“Voz de Frontera” es
el nuevo material discográfico de Gicela
Méndez Ribeiro. “Este disco me muestra tal cómo soy, cuando hago esto no le
miento a la gente y soy plenamente libre”, advierte. El disco es abierto, con sonidos nuevos y
canciones que enriquecen el cancionero popular. “Gicela con su voz muy dulce ha
sabido conciliar temperamento y carisma.
Gicela ha sabido conciliar algo que estaba latente y subterráneo en lo
que nosotros llamamos MERCOSUR”, advierte el escritor Martín Alvarenga quien nos cuenta cómo fue participar de este
disco.
Por paulo ferreyra
Atrás va quedando la ciudad de Corrientes. Aún continúan los ruidos de motores y de
caños de escapes, el humus de la ciudad aún se respira. Poco a poco todo eso se apaga. Termina el asfalto y los pajaritos comienzan
a cantar. Hay muchos árboles, calles de
arena espesa, chicos que juegan en un amplio patio verde, el aire cambia
radicalmente. Así es Santa Ana de los Guácaras
donde reside Gicela Méndez Ribeiro
junto a su esposo Marcel Czombos.
“Soy feliz cuando no me reprimo. El disco muestra lo que soy, cuando hago esto
no le miento a la gente”, advierte Gicela.
Nos acomodamos en la galería, el clima es fresco y frente a nosotros una
calle angosta intenta dividir el verde que se pierde con la vista. La laguna esta lejos, “es como si estuviera
apagándose”, desliza Gicela. Los pájaros
siguen su trino mientras el grabador silencioso aguarda las palabras de esta
cantautora libreña.
“Voz de Frontera” nos regala dos composiciones de Gicela en
música y letra, Fronteriza y Alma de Violao.
Además participan del disco figuras destacadas de las letras de
Corrientes como Marily Morales Segovia y Martín Alvarenga. El disco trae un poema escrito por Antonio
Tarragó Ros quien presenta este disco.
“A escucharla como en misa”, advierte Antonio. Pues en ese sentido la canción de entrada
podría ser “la magia que habita en cualquier chamame”, letra de Rodrigo Bauer y
música de Gicela. Muy recomendado.
El velo se levanta a medida que va sucediendo cada nuevo
tema de este disco “Voz de Frontera”.
Así llegamos hasta el tema Luna donde Gicela nos cuenta que tenía “la
música hace cinco años. Ensaye algunas
letras pero nada me convencía. El
encuentro con Martín Alvarenga cerro y el escribió la letra”. Ese proceso del escritor correntino en
letrista no fue fácil, me acerqué hasta el para que también cuente cómo fue su
experiencia. “Ensayamos aproximaciones.
Soy un amante de la cultura jesuítica guaranítica pero no me considero un
chamamecero. No por negación sino por
autenticidad”, advierte.
En este disco
encontramos temas propios y algunos clásicos del género. ¿Cuál fue el criterio
o el concepto para armar este disco?
En principio quería plasmar mi felicidad de vivir en
Corrientes. Cuando llegué aquí no
conocía a nadie y poco a poco comencé armar mi propio círculo de gente. A la primera que conocí acá fue a Silvia
Muñoz del portal de corrienteschamame.com.
Sentí que era una madre acá en Corrientes, fue muy grato saber en ese
momento que el único sitio en internet dedicado al chamame lo dirigía una
mujer. Siempre fui abierta a todo. Me
gusta comunicarme con la gente.
A medida que pasa el
tiempo Gicela se consolidad en la composición.
Se considera más melodista y advierte que quería escribir en castellano
pero todo le salió en portugués. En el
disco están los temas Alma de Violao o
Fronteriza que compuso en portugués. Entre tanta gente que ha conocido Gicela aquí
se afianzó a una amistad entrañable con Marily Morales Segovia y Martín
Alvarenga. Justamente Marily le entregó
a Gicela el tema “Paraná”. “Si bien
nací sobre el río Uruguay el Paraná me dio un hermoso grupo de gente
amiga. No me quiero ir más de este
lugar. Este es mi lugar”, advierte.
Cuando tomo en mis manos la letra de Marily la música salió
muy rápido. Ella me decía vamos hacer
algo tranqui pero le dije que quería gritar a navegar, a navegar, a
navegar. Con el tema Luna que esta en el disco sucedió algo
diferente. Había compuesta la música
hace cinco años. Había ensayado una letra pero sentía que no era
suficiente. Hasta que conocí a Martín
Alvarenga. Él nunca había compuesto para
una canción pero intuí que era el escritor para esta canción. Tuvimos oportunidad de hablar y le propuse
que escriba la letra de Luna. Una tarde
entre mate y tortas le dejé un dibujo dónde debía estar la métrica para una
canción. Pasaron algunos días y el me
paso la letra. Fue difícil pero le dije
que no estaba el Martín Alvarenga que conocía, que suelte a ese escritor que
esta adentro. “No te guardes nada”, le
dije. Cuando me envía la tercera letra
le digo este sos vos, es muy buena la letra.
En el disco podrán escuchar su voz en la introducción del tema.
Después apareció Rodrigo Bauer, es un poeta joven de
renombre de Río Grande Do Sul. Siempre nos cruzamos en los festivales. Hasta
que un día nos encontramos y me dijo “tengo una letra para vos”. Me gustan las letras que no caen en lugares
comunes. La letra él la escribió en castellano.
Escribió algo muy lindo. Sentía
que la letra era más importante que la música. Cada vez que escucho ese tema la
música acompaña nomás. Eso me da mucha
satisfacción.
Meu chamame
vuelve a estar. Grabado en el primer
disco tuvo su circulación y recorrió diferentes lugares. Pero es un tema con producción independiente
y pienso que este tema se merece otra oportunidad para seguir caminando.
En cuanto a los clásicos del género aparece por ejemplo “Cambacita Correntina”. Siento que nadie lo conoce y lo he rescatado
para este disco. Esas obras son importantes.
Sucedió con Cambacita que algunos creyeron que era un tema nuevo y es de
la década del 60. No me gusta el aplauso
fácil. Prefiero jugarme por algo que a mi me identifique como persona, como
cantante. No estoy midiendo el
aplausómetro.
Jaime es mi padre brasileño. Jaime Ribeiro vuelve a este
disco con letra y música en Un nuevo
chamame. Es hermoso. Tenemos una química con el muy
importante. Él es un gran difusor con su
programa de radio, difunde mucho la integración. Los dos nos fuimos haciendo
fuerte y nos apoyamos mutuamente. A él
le decían que no era chamamecero. El marcó un camino. Es un compositor, escribe
y hace música increíble. Es un
soñador. Cuando viene sacamos los bafles
y tocamos. Hay muchas cosas que nos
unen. Tengo una amistad muy linda con su
familia.
Este disco iba a tener 15 temas pero lo cerramos en 12 para
guardar algo para más adelante.
“Correntino hasta morir” lo vengo cantando hace años con mi viejo, son
temas muy lindos que voy a seguir cantando.
Siempre voy a elegir temas clásicos que tienen un contenido y una letra
muy importante. Me hacen feliz.
- ¿Cómo surgió la
idea de la tapa del disco?
Surgió de pensarlo mucho y no quise caer en lugares
comunes. Veo muchas tapas de los discos
locales, nacionales e internacionales.
Necesitaba exportar algo internamente.
Frontera. Gracias. Esas eran las palabras que gritaba mientras
hacía la sesión de fotos. Iba tirando
palabras. Eso es lo que soy. Por ahí salieron a decir cómo voy a mezclar
el portugués con el chamame, la gente vuelve sobre ese tema. Entonces respondo con algo simple, soy feliz
cuando no me reprimo. El disco muestra
lo que soy, cuando hago esto no le miento a la gente.
En Santa Ana el viento
corre libremente. Algunos árboles juegan
a las agachadas a lo lejos. Los pájaros
vuelven a la carga con su canto. Aquí el
arcoíris es vivo mezcla de flores, pájaros, árboles y el silencio que
arrulla. Gicela piensa, respira, el
grabador marca el retorno de su voz.
Tengo una esencia que esta grabada a fuego en mi piel. Tengo un padre que es extremadamente chamamecero. Ahora papá tiene un cuarteto de bandoneón,
acordeón, guitarra y guitarrón. Cuarteto
San José. Él es mi esencia, me crie en
los campos de Tapebicua, Guaviraví, Santa Catalina. He escuchado desde chica todos los chamame.
No voy a negar algo, que vivo en frontera, que nací hablando portugués, mi
abuelo me habla en portugués. Aprendí a
hablar portugués sin darme cuenta. Creo
que nací hablando portugués, es algo
natural. Desde el primer disco me estaba
reprimiendo de poner más cosas, en este disco muestro muchas cosas, en algún
momento habrá otro disco que puede aún desconocerme absolutamente.
La tapa tiene todas estas cosas. Disfruto mucho de todo lo que hago. Antes también disfrutaba pero ahora es
diferente. Siempre quiero ir para
adelante. Descubrí un lado de la vida
que disfruto. Cada cosa que pasa saboreo
y lo mastico de manera diferente.
- Muchos mencionan
las palabras de Antonio Tarragó Ros en el interior del disco. ¿Por qué esta y cómo surgió la iniciativa?
Antonio es el padrino del disco. Este año tenía pactado para
grabar. Lo que sufrimos en enero, cuando nos robaron la plata de la producción
de este disco todo comenzó a cambiar. Yo
tenía otro repertorio. Por ejemplo, el tema Fronteriza surgió después del robo.
Después del robo me di cuenta que había gente con la que siempre
estábamos comunicados desaparecieron y otra gente que esta cerca nuestro nos
apoyo.
Siempre ayude a la gente de Río Grande do Sul. Sin embargo nunca había ido a Mato Groso do
Sul pero ellos conocían mi laburo. El
año pasado cuando fui al Festival de Río Brillante hice un grupo de amigos
importante. Ellos se enteraron del robo
y después me llamaron y me dijeron que querían ayudar. La pucha, fue una muestra de afecto muy
grande. Ellos no sabían que me habían
robado la plata que tenía para el disco.
Pasaron los días y charlando con Marcel le digo – “y si
convertimos en música este símbolo de afecto.
Es el mejor agradecimiento que podemos hacer”. Con la ayuda de toda esta gente pude
terminar el disco. Después les dije que
elijan el chamame que quieran que simbolizara a Mato Groso de Sul y comenzaron
a mandar unas cuantas canciones. Al
final grabamos “Antigo Aposento”. Lo
grave y no les mandé hasta que me fui hace una semanas atrás al Festival de Río
Brillante y les encantó cómo quedó el tema.
Obviamente no podemos nombrar a todos pero fueron muchísimos
los que han colaborado aquí también para que podamos salir adelante.
Después del robo también nos llamó Antonio y nos acompañó.
Es amigo nuestro. Cada vez que viene
siempre nos comunicamos. Él fue el primer chamamecero que cruzó el río y el
entiende muy bien el tema. Él sabe de la
integración chamamecera. Qué mejor
persona que pueda presentar este disco.
Yo empecé hablar y él me dijo “¿querés que te presente el disco?”. Yo
tenía un título para el disco, varios títulos venía analizando. Pero él me dice
“vos sos frontera, vos en todo momento estas haciendo integración, naciste en
frontera. Tenés que poner algo sobre la frontera”. Me dio un montón de nombre
que giraron por mi cabeza. Me dijo yo te voy hacer una poesía. Cuando leo la poesía me cierra voz de frontera. Cuando compuse el tema le puse fronteriza. Que era una idea que me gustaba. Todo se fue encarrilando.
- Tú música está
creciendo y son muchos los puntos que se podrían analizar sobre ese
aspecto. Sin embargo me interesa saber
puntualmente si la percusión tiene un lazo profundo con ese concepto de
frontera que llevas adentro.
Creo que hay una necesidad de poner percusión. La bata no es agresiva en la música, es muy
sutil. Siempre le tuve terror a la bata
pero cuando esta Matías es otra cosa. Es
cierto que en Brasil hay más tradición con la percusión y la batería. Si bien me gusta lo tradicional pero hoy
tengo necesidad de expresar la música de una manera diferente. Además cuando
uno tiene “soberana libertad” como dice Cortázar, uno es auténtico. Esta expresión encierra muchas cosas,
“soberana libertad”.
- Hace muchos años
que llevas este camino de cantautora de forma independiente, ¿cómo es ese
camino?
A nosotros los músicos independientes nos cuesta mucho tener
apoyo. Lo padecí para ir a Buenos Aires
hace algunas semanas atrás. Tenemos que
remar mucho. Los dos brazos se mueven
con gran intensidad. De igual manera
sigo haciendo fuerza porque creo profundamente en lo que hago. Tengo el deseo
latente. Eso es mi motor. Creo en lo que
hago.
Recuerdo que no tenía dónde cantar y me pasaba encerrada en
mi departamento en Buenos Aires tocando la guitarra. Hay que estar preparado. Siempre hay que
estar preparado. Hace cinco años atrás me contrataron en San Lorenzo, no había
nadie, había diez personas que atendían la cantina. Estaban conmigo otros músicos y habíamos
llevado todo, la pantalla y video completo.
Me preguntan qué hacemos, “hacemos el show completo – respondo. Si hay
dos personas o 100 vamos a tocar igual. Caso contrario no te dediques a la
música. Siempre lo hice con pasión. Pero no es mi vida.
- ¿Dónde está el eje
entonces?
La música es mi misión.
Mi vocación es vivir. Cuido mucho
mi estado de salud. No me quiero apegar
a nada. Estoy en un estado en que me
siento bien. Cuando me di cuenta de que
la música no es todo comencé a tomar la guitarra con mayor tranquilidad, con
mayor libertad. La madre naturaleza es sabia.
“Los tanteos fueron enriquecedores”
“Luna” es uno de
los temas del nuevo disco de Gicela. Martín
Alvarenga escribo la letra y aquí mientras corría café y té de un lado y
otro de la mesa él relata su experiencia.
“Creo que alguna vez tuve la invitación de escribir alguna letra pero no
llegó a ser nada serio. Pero la convocatoria de Gicela me resultó muy
estimulante. En primer lugar porque yo la
admiro. La admiro porque dentro de una
voz muy dulce ha sabido conciliar temperamento y carisma. Ha sabido conciliar algo que estaba latente y
subterráneo en lo que nosotros llamamos MERCOSUR. ¿Y cuál es el rescate? El rescate es poner en valor el área
jesuítico guaraní. Esa jurisdicción que
esta más allá de la frontera”.
Martín toma el azúcar, lo vuelca en su tasa y el humo del té
se apaga con cada movimiento de la cuchara.
El grabador a un costado también está atento a cada palabra, me deja a mi
la mirada y los gestos del escritor. “El
quehacer de Gicela esta unida por la cultura jesuítico guaranítica que hace que
el MERCOSUR pueda existir. Sin ese
fundamento el MERCOSUR no podría existir.
Gicela supo captar eso. Ella
sabía que tenía sintonía con su manera de ver la música, con su cosmovisión,
entonces no dudé un segundo cuando llegó a mi con esta propuesta”.
Martín escucha la pregunta y sonríe. “No soy un tipo fácil, tuvimos que trabajar
mucho”, advierte. Para escribir la letra
de Luna pasaron algunos días, Gicela tenía la música de este tema hace ya cinco
años y el trabajo de composición fue arduo.
“Ensayamos aproximaciones. Soy un amante de la cultura jesuítica
guaranítica pero no me considero un chamamecero. No por negación sino por autenticidad. Siento
que tengo otras prioridades. La cultura de Corrientes es mi prioridad pero no
se circunscribe al chamame. Yo no quiero
ser reconocido y no creo que lo sea como chamamecero. Lo mio es otra cosa, lo
mio es buscar el pensamiento de la cultura de corrientes y de esta zona del
litoral. Esos tanteos que hicimos con Gicela fueron
enriquecedores. El hecho de no haber sido fácil y de haber estado acompañado
por esas pequeñas dificultades entrañan un enriquecimiento para mí”.
“Además estuve acompañado con ella en la grabación. Yo empiezo a narrar el tema Luna”. El té se había acabo y Martín vuelve a
cargar. La pequeña cucharita bailotea y
él ni si quiera la mira. Recuerdo con
alegría que entró al estudio de grabación para grabar. “Me sentí muy acompañado. Cuando yo fui al micrófono a grabar Gicela estaba
al lado mio. No se quedó del otro lado del vidrio con los técnicos. Ella estaba
al lado mio, marcándome cómo tenía que grabar. Si yo logre hacer bien esto es
porque ella me estuvo supervisando y me estuvo orientando en lo que tenía que
hacer. Fue de gran ayudo que ella
estuviera cerca mio en el estudio de grabación. Creo que ella encontró el tono exacto
para decir las cosas. Me sentí súper
bien. Me sentí muy cómodo. Lo que ella
me marcó no se me borra más. Si tengo
que decir algo alguna vez voy a tener presente cómo debe hacerlo, el tono y la
intensidad cómo debo manejarme en esos casos. Ella me enseño todo eso”, destaca
Martín Alvarenga.
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