nación
con el nombre del prócer más importante de la historia argentina. Comienzan así a surgir distintas
versiones, que no hay que desecharlas, hay que escuchar a todos.