martes, 10 de febrero de 2015

“Ñane anga ha ñande rete arete guasu”

“Fiesta de nuestra alma y del cuerpo”. Este fin de semana se celebró la 11º Fiesta Nacional del Auténtico Chamame Tradicional y 47º Fiesta Provincial del Chamame en Mburucuya. “La Fiesta del cuerpo y del alma” porque no tiene un horario para la celebración, todo el día es la fiesta, desde que uno llega a Mburucuya, desde que se levanta hasta que se acuesta vive una fiesta particular, única e irrepetible. Música tradicional, pocos espacios para las sorpresas o nuevas canciones, comidas típicas y “musiqueros de la sombra” que sorprenden con su voz y su forma de tocar. Harto difícil volcar aquí todo lo vivi, parte de lo que que se vivió y se sintió en estas líneas, acompañadas además por algunas imágenes.

Por paulo ferreyra
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Mburucuya esta muy próximo a vivir el oro de la Fiesta Provincial del Chamame Auténtico. La Fiesta se llevó a cabo los días 6, 7 y 8 de febrero. Días antes ya desembarca mucha gente en el Camping de la Laguna Limpia u ocupan los hoteles y las cabañas que se han construido con este fin. También llegan artesanos de diferentes puntos de la región. Los medios de difusión másiva, muchas radios, pocos canales y algunos que otros periodistas de medios gráficos u portales digitales. En un pueblo de nueve mil habitantes pasan a veiente mil habiantes en tres días.


El punto alto de estos tres días de fiesta estuvo marcado por la concurrencia del público el día sábado, todo estaba desbordado. Mas de diez mil personas en el predio, no había espacios para caminar, no había pasillos libres, las colas en los baños eran interminables, los puestos de comidas y bebidas estaban con sonrisa amplia. El vino y la cerveza iba de mano en mano, los aromas de los chiripanes, empanas y chipa mboca se pegaba a la piel. Mucho gente joven, la danza protagonista en las pista, en el viejo escenario Eustaquio Miño, en los pasillos, en el pasto e incluso en la arena donde mucha gente se dispuso a escuchar la música de la Fiesta.

Aquí en Mburucuya las cosas son bien terrenales. Los locutores no hablan de facebook, twitter, hablan de algún auto mal estacionado, de alguna personas que se perdedio entre el público, los avisos o agradecimientos son interminables. Los locutores recaen en el historia de algunos músicos y chocan en el presente sólo para decir “aquí esta Juancito Guenaga”, por ejemplo. Los cortes de luz son hechos que se reviven cada año, la fiesta comienza siempre tarde, cerca de las veintitres horas, el público se impaciente pero los locutores sólo piden paciencia.



Homenaje a los Hermanos Barrios

La historia viva del chamame fue homanajeada el sábado 7. Los Hermanos Barrios con más de 50 años de historia se mostraron felices y llenos de alegría. “Me siento muy feliz de estar un año más en Mburucuya, me siento feliz por ver la cantidad de gente que viene al festival mas auténtico que tiene nuestra música. Los correntinos tenemos un festival hermoso. Desde la primera vez que vinimos a esta fiesta siempre nos recibieron con cariño. Recuerdo la primera vez aún vivía Eustaquio Miño, gran bandoneonista y excelente persona. Cada año el festival crece y eso nos pone muy feliz”, resaltó Tomas Barrios minutos antes de subir al escenario.

Por más de media hora el grupo recorrió parte de su repertio. Un día antes sus hijos, “los hijos de los barrios”, ya le habían brindado un homenaje cantando parte de su grandes canciones. El sábado ellos revieron clásicos como “tus besos”, “mi estrella perdida”, “viejo naranjal”, entre otros.

Como parte del homenaje a los Hermanos Barrios pudo verse un video realizado por el departamento de Cine y Artes Audiovisuales del Instituto de Cultura. El video contó con entrevistas exclusivas, fotos y registro audiovisual de algunas actuaciones de los Hermanos Barrios en Mburucuya. Estuvo también el destacado poeta, autor y compositor Toto Semhan recitando algunas palabras, después autoridades provinciales y municipales le entregaron distinciones hechas por el artesano mburucuyano Julio Mac Donald.


Almuerzo y musiqueada en la casa de Tote Esquivel

Mburucuya se pone de Fiesta las veinticuatro horas del día. Todo lo que sucede en el escenario es una extensión de lo que va sucediendo a lo largo del día. Durante muchos años el punto de encuentro fue la Casa de Eustaquio Miño, pero después se fueron ampliandos los puntos de encuentro. Hoy con más de veinte años la casa de Tote es el punto de referencia donde se reunen amantes de la música tradicional para compartir un almuerzo y la musiqueada que se extiende por largas horas.
Irma Esquivel y Joselo Schuap 
“Estamos en Manantiales, un pareje de Mburucuya”; cuenta Irma Esquivel. “Todo esto nació en casa de mi mamá. Venían los familiares de Buenos Aires en colectivo y comenzamos a esperarlos con un gran almuerzo, después compartíamos una musiqueada con los músicos que venían de Buenos Aires. Con el tiempo esto fue creciendo, hoy todos saben que en la casa de José Tote Esquivel pueden encontrar un plato de comida y musica”.

Jose Tote Esquivel prefiere no hablar, asienta y afirma lo que cuenta su esposa. Se lo ven felices, desbordados de tanta gente. El asado y el guiso carrero alcanza porque todos los vecinos colaboran, “nadie llega con las manos vacias”, cuentan. “Por aquí pasaron grandes músicos, Salvador Miqueri, Scofano, Sheridan, entre tantos otros. Hoy recordamos al misionero Carlos González, tenía un voz hermosa”, resalta Irma.

A 23 kilómetros de Mburucuya la casa de Tote Esquivel el encuentro profundo con la música tradiconal. “El chamame es un sentimiento que llevamos adentro. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, llevamos el chamame en el alma”, afirma Irma y Tote regala una sonrisa sileniosa. “La tranquera de esta casa siempre esta abierta para quien quiera visitarnos. En el mes de junio tenemos otro encuentro importante, fiesta campera, yerra y música chamamecera”, deslizó Irma


Danza guaraní

El auténtico chamame tradicional también se vive en Mburucuya por la danza y la lengua guaraní. Aquí la apertura oficial de la Fiesta el día viernes se realizó en lengua guaraní y la danza es tan protagonista de la fiesta como la música. Los trajes, la forma de bailar se trensa aquí en una pasión única de grandes y jóvenes. Tomados de la mano, con el rostro pegado o mirandose fijo a los ojos las parejas bailan hechizados bajo la música chamamecera.

El baile se vive con la misma pasíon de día y de noche, bajo la sombra de un árbol en la casa de Tote, en la casa de Jensen o durante la noche cubiertos por luces de colores y bendecidos por el roció. Las chaquetas de muchos bailarines revelan su pasión por el ritual del traje pero también nos dicen sus orígenes, Misiones, Entre Ríos, Chaco, entre otras provincias.

Un mamá sentada en el pasto, mientras da de mamar a su niño escucha a Joselo Schuap cantando y dedicando canciones a Corrientes. Son más de las dos de la mañana y algunos todavía toman mate, otros hace rato que acompañan la musiqueada con vino o cerveza. Algunos niños duermen acurrucados en los brasos de un adulto mientras otros desafían al sueño jugando a las escondida. Cientos y cientos de carteles desplegados por todo el anfiteatro cuentan de donde vienen, mandan saludos o simplemente expresan un deseo – “viva el chamame”.

Mburucuya cerró sus puertas del festival hasta el año que viene. Ahora el pueblo vivirá la pasión del carnaval y la fiesta de la laguna limpia, así abrirá paso a la música que no se detiene.















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