Este
es el título del nuevo disco que Raúl
Barboza presentó días atrás en Resistencia Chaco. Fue una noche fría plagada de recuerdos,
emociones, donde el músico compartió nuevas canciones y clásicos del género
chamamecero. “Poco a poco la vida me está trayendo a la Argentina, de la misma manera
que una vez me empujo a otros horizontes”, resaltó el músico en diálogo con
su público. En la velado lo acompañaron Roy Valenzuela en contrabajo y Nardo Gonzáles en guitarra.
Por paulo ferreyra
El
jueves pasado 19 de Julio hacía frio.
Había poca gente por las amplias veredas de Resistencia. Cerca de las 21 el hall del Teatro Guido
Mirando comenzó a poblarse de gente.
Unos minutos más tarde abrieron las puertas y el público comenzó a
ingresar lentamente a la sala.
Pasada
las 21.30 la sala estaba colmada. Había
jóvenes y personas mayores, no había niños.
La paquetería de algunos espectadores contrastaba con los sonidos de la
selva que fuimos a buscar es esta noche de invierno. Una voz en off dio la bienvenida a esta vela
e invitó a apagar los celulares.
Un
manto cubría la sala y el escenario brillaban luces de colores. Primero ingresó
Roy Valenzuela, contrabajista,
después Nardo Gonzáles guitarrista y
finalmente Raúl Barboza. El fuelle corrió intensamente y la
comunicación quedó establecida por la música.
Después
del segundo tema Barboza corrió el micrófono y tomó la palabra. “Buenas noches. Ahora los saludo en esta ciudad de las
esculturas y de las culturas”. Presentó
inmediatamente a sus músicos y agregó, “hoy he comenzó este encuentro
saludándolos con el lenguaje del espíritu.
Con el lenguaje de la música. Cada
uno de estos temas que hemos tocado así como los que vamos a ejecutar de aquí
en más es la manera de expresarles nuestros sentimientos, nuestras alegrías,
nuestros temores, la paz y porque no la esperanzas”.
En
el medio del escenario, Raúl Barboza tomó su acordeón y levantó lentamente la
vista hacia el público. “El camba, o mi
morocho, no es un instrumento solamente, es mi compañero. Hay mucha energía dentro de esta caja. En
esta caja mágica están mis ancestros guaraníes, por parte de mi padre, están mis
ancestros europeos por parte de mi madre.
Se llevan muy bien aquí adentro. Claro,
son espíritus, y los espíritus se han alejado de la arrogancia de la
carne”.
El
primer tema que ejecutó aún no está grabado y se titula “El Aparecido”, luego
dejó corre el tema “Luz del amanecer”, título del disco que lo trajo a esta
ciudad de las culturas y de las esculturas. Volvió a correr el micrófono de su
voz y la música regó una excelente velada.
Días
antes del concierto Barboza manifestó a medios locales que “la música es
universal. Para el público en Europa y en el resto del mundo hacemos música, no
chamamé. El único lugar complicado es acá. En Argentina todavía me preguntan si
vivo de esto. Con mucha paciencia les
digo que no soy el único, que también hay otros músicos que hacen lo mismo”.
“Toqué en China, Japón, Rusia y Alemania. No son los argentinos los que van a mis conciertos. Son franceses, bolivianos y de otros países, pero van pocos argentinos”, resaltó el músico.
“Toqué en China, Japón, Rusia y Alemania. No son los argentinos los que van a mis conciertos. Son franceses, bolivianos y de otros países, pero van pocos argentinos”, resaltó el músico.
El
repertorio de la noche incluyó también clásicos como “La Calandria” y una
perlita que fue el tema “Imágenes y sonidos”.
“El mes pasado cumplí mis primeros 74 años”, manifestó el músico con lo
cual despertó los aplausos y la sonrisa del público. “Le agradezco a la vida la posibilidad de
viajar. La posibilidad de llegar a este lugar.
La posibilidad de trabajar y poder cumplir los contratos que tengo. Poco a poco la vida me está trayendo a la
Argentina, de la misma manera que una vez me empujo a otros horizontes”.
“Permítanme
contarles algo – desliza Barboza a lo que agrega - no es por tocar menos – y despierta
la sonrisa del público. El mismo
repertorio que hoy comparto con ustedes lo hago en Europa. Es la música que yo aprendí de mi padre, de mis
ancestros y de mis mayores. Recuerdo a mi padre que me decía no toques fuertes,
matiza. Matiza Raulito, me decía. Fuerte hay que tocar en los bailes cuando tienes
un micrófono para todos los instrumentos”. En ese momento cuando está hablando
Barboza de la admiración que tiene por su padre, desde la primera fila un señor
disparó.
- Toca la torcaza para tu papá
Raulito
- Claro que si chamigo –
Barboza desliza una mirada cómplice hacia sus músicos y les dice en Do
Mayor. Arrancó el tema y los aplausos
del público inundaron el Teatro Guido Miranda.
“El Pombero”
Al
igual que en las entrevistas previas a este concierto en la velada Raúl Barboza volvió a recordar a Horacio Castillo. “Con el he compartido muchas cosas acá en Argentina
y Europa. El está siempre acá. A pesar de su fallecimiento. El está siempre,
permítame que le muestre una pavada, pero significa mucho”. Barboza desliza lentamente su camba – acordeón
– y muestra que tiene pegada una foto de Horacio Castillo. El público aplaudo con absoluto respeto.
“Recuerdo
que pocos días después de su fallecimiento teníamos que viajar a Ecuador”. –
cuenta - “No quería de ninguna manera
reemplazar a Horacio. ¿Cómo hacía yo espiritualmente, hablar por teléfono,
llamar a alguien y reemplazar a Horacio? Entonces me entere que Nardo tocaba la
guitarra. Entonces le dije a Nardo, no te gustaría cambiar de instrumento, no
te gustaría tocar la guitarra. Entonces
él simplemente dejo el contrabajo y el que fue remplazado fue Nardo. El espacio libre hoy lo ocupa Roy”.
“Nardo
es un amigo hermano. Nardo va a tocar un tema que está grabado en un disco que
hice en Europa que se llama “Invierno en París”. Ese disco lo grabamos con Horacio en un
día. Para ese disco pedí que dejaran que
Horacio tocara sólo un tema. Me preguntaron porque y yo dije que es uno de los
guitarrista jóvenes más importantes de la Argentina. Horacio tocó “Pombero” y está grabado en ese
material discográfico. Hoy Nardo toca para ustedes este tema”. Raúl se levanta y en el escenario queda sólo
Nardo para tocar “Pombero”.
Sobre
el final llegó el “Tren Expreso” y clásicos del género chamamecero. Hubo aplausos y mucha emoción en una noche
donde los orígenes del litoral cobraron vida.
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