Ella advierte que el teatro completa su esencia como ser humano, es por eso que destaca no sólo su finalidad terapéutica sino la posibilidad del “rescate de la subjetividad”. Reivindica el juego en el proceso educativo, “se piensa que el juego es una pavada cuando en realidad es la esencia del aprendizaje del niño”. En esta charla imperdible Carolina Gularte desanda el camino del teatro y la educación.
Por Griselda Acuña
Resulta difícil encasillarla. Ella es un poco de todo y hace de todo a la vez. Maestra, psicopedagoga, actriz, dramaturga, directora teatral y aunque aparezca al final de esta lista no es un rol menos importante, es madre. El título se lo dieron Malena (25) y Pablo (16).
Carolina Gularte nació en Rosario pero vive en Misiones desde hace 25 años. Aquí formó su hogar, anduvo por los rieles de la educación una década consecutiva y cada tanto retorna. Más tarde amplió su currículum con la psicopedagogía, siempre alternando con su innata faceta artística. El teatro completa su esencia como ser humano, es por eso que destaca no sólo su finalidad terapéutica sino la posibilidad del “rescate de la subjetividad”.
“Cuando llegué -a Posadas-, la verdad, me sentía bastante sapo de otro pozo, después empecé teatro con José Cáceres en Teunam y ahí es cuando el teatro vuelve a salvarme, el teatro siempre me salva”, confiesa. De fondo un telón oscuro cubre el escenario de Espacio Reciclado y las luces comienzan a encenderse tímidamente esperando la llegada de las actrices dispuestas a ensayar sus líneas.
Carolina trabaja para la Universidad Nacional de Misiones Unam en el dictado de un taller teatral para alumnos de colegios secundarios, colabora con el Hogar Pequeños Milagros y prepara el estreno de su próxima obra: Niñas de Nadie. “De todos los trabajos que tuve ese es el más difícil”, dice refiriéndose a los años que estuvo en el aula.
- ¿En qué radica esa complejidad?
Primero que todo, en la vocación. Que la elección sea realmente desde la vocación. Cuando yo me puse a estudiar magisterio, la gente me decía ‘si sos tan inteligente por qué no estudiás otra cosa, como abogacía’. La elección tiene que responder a las ganas del disfrute de esa actividad porque ya arrancamos mal eligiendo por otras razones.
Después tiene otras complejidades porque básicamente el hecho es la enseñanza-aprendizaje; pero muchas veces el docente tiene que pasar a ser trabajador social, psicólogo, enfermero. El docente llega un momento en que la buena voluntad se va cansando y las cosas comienzan a hacerse con menos ganas.
- Hoy más que nunca el docente necesita ser creativo en su clase
Debería ser creativo para no aburrirse él mismo y poder seguir al día siguiente, y al mes y al año siguiente. Además las necesidades van cambiando. El niño de hace 20 años no es el mismo que el niño de ahora. El docente tiene que ir adaptándose a los saberes que ya tiene ese niño y aprovecharlo.
- Ya sea como docente o como psicopedagoga siempre utilizaste al arte para abordar las diferentes problemáticas ¿cómo lo aplicaste?
Tenga o no un fin terapéutico planeado, el teatro siempre hace bien porque hay un rescate de la subjetividad de cada uno. Entonces Juan es Juan, Florencia es Florencia y Mirta es Mirta. A lo mejor, en otras áreas que se necesitan para otras cosas dos más dos es cuatro para todo el mundo pero caminar bajo la lluvia puede ser distinto para Juan, Florencia y Mirta. Entonces ese rescate de la subjetividad en el que vos sos vos y vale lo que decís, lo que creas, lo que sentís. Esto favorece la autoestima, o el hecho de creer en uno mismo.
Creer en uno mismo te va cambiando la vida. Te da otras posibilidades de creatividad, de comunicación pero básicamente cada uno puede ser quién es, al revés de lo que muchas veces se piensa que aquel que hace teatro es más falso o más mentiroso. Me parece que el arte tiene el gran desafío ante la sociedad cada vez más globalizada de rescatar a la persona en relación a los otros, a sus sentimientos, a lo que le pasa, que está bastante desvalorizado. Eso como general.
- En un chico todo eso se acentúa mucho más
En un niño lo importante que puede ser la emoción, los sentimientos, saber qué le pasa, dónde puede contar lo que le pasa. Más en relación con eso, yo trabajé mucho tiempo en programas de minoridad e infancia, en barrios, en distintos lugares por ahí con una población más vulnerable. Pero esto de que el niño puede tener un espacio donde a través del dibujo, de contar un cuento, del canto, de poder actuar, está pudiendo expresar lo que le pasa, te da un mayor conocimiento de ese niño. El arte te da una mayor libertad de poder decir cosas y que vale la pena decirlo. Muchas veces llevarlo a la conciencia desde ese lugar. Pasa mucho con los títeres, cuando son casos más difíciles. Cuando hay niños al borde del autismo o con otros problemas graves, lo que pasa siempre es al títere. Todo lo que le pasa al niño en realidad es al otro. Pero al menos tiene la libertad de que salga a través del títere o bien de un personaje. Entonces a partir de eso se puede conversar y abordar el problema. Los niños cuentan sus problemas a través del otro, por eso el títere es muy liberador. La pasás bien y nadie te está juzgando. Es muy interesante. Yo tengo algunos ejercicios que repito con niños de 8 años, club de abuelos, y actores profesionales y hay una base que siempre está.
- Da la sensación de que se vive un cambio. El sistema educativo trata de aferrarse al arte para resolver cuestiones que no está pudiendo controlar. ¿Puede ser?
Ojalá eso se profundizara. Si bien hay un interés personal en esto que digo, lo cierto es que el ser humano es una persona integrada. Estoy trabajando en la Asociación de Teatro de Misiones (Atem) que por suerte hace unos años empezó a generar cosas. La presidente actual, Claudia Luque, está con esta idea de insistir al Consejo General de Educación (CGE) que todas las escuelas tengan talleres de teatro o de arte. Después no importa si el chico sigue o se dedica al arte sino que tiene que ver con su formación actitudinal.
- Pensás entonces que todavía falta un largo camino por recorrer para lograr esa integración
Desearía que no sea largo pero creo que todavía queda camino. Espero equivocarme. Está bueno también por la posibilidad de dejar abierto el gustito 'por', la puerta abierta de que el arte es un camino válido y no un delirio.
- En ese sentido ¿creés que la sociedad sigue viendo la música, el baile o el teatro como un pasatiempo?
Todavía está muy fuerte esa impronta porque hemos sido educados así. Yo en una escuela, recuerdo un año en el que trataba de jugar mucho con los chicos, hacer actividades diferentes, interesantes. Y una vez se me vinieron todos los padres a plantear, 'con esta maestra no aprenden nada, se la pasan jugando'. Les respondo: 'señoras, conmigo están aprendiendo, en lugar de escribir sobre la vaca, le escriben cartas a compañeros de otro grado'. Es como pasa con el tema del trabajo. Está instalado que el trabajo tiene que ser un karma, algo tedioso, cuando lo ideal sería que a uno le guste el trabajo que hace y lo disfrute. Lo mismo pasa con esto, la educación tendría que ser súper gratificante. Está disociado el juego de la educación. Se piensa que el juego es una pavada cuando en realidad es la esencia del aprendizaje del niño.
- ¿Cuán importante es el juego?
Es todo. Es esa capacidad de combinar. Es el modo de aprendizaje. Se aprende jugando. Se respeta mucho en el nivel inicial y después de a poco se va desdibujando. Claro que depende de los docentes. En el juego está lo actitudinal, lo procedimental, lo conceptual, el respeto a las reglas, el respeto por el otro. Todos los elementos se dan a través del juego. Es la esencia natural en el niño y si castramos eso las consecuencias son inevitables. Y la decisión libre del juego.
La juventud aparece hoy como en el ojo de la tormenta, ya sea por casos de violencia escolar o por las calificaciones. Como si fueron exclusivamente responsables ellos, en vez de leer por qué pasa lo que pasa. Qué alternativas se les da. Yo no le quito la responsabilidad que tienen que tener. Con 15, 16 o 17 años están sabiendo qué si y qué no, qué está bien y qué está mal. Pero también tiene que ver con esto de lo que hablábamos antes si en cada barrio o en cada escuela hay actividades interesantes o recreativas te vas a sentir mejor, sin necesidad de hacer otras cosas. Después el primer adulto que esté libre de pecado que tire la primera piedra. No estoy de acuerdo con el estigma que se carga en el adolescente o el joven.
- ¿Cómo ves el teatro hoy en Misiones?
Creo que está en un buen momento. Está bueno esto de la posibilidad de juntarse como lo que sucede con Atem porque nuclea y se arman estrategias del teatro en la educación, el teatro y la capacidad y así diferentes áreas. Y lo que me parece interesante en este momento es la variedad artística, cada vez más libertad de expresión para ver desde qué lugar contás y eso es oferta para todo tipo de público.
- ¿Y la figura del espectador?
Bastante bien. Hay más participación y también más credibilidad en el teatro misionero. Hay festivales como “De la idea a la puesta” u otros en los que las salas se llenan. Todavía falta más porque hay una cuestión cultural social. Hay una ambición más fuerte que me parece buena, no mala, del trabajador de la cultura que quiere hacer bien las cosas. Ahora el Instituto Nacional de Teatro está llevando adelante un plan de giras, que los grupos vayan a 18 ciudades del interior. Ayuda mucho ir a los lugares, que la gente se entere que hay teatro. Creo que en eso también se ha madurado entre los hacedores, darse cuenta de que el otro que hace lo mismo que vos no es la competencia. El juntarse manteniendo su estilo e ideología permite salir adelante.
En el camino Carolina Gularte
Nació en Rosario pero vive en Misiones desde hace 25 años. Es docente, licenciada en Psicopedagogía, actriz, directora teatral. Uno de sus trabajos estables es en la Universidad Nacional de Misiones (Unam) en el dictado de un taller teatral para estudiantes de colegios secundarios. Entre sus logros artísticos se encuentra haber creado el grupo "En Busca" y ganar la Fiesta Provincial de Teatro en 2009 con "Baldío lleno o el 17" representando a Misiones en el Nacional, en Chaco. Además colabora como psicopedagoga en el Hogar Pequeños Milagros de Posadas.
miércoles, 11 de junio de 2014
“Rescate de la subjetividad”
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