El poeta Aledo Luís Meloni cumple el primero de
agosto 100 años de vida. “Cumplir años no es ninguna hazaña. Es una cosa natural”, manifiesta el
escritor. “Les confieso que estamos
contentos. Pero le aseguro que no es tan
feliz cumplir tantos años. Porque llegar
a tantos años vividos, a tantos días vividos también tiene su contra”,
advierte. El mes de julio nos regaló una
tarde de clima cálido y nos sentamos en la vereda de su casa, por la calle Don
Bosco en Resistencia, Chaco. Hablamos de
la vida y la literatura, de los que ya no están y los que vendrán. “La
amistad es lo mejor que hay. La amistad
ayuda a vivir”.
Por paulo ferreyra
Era
una tarde de sol radiante. Aledo Luís Meloni no parece que fuera a
cumplir 100 años de vida. Esta sonriente
como en cada encuentro que tuvimos. El
sol pega en su rostro, saluda a sus vecinos, el comienza haciendo preguntas y
se interesa por saber qué es un portal de internet.
Para
este cumpleaños tan especial vienen algunos amigos y familiares que estaban
dispersos. “Lo primero es la reunión
familiar”, advierte. “Vienen parientes
de Buenos Aires, los hijos organizan la reunión familiar. Yo no hago nada. Yo cumplo años”, desliza y suelta una sonrisa.
“Ojo,
hay que llegar todavía, faltan unos días todavía”. Aledo es simple como su poesía. Al igual que la flor silvestre sus palabras
están ahí, cargadas de tanta energía que es difícil traducir en palabras. Compartir una charla con él es volver a sonreír,
volver a la vida, un paseo a las pequeñas grandes cosas de la vida. “La amistad es lo mejor que hay. La amistad ayuda a vivir”.
La
familia del poeta era numerosa. “Nosotros
éramos nueve hermanos. Mi papá murió a los 37 años. Creo que si hubiera seguido vivo llegamos a
los 18 hermanos”, dispara y la sonrisa dibuja en su rostro un niño hombre. “Mi mamá no volvió a casarse. Trabajábamos en el campo. Yo llegué ser maestro y vine a trabajar al Chaco. En esta provincia hice mi vida. Me queda un solo hermano en Buenos Aires que
vendrá para mi cumple años, creo que tiene 92 o 93 años”. La estadística de la familia marca que una de
sus hermanas llegó a cumplir los 103 años.
Aledo
Meloni dice que hace muchas cosas, pero que cada vez escribe menos. “Leo a los autores nuevos, hoy en día se publica
mucho. Hay nuevos poetas. Hay una nueva
generación con lenguaje diferente al mío.
Yo soy de la generación del 40 y ellos están en el 2012. La poesía evoluciona en su lenguaje. Aunque la poesía es siempre la misma en el
sentido de que es expresión de belleza pero el lenguaje varía y varían también
los gustos del lector”.
“Siempre
me regalan libros. Tengo buena relación con los escritores jóvenes. He
procurado siempre alentar a los poetas.
Hay que buscar lo bueno en cada poesía, donde no hay bueno hay que
aconsejar. Hay que leer los buenos
poetas para aprender, para mejorar el lenguaje. Hay que ayudar y alentar a los
jóvenes. Hay que ayudar con lo que uno
puedo. La poesía se llega por la propia
inspiración y por la buena lectura de los buenos poetas que enseñan a escribir. A través de los buenos poetas usted le
encuentra el motivo, la manera de expresarse y encuentra un lenguaje que varía
de acuerdo al poeta. Una buena lectura
enseña. Los talleres literarios enseñan
a escribir. Pero los talleres literarios no crean poetas, los poetas son otra cosa”.
Este
periodista es un confeso admirador de Horacio Quiroga. Encontrarme con Aledo Meloni es volver a
escuchar sus observaciones sobre la obra del escritor Uruguayo. “Creo que a Horacio Quiroga se le fue la mano
con “La gallina degollada”, dispara y nos sumergimos en la literatura
nuevamente.
Una
señora nos interrumpe por un momento preguntando si había algún diabético en la
cuadra, pues estaba buscando pacientes para atender. “Bueno debe ser en la casa de al lado, aquí
en esta casa no hay diabéticos”, dispara y una sonrisa cómplice se dibuja en su
rostro. Después de la pausa vuelvo al
tema que me trajo hasta su casa.
- Hoy me acercó hasta Usted el hecho tan
importante en la vida como es su cumpleaños
Escúcheme
– interrumpe el poeta y continúa - Cumplir años no es ninguna hazaña. Es una cosa natural. Cumplir es sumar unas cuantas cosas
naturales. Le confieso que estamos
contentos. Pero le aseguro que no es tan
feliz cumplir tantos años. Porque llegar
a tantos años vividos, a tantos días vividos también tiene su contra. A lo largo de los años uno se ha ido quedando
sólo en este mundo. La mayoría de los amigos se han ido. A pesar de estar rodeado de los parientes, de
los hijos, los nietos y los bisnietos, son otro tiempo. El tiempo de uno era cuando estaba Guido
Miranda, Pedro Chávez, Rivero Sosa, entre tantos otros. Esa era mi época. No
queda nadie de ellos, sólo dos o tres. A veces uno está solo en medio de
innumerable gente, porque es otra edad, otra época, la de uno con respecto a la
gente de ahora.
- En estos últimos años los homenajes hacia
su persona y su poesía se han multiplicado, ¿qué piensa al respecto?
Con
respecto a los homenajes saqué hace un tiempo una nota en el diario Norte. Los homenajes decía en esa nota, los
homenajes son como el incienso. Si usted
le hecha mucho incienso a una persona termina por ahogarlo. No hay porque homenajear. Cumplir años no es
ninguna hazaña. Cumplir años es algo
natural. No hay nada extraordinario.
- Tanto en la Feria del Libro del Chaco y
Buenos Aires Usted resaltó que no debemos olvidar a los otros escritores
chaqueños, ¿por qué?
Sucede
que los homenajes suscriben a una sola persona.
Hay que incluirlos a todos, ¿por qué a los otros no? Especialmente
hay que incluir a los escritores que ya no están. María Eloísa Zamudio fue una poetisa que
siempre la comparo con Alfonsina Storni. Zamudio no era inferior a Storni. Porque Alfonsina Storni estuvo en Buenos
Aires con los diarios a su disposición y Zamudio era una humilde maestra del
chaco. Como poeta no era inferior. Con
Guido Miranda hicimos una selección de sus poemas y se escribió el libro La Lámpara y el leño, donde se puede apreciar
la poesía de esta gran escritora que falleció en la década del 60.
- ¿En estos años la escritura o la lectura
cómo juegan en la vida?
La
lectura sirve si usted quiere recordar. Cada copla tiene su época, su
tiempo. Ya casi no escribo. Ya se
escribió lo que se pudo escribir. Releyendo se revive. Porque cada poema ha sido un instante, una
emoción, un recuerdo, hay algo en cada poema.
Si usted lo lee reviven esas cosas. Revivir esas cosas trae la nostalgia
de lo que se ha perdido, de lo que ya no existe.
-Su última publicación fue un libro de
coplas, ¿escribe coplas ahora?
Escribo
coplas porque poemas ya no escribo.
Escribo coplas porque es una costumbre, costumbre de grillos digo
yo. El grillo canta porque canta. Uno
escribe porque escribe, es una manera de andar.
Siempre alguna copla viene.
- Hace poco tiempo Rolando Cánepa había
manifestado que admiraba de Usted la sencillez de su lenguaje, que es algo
difícil de conseguir
No al
contrario – advierte Meloni e interrumpe -.
Lo fácil es escribir sencillo, lo difícil es escribir en difícil. Lo mío no es una poesía difícil. La poesía tiene un lenguaje al alcance de
todo el mundo. Los grandes poetas escriben en difícil porque ellos están en
otra atmósfera, podríamos decir. Yo
estoy con los pies en la tierra, yo escribo para la gente, otros escriben para
los ángeles o para los sabios. Mi poesía es para toda la gente y no podría
escribir de otra manera.
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