miércoles, 16 de septiembre de 2015

"Si hay otra vida seguiré siendo maestra"

Desde Campo Grande Delfina Ester Jáuregui reflexionó sobre el rol de la educación en la sociedad actual y recordó los inicios del Festival del Docente de esta peculiar ciudad misionera. El rol de maestra le sale por los poros: discute, aconseja, reta, pide, consuela; todo de forma vertiginosa y también efectiva. Delfina Ester Jáuregui -más conocida como Chochi- está jubilada hace 17 años, pero parece que todavía no se enteró.


Gentileza Julio Vazquez

En el marco de la celebración del día del maestro la charla con Delfina se centró en el papel de la educación en la sociedad actual y cuál es su concepto sobre el conflicto docente. También la maestra adelantó los entretelones del Festival del Docente que este año concretará su edición 30º en Campo Grande.



Entre consultas y llamados Delfina fue desatando su historia. “Me recibí de maestra en Oberá, hice primer año Profesorado de Biología en Posadas pero no me hallaba, volví y encaré a papá –Manuel Emilio Jáuregui, carpintero- para decirle que renunciaba al estudio y trabajaría como maestra. Contaba con la anuencia de mamá –también maestra, Delfina Ester Sauco, bonaerense- y desde entonces no abandoné. Me encantó, tanto que aún hoy si me ofrecieran quedar al frente de una escuela por este mismo sueldo de jubilada, acepto”.

- ¿Entre el día a día de su época y la actualidad, qué cambios notó?

Me encanta la profesión, porque los dolores de cabeza los sufre quien quiere. Si uno se sienta a dialogar con el docente éste accede. Hay que dejar de lado la arbitrariedad; los maestros necesitan apoyo, comprensión, hay muchos factores a considerar.

Me llevaba bien con los maestros de la Nº 150 cuando fui directora, aunque en otras fui maestra de grado. Hoy hay lugares donde los docentes no se sienten contenidos por sus superiores. Es una lástima. El director tendría que bajar un cambio del acelerador, abandonar determinaciones indebidas y los maestros responderían de otra forma. Pero a pesar del panorama conflictivo, uno debe ver cómo la mayoría trabaja y lucha. Hoy yo haría piquete pero a la vez cumpliendo con mi trabajo; yo estoy conforme con lo que cobro, no le veo razones a los piquetes, pienso que están impregnados de política. Se politizó mucho, antes no era así.

- ¿Cómo surgió el Festival del Docente, sus promotores principales?

Yo estaba en el curso de Lengua en el ex salón de Cultura, ahí nació la idea de hacer el Festival del Docente. Hubo cruce de ideas pues todas las cosas tenían fiesta menos los maestros y así salió. Primero se hizo al lado de la Municipalidad porque carecíamos de polideportivo. Puedo olvidar algunos pero los grandes animadores fueron Luis Quirelli, Jorge Encalada y esposa –los incansables creadores del Cuerpo de Danza-; bailé en casi todas las ediciones, presidí la comisión en 1992-93 en uno de los cuales traje a Los Iracundos y al actor Juan José Camero.

Pedíamos al Consejo de Educación dinero para la comida gratis de los maestros, ése era nuestro objetivo. El intendente y el ministro de Educación –a veces hasta el gobernador- venían a compartir la mesa con los maestros de toda la provincia.

Toda comisión se formaba independiente de la Municipalidad, el intendente apoyaba pero la comisión tenía autonomía. Formábamos subcomisiones: alojamiento, deportes, artística. Recorríamos con el señor Florentín la provincia invitando escuela por escuela y tomando nota de las inquietudes y aportes.

El jueves y viernes se hacía el Festival Folclórico con números artísticos de jerarquía: Los Tucu Tucu, el Trío Laurel, Los 4 de Córdoba -se pagaba con lo recaudado en la entrada- y el sábado el baile donde elegíamos y coronábamos a la reina de los maestros misioneros.

Me gustaría que el Festival del Docente volviera a ser el de antes, el festejo más importante de nuestro pueblo, donde los protagonistas seamos todos, antes se empezaba la organización en marzo. También se politizó y perdió su esencia integradora. No de ahora, sino desde hace tiempo. Debe unirnos por encima de todo pensamiento, el intendente anterior dividió la fiesta.

- ¿Cómo ve su profesión hoy?

La politización le agregó muchos traspiés, y en algunas cosas, para mal. En la próxima vida volvería a ser maestra, en mi época había pocos reclamos gremiales, nunca fui delegada pero se encontraban soluciones dialogando. Se perdió el respeto en la escuela, en el trabajo interno. La autoridad del maestro sobre los chicos se sigue manteniendo.

La educación, por suerte, sigue haciendo caminos en nuestro desarrollo social y económico; a algunos docentes les falta ese toque de familiaridad que permita construir una sociedad llena de bienestar, felicidad y esperanza. Tenemos que dejar de lado la codicia –como decía mi mamá, tan valorada por sus colegas- la competencia artera, los nervios, la soledad ¿de qué nos sirven los adelantos materiales si ellos nos convierten en un pueblo nervioso, constantemente confundido e intranquilo?

- ¿Cómo encontrar la verdadera felicidad en la vida si tienen que adquirir constantemente cosas fuera de su alcance?

Tenemos que sostener y consolidar una educación adecuada y viable; a la luz de nuestro contexto espiritual, intelectual y cultural para lograr equilibrio de los tres elementos cardinales: naturaleza, hombre y sociedad.


Gentileza Julio Vazquez - Diario El Territorio

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