Por paulo ferreyra
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“Viva la fe viva la esperanza viva el amor, viva la fe viva la esperanza viva el amor”, cantaban los peregrinos que desde Loreto caminaban bajo los rayos del sol el lunes por la tarde. San Miguel renovó su fiesta patronal con el cierre de la novena y la participación de varios parajes y pueblos aledaños, El Caiman, Santa Barbara, Capilla de Loreto, San Antonio, Montaña, Mboy Kuá, Sivlero Cue y Yataity Poí, a medida que iban llegando los peregrinos eran recibidos con jugo o agua, alimentos tradicionales como torta parrilla, torta frita o pan. Jóvenes de sonrisas amplias y espíritu servicial se acercaban a los peregrinos y recibían sus imágenes que identificaban su procedencia.
El equipo técnico del departamento de Cine y Artes Audiovisuales del Instituto de Cultura bajo la dirección del cineasta Manuel Ibarra dispuso la pantalla gigante sobre el techo del templo para la proyección del documental sobre la historia de San Miguel. A un costado del templo, mientras el sol besa el horizonte, las imágenes de las diferentes comunidades descansaba sobre algunas mesas. Un peregrino, vestido con una camiseta de boca, se persigna ante cada imagen, lo hacía en silencio y con gran devoción, cuando se retira revela una imagen de la virgen de Itatí pega al pecho.
La luna hiende los árboles y la noche comienza a refrescar. Lejos del rojo eclipse del día anterior la luna es blanca y pura. Cristian Soto, cura párroco de San Miguel habla fluido y con la sonrisa urgente, invita una y otra vez a los presentes a participar de la misa con alegría y entusiasmo. En el medio del oficio religioso una niebla de humo nos ciega por momentos, algún choripán se está quemando y el olor ya se pega en la ropa. La torta parrilla y el asado aguardan.
Documental sobre San Miguel
Sergio
Raczko Dr. del Doc.
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Durante la proyección el silencio se adueñó de la calle y la plaza, hasta los niños corrían rosando el silencio. Las miradas estuvieron concentradas en la amplia pantalla que proyectó en principio la historia de las reducción, el éxodo jesuita, Andresito y el florecimiento del pueblo de San Miguel. Sobre el final hubo aplausos y emociones esparcidas en los pobladores presentes.
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