En el marco del II Congreso Nacional de Folclore se
desarrolló el panel “La poesía folclórica”.
Estuvieron presentes ahí Atilio
Reinoso, Cacho González Vedoya, Carlos Levy, Leopoldo “Teuco” Castilla” y Carlos
Di Fulvio. Sobre el cierre del panel
hubo un homenaje al gran poeta del Chaco Aledo Meloni. “Voy hablar de la poesía en el chamame. – Advirtió González Vedoya – El chamame es una música mágica. No tiene fecha de nacimiento. Hay muchos estudiosos que tratan de establecer
esa fecha pero aún no han arribado a un consenso. El chamame es mágico”, advirtió el músico.
Por paulo ferreyra
La poesía a veces es un susurro. Un aliento.
Una voz que trae el viento vaya a saber de dónde. Quizás por ello los poetas hablan en esa voz,
la voz del susurro. Atilio Reinoso, Cacho
González Vedoya, Carlos Levy, Leopoldo “Teuco” Castilla” y Carlos Di Fulvio están reunidos en un
panel para hablar de “La poesía folclórica”.
Cada uno desde su lugar, desde su experiencia, nos cuenta cómo viven el
folclore.
Cacho González Vedoya,
el poeta correntino, arrancó su alusión poniendo el marco en el chamame. “Voy hablar de la poesía en el chamame. No
puedo hablar de otra cosa – advirtió. El chamame es una música mágica. No tiene fecha de nacimiento. Hay muchos estudiosos que tratan de
establecer esa fecha pero aún no han arribado a un consenso. El chamame es mágico”.
“Los motivos que inspiran al poeta son el amor. El amor a la madre, a la mujer, a la tierra. El valor del correntino entre todos los
entreveros también está presente. Desde
Malvinas hasta los hechos que forjaron la patria chica y la patria grande”. Cacho González Vedoya sostiene su
micrófono. Hace una pausa. Mira el auditórium y continúa.
“Hay un tema especial que recae en el desarraigo. Si juntamos a todos los correntinos que viven
a fuera hacemos otra provincia. Acá
estamos cerca de nuestras cosas y no le damos valor. El desarraigo está cerca de la muerte. Esta casi en todos los poemas y
canciones. Muchos recordarán ese albañil
estirando un sapukái. ¡Qué dolor el desarraigo!”, arroja Vedoya y vuelve al
silencio. El público lo observa. “¡Qué dolor el desarraigo!”, vuelve a la
carga.
“El desarraigo es el paisaje, los amigos que ya no
están. Ya no hay corredores en la
ciudad, hay edificios altos. Soy de un
pueblito pequeño. Soy de Itatí. Yo conocí al aguatero, al farolero, al
pescador. Conocí a Delfino Maidana. Él era hombre de río, no era pescador. Le tenía mucho respeto al río. Era un respeto guaraní. “No siempre en lo hondo está la achura –
decía Delfino – busque en las piedras de la costa también”.
En medio del público de este II Congreso Nacional de
Folclore había bailarines, cantantes, periodistas, profesores, coreógrafos
venidos de distintas partes del país.
Mientas Cacho González Vedoya hablaba había un silencio respetuoso. “Estoy desarraigado – continúo el poeta. El desarraigo es el peor dolor del
hombre. El desarraigo también es el
cambio de lo que nos rodea. Yo me estoy yendo aunque aún me queda por
morir bastante”.
Por su parte Carlos
Levy de Mendoza en su disertación remarcó que “la poesía y la actitud
folclórica está en toda las actitudes del hombre. Todo es folclore. Una poesía que no esté llena de paisaje y del
hombre no será poesía para el folclore”.
Después remarcó como ejemplo que “Antonio Esteban Agüero no se inclinó
para el folclore, pero fue tomado por el folclore justamente por hablar de
nuestras cosas, del paisaje y del hombre”.
Sobre el cierre del panel Leopoldo “Teuco” Castilla” mencionó en primer lugar a Francisco
Madariaga. “La poesía es una emoción que
anda por ahí. La poesía viene
atravesando todas las dimensiones de la vida.
La poesía es una trinchera que todos deben acceder”. Por último Carlos Di Fulvio remarcó que “la cultura no se lee, se
transmite. Cada hombre está lleno de
pequeños universos. En la simpleza del
hombre está el adorno de la poesía. El ropaje de la poesía está en esa simpleza
del hombre. Aprender a ver, oír, oler,
tocar, son las herramientas de la poesía.
Esas son las armas más poderosas del hombre”, destacó Di Fulvio.
Para el cierre del panel el músico Coqui Ortiz recibió en
representación del poeta Aledo Meloni
la mención como miembro honorífico de la Academia Nacional de Folclore. Hubo aplausos y silencio. No hacía falta agregar nada más. La poesía también es silencio.