miércoles, 18 de julio de 2012

“La política de los indígenas debería ser federal”


El destacado narrador y ensayista Adolfo Colombres estuvo ayer en el lanzamiento del “II Congreso Internacional sobre Lenguas y Dinámicas Identitarias”.   El auditorio de las Casa de las Culturas en Resistencia, Chaco, estaba colmado con estudiantes, docentes, autoridades provinciales y nacionales.  En este contexto en la ponencia inaugural Colombres abogó por “América como Civilización Nueva”.


Por paulo ferreyra


En el “II Congreso Internacional sobre Lenguas y Dinámicas Identitarias” se realizarán jornadas que incluyen diversas actividades como conferencias, talleres, mesas de trabajo y seminarios.  Se realizarán hasta el viernes 20, en las instalaciones de la Casa de las Culturas, en Resistencia. 


En la apertura del congreso tuvo la palabra la presidenta del Instituto del Aborigen Chaqueño la señora Andrea Charole quien instó a “presta vital importancia a los niños a los jóvenes.  Somos indígenas y estamos vivos”. 
Después de la presentación y discurso de las autoridades provinciales y nacionales fue el turno de la primera ponencia del Congreso.  Minutos antes de su alusión, Adolfo Colombres dialogó con este cronista. 


- ¿Su ponencia hoy se central sobre el concepto de la nueva civilización americana?


La ponencia está centrada sobre América como Civilización Nueva.  Es decir lo que es el americanismo por un lado y lo que podríamos llamar la opción civilizatoria.  En Bolivia y Ecuador estamos viendo que hay una opción por américa donde consagran el pensamiento del buen vivir que viene de los indígenas.  Ahora bien en la práctica debe seguir todo un desarrollismo que vemos que en Argentina es totalmente contrario, aquí se sigue propiciando la acumulación, se siguen haciendo grandes himnos al consumo y todo eso va en contra de esos principios constituciones.

Ahora bien el esfuerzo debe ser de todo.  En estos principios que se fijan desde Bolivia y en Ecuador se propone una América Nueva. Ellos proponen una vida más racional, cuidando más los recursos, buscando lo sustentable o por lo menos haciendo tránsitos lento hacia lo sustentable.  Esto no quiere decir que en estos países se estén haciendo las cosas muy bien, tanto en Bolivia como Ecuador se siguen depredando parques nacionales.

Creo que en el fondo de la cuestión está la opción civilizatoria.  Es decir, de qué civilización estamos hablando, de una civilización propia que se va a manejar con principios filosóficos diferentes o vamos a ser americanos prendidos de los conceptos de un capitalismo tibio.  Es necesario buscar un socialismo del S. XXI.  Alguna forma de salvar a la humanidad porque de lo contrario vamos camino a nuestra destrucción.


- En este “II Congreso Internacional sobre Lenguas y Dinámicas Identitarias” se vuelca la mirada sobre la población originaria. En relación a esta América Nueva, ¿cree que la grande deuda de los países de América latina es la reforma agraria que ningún gobierno popular pudo llevar a cabo?

Sucede que aquí en Argentina, por ejemplo, la reforma agraria es al revés.  En los últimos veinte años se han perdido 300 mil unidades productivas.  Los arrendamientos rurales el 55 por ciento son hechos por terratenientes.  El  vínculo que existía de los campesinos o aborígenes sin tierra que se arriesgaban a arrenda una tierra no existe.  Esas mismas tierras se las venden o alquilan a los terratenientes que quieren expandir los productos de exportación.  Con lo cual volvemos a plantear  de qué civilización estamos hablando. Tenemos que cambiar y hacer una opción civilizatoria, que implica un punto de vista cultura muy importante.  Porque de lo contario queremos defender américa pero con los patrones del consumo.  Incuso desde el gobierno nacional a cada instante se están lanzando planes de consumo.  Parece que tenemos una filosofía de vida montada en el consumo.  

No se puede hacer del valor supremo de la vida el consumo.  Hay que hablar de otros valores.  No pasa por el tener sino por el ser.  Los originarios no tienen nada y sin embargo tienen la vida cifrada en el ser.  De ellos tenemos que aprender mucho si queremos salvar a la humanidad.


- Volviendo a este Congreso.  Hace muchos años que Usted trabajo con las culturas de américa latina.  ¿Dónde se produce el quiebre para que provincias como Corrientes y Chaco pongan como lenguas oficiales sus idiomas nativos?

Esos son reivindicaciones lentas que se están haciendo en algunas provincias no en todas.  No te olvides que tenemos la Declaración Universal de la Diversidad Cultural lo cual te exige implementar ciertas políticas en este sentido.  El mundo se va sensibilizando, desde que yo empecé allá por los años 70 tanto los indígenas como los del otro bando tenían lenguajes muy primarios.  El gobierno no disponía de recursos, los ignoraba y aplicaba el silencio a los temas de los pueblos originarios.  No todas las provincias están iguales.  En Formosa hubo una parte cultural pero no avanzó mucho en el tema de sus comunidades aborígenes. 

La política de los indígenas debería ser federal como es en Brasil o Estados Unidos.  No debe quedar sujeto a la voluntad de cada provincia.  Por ejemplo, en Salta la política sobre los pueblos indígenas es correrlo de las tierras.  Acá en el Chaco se están haciendo muchas cosas pero la mitad del a superficie agrícola está ocupada por la soja.  La soja es depredación, para algo que no consume nuestra población, ni siquiera nuestros chanchos, van para los Chinos.  Hay que defender la soberanía alimentaria.  Nadie pone en cuestionamiento este tipo de economía. 

- En el marco del Congreso se pone la mirada sobre el docente.  ¿Usted cree que el docente es la clave para cambiar y propiciar una américa nueva?

Es un instrumento, de alguna manera queremos proponer y vamos hacer una experiencia con lo que llamamos maestro de cultura oral.  La intención es incorporar a personas de más de 45 años que tiene la cultura de la palabra viva, personas que no han pasado por el ámbito académico.  Ellos pueden enseñar con un sistema paralelo, no auxiliar.  Hay una nueva oralidad que viene desde los medios que no representa al pueblo.  La única forma de preservar la identidad es por la vía de la oralidad.

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