por paulo ferreyra
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Gelmar Kalber es alto, su presencia infunde algo especial, su hablar apacible pone un toque de confianza en el primer encuentro. Desde chico se sumergió en el ambiente musical, su primer disco solista llegó con Plenilunio, después junto a Diego Brandán proyectaron el material poético musical “Charata mi alma”, libro más disco. Con el tiempo ha participado en los festivales más importantes de la región y recorrió el país llevando sus composiciones. Después produjo el disco “Sangre de barro”.
Su más reciente producción discográficas es “El otro mundo”. “Qué poco dura el dolor en el otro mundo/ donde los artistas son respetados como los doctores/ porque aprendimos a curarnos con poemas y con canciones a los oídos/”. Este disco es esperanzador, a lo que Germán Kalber agregará que “la esperanza es uno de los componentes fundamentales que tiene el mensaje del disco. Pero tengo muy claro que no es la primera vez que se pone de manifiesto esta mirada del otro mundo”. Este disco comenzó a caminar el año pasado, sobre el filo de los últimos meses Germán emprendió una gira promocional que lo llevó por casi todo el norte argentino.
Germán Kalber - Foto Maia Alcere |
- Para quienes aún no se han acercado el disco, ¿cómo y por qué surgió el disco “El otro mundo”?
En mi caso los discos han surgido de una manera muy natural, nunca forzando la situación. Nunca dije “para este año tengo que grabar un disco”, siempre han surgido por la necesidad de decir algo o de mostrar una mirada diferente a través de las canciones. El Otro Mundo no fue la excepción. Con Diego Brandán teníamos una cantidad de canciones compuestas y maquetadas para futuras grabaciones y sentimos que era el momento de que salgan a la luz, de que ya había una maduración en las canciones. Creo que eso debe primar siempre antes de publicar una obra. La maduración justa. No apurarse a grabar por grabar, tampoco darle muchas vueltas, pero grabar y publicar un disco cuando uno siente que las canciones están firmes, coherentes, bien arregladas, producidas acordes al concepto del disco que uno quiera hacer.
De 18 canciones que teníamos, quedaron 12, después quedaron 9, luego, en el medio del proceso de grabación surge la idea del título del disco, inspirada en el poema que está al final, dándonos cuenta que cada canción tenía que ver con ese manifiesto que es el poema El Otro Mundo. Luego, por idea de Marcos Ramírez de Mamboreta Records (una de las productoras que impulsó la publicación), se hicieron los preludios con fragmentos del poema, y eso reforzó y profundizó el concepto de todo el álbum.
El motivo principal de El Otro Mundo es abrir una ventana hacia nosotros mismos, hacia nuestro espíritu, hacia nuestra forma de vida, hacia nuestra historia como habitantes de un mundo al que permanentemente estamos saqueando; y cómo sería o cómo hubiera sido o cómo “es” El Otro Mundo, que no es otra cosa que éste mundo, tratado y vivido totalmente al revés de cómo lo estamos haciendo. Vamos descubriendo a medida que el disco suena y se desparrama que somos muchos los que queremos y anhelamos ese otro mundo.
El disco físico fue publicado gracias al apoyo y la gestión de dos productoras de la región: Mamboreta Psicofolk Records, Formosa, y Esto También Está Sonando, Resistencia.
Tapa del Disco - El Otro Mundo |
- “El otro mundo” es un disco esperanzador, ¿cuáles fueron tus influencias para este disco?
La esperanza es uno de los componentes fundamentales que tiene el mensaje del disco. Pero tengo muy claro que no es la primera vez que se pone de manifiesto esta mirada del otro mundo. Y la influencia, justamente está, en parte, en todos los que anteriormente han dicho o cantado o pintado lo mismo, tal vez con otras palabras, otras músicas, otros colores. Podría nombrar a John Lennon, a Pink Floyd, a J. R. R. Tolkien, al Flaco Spinetta, a Discépolo, a Horacio Ferrer, al Cuchi y a Castilla, a Falú y Dávalos, a Salvador Dalí, al negro Aguirre, a Coqui Ortiz, a Fander, a Sting, a Pat Metheny, a Jacinto Piedra, a Horacio Banegas, Mario Álvarez Quiroga, y podría seguir nombrando a muchísimos más, que en algún momento, o en todo momento, a través de su arte y de su caminar van construyendo ese otro mundo.
- ¿Cómo viviste la gira que realizaste el año pasado difundiendo este disco?
Muy feliz. Porque pude llegar a lugares que hacía rato no iba y tenía muchas ganas de ir a presentar este disco, “El Otro Mundo”. En esta gira volvía a ciudades como Mar del Plata o Jujuy, pero además visité por primera vez las ciudades de Rosario, Tucumán, entre otras. Aquí me dí cuenta que el disco se ha estado escuchando y también los discos anteriores. Descubrir eso me llena de alegría porque quiere decir que las canciones se van metiendo en lugares que uno a veces no imagina. Este año seguiremos con la gira, volviendo a esos lugares y llegando a otros.
- Qué te llevó a recorrer el norte argentino y el centro, porque estuviste en Chaco y Corrientes pero después fuiste a Buenos Aires y el interior, después bajaste por Rosario, Tucumán y Jujuy. ¿Son escenario diferentes o encontraste puntos en común?
Mi música tiene más en común con el Noroeste Argentino o al menos la música que vengo haciendo. La mayoría de las canciones que compuse tienen más raíces de la música santiagueña, o del “Chaco Santiagueño”, por ser oriundo de esa región, pero de igual manera tengo algunas canciones litoraleñas compuestas que aún no han sido grabadas. Este año, justamente estoy ya embarcado en un proyecto de un disco litoraleño.
La mayoría de los lugares a los que fui a presentar el disco fue de la mano de las canciones, no tanto del “género”. Además también lo hice movido por la cantidad de amigos que tengo en todo el país, que escuchan o cantan o han grabado mi música, en particular canciones de este disco. Creo que produce las mismas respuestas o reacciones de la gente en cualquier parte del país, porque no es un disco que tenga puesto el acento en el género musical, o en lo regional, sino en el mensaje, en las canciones.
- Por último. El año pasado en el Encuentro “Huella Argentina”, en el marco de la noche de guitarreadas tuviste la oportunidad de cantar un tema y que Juan Falú toque la guitarra. Elegiste en esa oportunidad “zamba de Argamonte”. ¿Por qué elegiste ese tema? ¿Qué significa para vos el Cuchi Leguizamon?
El encuentro de “Huella Argentina” fue algo realmente maravilloso. Una de las actividades del encuentro era la Guitarreada. Juan Falú dirigió la guitarreada y fue acompañado por diferentes cantores que estuvieron presentes en esa noche. Fue un momento inolvidable para mí y creo que para todos los que participamos esa noche.
Debo confesar que quien eligió el tema fue Coqui Ortiz, quien coordinaba el encuentro junto con Juan Falu. La Zamba de Argamonte es una de las obras más tremendas que se han creado dentro de la música argentina, y es una de las zambas que más me gusta cantar en las sobremesas de entre casa, en las guitarreadas justamente. Y para esa noche era, creo yo, el tema indicado.
El Cuchi Leguizamón es uno de los más grandes artistas que ha dado el mundo. El Cuchi junto a Manuel Castilla han conseguido crear obras enormes que han quedado y quedarán en la memoria colectiva y en las voces de los cantores por mucho tiempo. Fue un compositor de vanguardia, de músicas que tienen mucha tierra, pero también con elementos de otros lenguajes como el jazz. A pesar de no ajustarse a los parámetros de “la industria de la música” o del mercado, ha logrado permanecer por siempre en el cancionero popular argentino. Esto, creo que invalida ese torpe concepto de que la música popular debe ser necesariamente “fácil” o “simple” o “pegadiza”. El Cuchi Leguizamón es el ejemplo de que se puede ser un artista popular sin dejar de ser coherente con la calidad y la belleza.
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