El destacado narrador y ensayista Adolfo Colombres estuvo ayer en el lanzamiento del “II Congreso Internacional sobre Lenguas y
Dinámicas Identitarias”. El
auditorio de las Casa de las Culturas en Resistencia, Chaco, estaba colmado con
estudiantes, docentes, autoridades provinciales y nacionales. En este contexto en la ponencia inaugural
Colombres abogó por “América como
Civilización Nueva”.
Por paulo ferreyra
En el “II Congreso Internacional sobre Lenguas y Dinámicas
Identitarias” se realizarán jornadas que incluyen diversas actividades como
conferencias, talleres, mesas de trabajo y seminarios. Se realizarán hasta el viernes 20, en las
instalaciones de la Casa de las Culturas, en Resistencia.
En la apertura del congreso tuvo la palabra la presidenta
del Instituto del Aborigen Chaqueño la señora Andrea Charole quien instó a
“presta vital importancia a los niños a los jóvenes. Somos indígenas y estamos vivos”.
Después de la presentación y discurso de las autoridades
provinciales y nacionales fue el turno de la primera ponencia del
Congreso. Minutos antes de su alusión,
Adolfo Colombres dialogó con este cronista.
- ¿Su ponencia hoy se
central sobre el concepto de la nueva civilización americana?
La ponencia está centrada sobre América como Civilización
Nueva. Es decir lo que es el
americanismo por un lado y lo que podríamos llamar la opción
civilizatoria. En Bolivia y Ecuador
estamos viendo que hay una opción por américa donde consagran el pensamiento
del buen vivir que viene de los indígenas.
Ahora bien en la práctica debe seguir todo un desarrollismo que vemos
que en Argentina es totalmente contrario, aquí se sigue propiciando la
acumulación, se siguen haciendo grandes himnos al consumo y todo eso va en
contra de esos principios constituciones.
Ahora bien el esfuerzo debe ser de todo. En estos principios que se fijan desde Bolivia
y en Ecuador se propone una América Nueva. Ellos proponen una vida más racional,
cuidando más los recursos, buscando lo sustentable o por lo menos haciendo
tránsitos lento hacia lo sustentable. Esto
no quiere decir que en estos países se estén haciendo las cosas muy bien, tanto
en Bolivia como Ecuador se siguen depredando parques nacionales.
Creo que en el fondo de la cuestión está la opción civilizatoria. Es decir, de qué civilización estamos
hablando, de una civilización propia que se va a manejar con principios
filosóficos diferentes o vamos a ser americanos prendidos de los conceptos de
un capitalismo tibio. Es necesario
buscar un socialismo del S. XXI. Alguna
forma de salvar a la humanidad porque de lo contrario vamos camino a nuestra
destrucción.
- En este “II
Congreso Internacional sobre Lenguas y Dinámicas Identitarias” se vuelca la
mirada sobre la población originaria. En relación a esta América Nueva, ¿cree
que la grande deuda de los países de América latina es la reforma agraria que
ningún gobierno popular pudo llevar a cabo?
Sucede que aquí en Argentina, por ejemplo, la reforma
agraria es al revés. En los últimos
veinte años se han perdido 300 mil unidades productivas. Los arrendamientos rurales el 55 por ciento
son hechos por terratenientes. El vínculo que existía de los campesinos o
aborígenes sin tierra que se arriesgaban a arrenda una tierra no existe. Esas mismas tierras se las venden o alquilan
a los terratenientes que quieren expandir los productos de exportación. Con lo cual volvemos a plantear de qué civilización estamos hablando. Tenemos
que cambiar y hacer una opción civilizatoria, que implica un punto de vista
cultura muy importante. Porque de lo
contario queremos defender américa pero con los patrones del consumo. Incuso desde el gobierno nacional a cada
instante se están lanzando planes de consumo.
Parece que tenemos una filosofía de vida montada en el consumo.
No se puede hacer del valor supremo de la vida el
consumo. Hay que hablar de otros
valores. No pasa por el tener sino por
el ser. Los originarios no tienen nada y
sin embargo tienen la vida cifrada en el ser.
De ellos tenemos que aprender mucho si queremos salvar a la humanidad.
- Volviendo a este
Congreso. Hace muchos años que Usted
trabajo con las culturas de américa latina.
¿Dónde se produce el quiebre para que provincias como Corrientes y Chaco
pongan como lenguas oficiales sus idiomas nativos?
Esos son reivindicaciones lentas que se están haciendo en
algunas provincias no en todas. No te
olvides que tenemos la Declaración Universal de la Diversidad Cultural lo cual
te exige implementar ciertas políticas en este sentido. El mundo se va sensibilizando, desde que yo
empecé allá por los años 70 tanto los indígenas como los del otro bando tenían
lenguajes muy primarios. El gobierno no
disponía de recursos, los ignoraba y aplicaba el silencio a los temas de los
pueblos originarios. No todas las
provincias están iguales. En Formosa
hubo una parte cultural pero no avanzó mucho en el tema de sus comunidades
aborígenes.
La política de los indígenas debería ser federal como es en
Brasil o Estados Unidos. No debe quedar
sujeto a la voluntad de cada provincia.
Por ejemplo, en Salta la política sobre los pueblos indígenas es
correrlo de las tierras. Acá en el Chaco
se están haciendo muchas cosas pero la mitad del a superficie agrícola está
ocupada por la soja. La soja es
depredación, para algo que no consume nuestra población, ni siquiera nuestros
chanchos, van para los Chinos. Hay que
defender la soberanía alimentaria. Nadie
pone en cuestionamiento este tipo de economía.
- En el marco del
Congreso se pone la mirada sobre el docente.
¿Usted cree que el docente es la clave para cambiar y propiciar una
américa nueva?
Es un instrumento, de alguna manera queremos proponer y
vamos hacer una experiencia con lo que llamamos maestro de cultura oral. La intención es incorporar a personas de más
de 45 años que tiene la cultura de la palabra viva, personas que no han pasado
por el ámbito académico. Ellos pueden
enseñar con un sistema paralelo, no auxiliar.
Hay una nueva oralidad que viene desde los medios que no representa al
pueblo. La única forma de preservar la
identidad es por la vía de la oralidad.
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