sábado, 9 de noviembre de 2013
“Hemos muerto un tanto con el”
Así escribió hace algún tiempo Yayo Cáceres cuando recodaba el fallecimiento de Rodolfo Regúnaga. El tiempo ahora nos permite tener la excusa perfecta para recordar al gran innovador de la música litoraleña, “él nos dejó el aporte fundamental de sus creaciones y su voz, desde “Mantra”, pasando por la “Cantata a José Francisco”, canción nueva, su época con Antonio Tarragó Ros y sus dos CD en solitario”. “Rodolfo tenía tantos amigos” – recuerda Pedro Del Prado, quien agrega “muchos grandes de muestra música pueden hoy hablar de su legado artístico”.
Por paulo ferreyra
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Por estos días se recuerda un aniversario más del fallecimiento de Rodolfo Regúnaga. A las 55 años se fue de este mundo, sin embargo su arte revolotea entre nosotros por siempre, cómo en estos momentos, cuando lo evocamos con las palabras y añoramos su voz inconfundible en cada melodía.
Rodolfo Regúnaga nacido en Paso de los Libres el 2 de agosto de 1950, desde los cuatro años llegó con sus padres y hermanos a Curuzú Cuatiá. A los doce años ya tocaba con un conjunto que comenzó el colegio y que siguió por muchos años; era el grupo "Los Estudiantes".
A los diecisiete se radicó en Corrientes e integró el conjunto de música pop Los Pokers, que hacia los diecinueve años formó junto a otros amigos. En la década del 70 se trasladó a Buenos Aires y comenzó a componer sus propios temas y comenzaron sus actuaciones con el grupo Mantra en boliches de esa ciudad (Mau-Mau, Bwana, St. George entre otros) como así también sus giras por el exterior, como Colombia, Puerto Rico, México, Costa Rica y Uruguay.
A su rol de baterista le sumó su voz que por su timbre y color interesó a las compañías grabadoras. Sus primeras canciones que alcanzaron popularidad y ocuparon los primeros puestos en el ranking fueron, entre otras, "Música para tu piel de verano, muchacha", "Yo tengo aquí” y "Recuérdame desde el primer momento".
En el año 1975 comenzó en Corrientes el movimiento de la nueva canción correntina, en la cual junto a "Pocho" Roch, Teresa Parodi, Mario Bofill y Antonio Tarragó Ros se convirtió en pionero de la nueva trova correntina.
En 1976 participó en un certamen llevado a cabo en la capital y ganó el rubro mejor tema, mejor voz y mejor conjunto con su canción "Casa natal". Después llegaron los años difíciles a punto de que se marchó a Brasil.
Un primo de Antonio Tarragó Ros, le acercó una propuesta para actuar juntos, y así comenzó su carrera a la par, desde los 27 años, a través de grabaciones y giras por el mundo. Juntos revolucionaron el folklore correntino, le impusieron otro tinte al incorporar textos e instrumentos no convencionales y tradicionales, que no por ello perdieron sus raíces, en una fórmula que los hizo triunfadores en el país.
Regúnaga es considerado un creador de exquisita frescura en sus composiciones, tanto en sus creaciones junto a Tarragó Ros y también como solista, ejemplo claro que se manifiesta en "Casa natal" en 1987 y "Si un amor te hizo mal" en el 2000.
El legado artístico
“Rodolfo tenía tantos amigos” – recuerda Pedro Del Prado, quien dialogó con exclusiva con este portal – “que muchos grandes de muestra música pueden hoy hablar de su legado artístico”. Del Prado agrega que aún guarda el “recuerdo imborrable de aquella ocasión cuando me convocó para grabar su disco solista”. “Cuando un músico de la talla de Rodolfo Regúnaga te llama para que lo acompañes, no podes más que sentir una enorme satisfacción y agradecimiento”.
El músico hace referencia al disco “Sí un amor te hizo mal”, grabado en el año 2.000, donde además acompañaron Juanchi Cabrera y el sobrino de Rodolfo, Julio Regúnaga. No llores sauce], si un amor te hizo mal, -alguno de los temas del disco- Allá viene ella, “tema que Rodolfo le dedica a su señora esposa”, comenta Del Prado.
El músico de Amandaye sostiene que Rodolfo Regúnaga debía haberse “largado a la carrera solista a los 20 – 25 años, su voz prodigiosa, su talento en la composición y en la interpretación, lo convertían ya a esa edad en un músico excelso”. De igual modo, su legado es “quizás breve, pero profundamente intenso y cargado de sinfonía espiritual”.
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