Julio Mac Donald
trabaja constantemente en esculturas con pedidos que llegan desde distintos
puntos del país y la región fronteriza. “Recuerdo que había hecho un San
Antonio de Padua para mi pueblo, Mburucuya.
Vino un sacerdote a buscarlo y ni bien vio la obra me dijo - esta obra
está humanizada”. Julio realiza Esculturas
de cuerpo entero y tamaño natural, alegorías escultóricas, bustos e imágenes
sacras. Los recuerdos se disparan en
cientos de anécdotas. En esta charla íntima repasamos su vida y su mirada del
arte.
Por paulo ferreyra
Julio junto a su obra y el homenajeado. |
La
vida en el pueblo tiene color, “el paisaje se pinta de verde”. Julio
Mac Donald confiesa que siempre ha sido un apasionado del dibujo. Se casó
con Nora allá por el año 1981, vivieron mucho tiempo en Mburucuya. Tenía una agencia de quiniela y un comercio,
y aunque esos menesteres ocuparan gran parte de su vida sus pulsiones estaban
volcadas al dibujo y el arte.
“Comencé
a trabajar en el arte a los 30 años. Era
un poco grande y lo hice empujado porque sentía que debía dar ese salto”. Julio cuenta que mientras se ocupaba del
comercio pensaba que en algún momento todo eso iba tener que dejar.
Estando
en Mburucuya se acercan a Julio para que los ayuden a realizar una
carroza. “Primero me enganchan con una cosa, después
con otro y fui armando toda la carroza – detalla – y como si fuera poco después
me piden para que arme otra carroza”.
Irasema y Pasionaria eran las comparsas de Mburucuya que contaron con el
aporte del Julio Mac Donald.
El
comercio comenzó a ahogar financieramente a Julio. “Era de dar muchos fiados a quienes me
pedían. Pero no me gustaba después andar
cobrando y pidiendo que me paguen. Esos
fiados llegaron a tener el valor de un auto en la calle”.
Después
de su actividad con las comparsas de su pueblo Julio decide junto a su familia y establecer en Corrientes. Su esposa ya era peluquera y junto a una
hermana pondrían un local en la ciudad capital.
“Mi
relación con el chamame nace por las amistades que fui cultivando durante
tantos años. Aquí mismo hay una
habitación que ahora ocupa Jorge Suligoy cuando puede y se queda en
Corrientes. Recuerdo que cuando vendimos
todo en Mburucuya tenías un Fiat 600 y ahí se trasladaba Ricardo Tito Gómez que
en casa o en el viaje componía las canciones de Marta Aquiles. ¿Te das cuanta como se va mezclando todo?”
Estando
en Corrientes Julio cambia radicalmente sus actividades. Comienza a estudiar cerámica con una vecina
que vivía a media cuadra de su casa. Celia
Cesáreo. Ella misma es quien viendo sus
cualidades lo incita a estudiar en el Instituto de Arte “Josefina Contte”.
Sobre
el final de la carrera de Bellas Artes Julio abandona la carrera. “No llegué terminar por la sencilla razón de
que no tenía tiempo para estudiar. Tenía
mucho trabajo y quería dedicarme a cumplir con los compromisos que ya estaba
asumiendo. Además había logrado lo que
buscaba que era aprender. Después
pensaba que no iba a ser docente y al decir verdad las materias pedagógicas me
costaban mucho”. La sonrisa vuelve en una
confesión silenciosa, “lo mío es la escultura y no tengo vocación de docente”.
Julio
estudio cuatro años y asimiló lo más importante del arte. Pronto comenzó a trabajar y su primera
escultura ya lleva 18 años de trayectoria, se trata de los Premios Taraguí. Después llegarían los premios convivencia y
en estos últimos años las estatuillas representativas del trabajador.
En
la casa de Julio no hay escultura y cerámicas decorativas. Algunos moldes aguardan en su taller las
manos del paciente artesano. Ahora su
actividad esta a la corrientes de los distintos pedidos que llegan a su casa
desde la ciudad, desde provincias vecinas o del exterior.
Son
tantas las obras de Julio Mac Donald que sería difícil escribir y describir a
todas. Las historias que se tejan además
en torno a la obra también se multiplican.
“Recuerdo que había hecho un San Antonio de Padua para mi pueblo,
Mburucuya. Cuando el sacerdote vino a
buscarlo y se encuentra la escultura lo miró y me dice - esta obra está
humanizada”.
“Me gusta leer
historia”
Estamos
sentados en su casa, aquí el clima es más confortante que la fría mañana
correntina. El sol riega con su luz este
espacio y sólo por un momento su esposa deja sus actividades de la peluquería
para ofrecernos algo. Bebemos algo
caliente, el grabador ya descansa porque la cinte se acabo hace un momento. “Vivo de esto”, dice Julio pero su trabajo es
el arte, sus manos recorren caminos insondables continuamente.
Julio
ha hecho monumentos de Antonio Niz, Rubén Miño, Ernesto Montiel entre
otros. Cientos de imágenes religiosas
dispersas por Corrientes y provincias vecinas llevan su nombre. En Mburucuya Julio hizo el monumento Antonio Niz y su amigo Carlos María Sánchez
hizo Eustaquio Miño. “Carlos comenzó de
la misma manera que lo hice yo, apoyado por los afectos. Hay un Belgrano que está bajo el Puente
interprovincial que es obra de Carlos”, cuanta Julio.
En
el mes de marzo se realizó un homenaje en Paraguay a la Batalla de
Takuarí. El gobierno de Corrientes
trabajó junto al vecino país en este homenaje.
Julio fue el artista que realizó el monumento donde están representados
el Tambor de Tacuarí, Belgrano y Cabañas.
“Me gusta leer historia. Para
realizar la imagen de Belgrano fue sencillo porque su figura está instalada en
la sociedad. Sin embargo en el caso de
Cabañas se sentó un precedente pues no había imágenes de él. Algunos libros mostraban fotos o dibujos pero
todo era confuso. “Tuve que imaginar como
era el paraguayo Cabañas. Es muy lindo
volver a leer la historia”.
“La
figura de Pedro Ríos está un poco más instalada. Cuando comienzo a ver la
fisonomía de Pedro Río, el Tambor de Takuarí, descubro que los rasgos son europeos. Las facciones de Pedro Ríos son
europeas. Sin embargo yo me imaginaba el
chico típico correntino, mezcla de español y guaraní. Entonces veo que no tiene rasgos correntinos,
pero tuve que respetar esos rasgos porque esta instalada su figura”, confiesa
Julio.
“La
figura está en la madera”
Las
manos de Julio Mac Donald están inquietas, se mueven a cada instante sin parar.
“No tengo respaldo económico para hacer
una obra particular que sea mía. Algo en
lo que puedo evocarme por entero. Hay
que atender los pagos de los servicio de la casa y por ello realizo casi todo
lo que me piden”.
Ante
esta confesión le consulto si hay algo que esté dando vueltas en su cabeza y él
no duda en responder. “Hay cosas que
quiero hacer en madera. No figurativo. Utilizando y aprovechando los recursos
que te da la naturaleza. Trabajar con metal y madera, jugando un poco con las
dos cosas. Después alguna pintura tengo
ahí pendiente. Se me fue dando por el lado de la escultura y sigo haciendo
escultura, pero me atrae mucho la pintura”.
“Maderas
Inalterables”
El
trabajo con la madera lo apasiona al escultor.
“El río te trae la madera para tallar.
En la creación, en contacto con la madera, no sé como va a terminar. No tengo una idea o un esbozo de lo que voy
hacer. Cuando entro a comer la madera, a
devastarla, ahí va saliendo la figura”.
Replica de La Taraguí y del Mencho |
“La
madera que trae el río está trabajada por el tiempo y el agua. Entonces vos tenés que saber trabajar esa
madera, saber encontrar la figura que esta ahí.
Cuando tengo obras chicas voy a buscar al río y traigo lo que
puedo. Depende como este el río. Esos pedazos de madera están viniendo de los
ríos Pilcomayo, Bermejo, Paraguay. Antes
venía mucha madera de Misiones”.
Julio
recorre la zona de los pescadores y antequeras.
Como los ladrilleros también ocupan esas madreas Julio cruza el río
hasta una isla que está más cerca del puerto de Barranqueras. En ese lugar se encuentra “cosas lindas”,
confiesa. “Trabajar este tipo de madera
es volverle a la vida, es como la madera del violín o la guitarra. La
escultura también le da vida a la madera”.
“Libertad”
Afincada
desde hace ya unos cuantos años en Corrientes Julio Mac Donald extraña la
libertad de su casa en Mburucuya. “Antes
tenía huerta, gallinas, huevos, plantas.
Tenía perros. Se extraña esa
libertad. Porque eso es libertad. En un departamento no podes brindarle nada a
un perro. El olor de la tierra mojada
cuando llueve, me gustaba esas cosas.
Ojo que trabajo mucho hoy en día y no sé si podría dedicarme a todas
esas cosas. Aunque me trae todo lo que
sea trabajar con las manos”.
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