Por paulo ferreyra
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Las luces tenues, las velas esparcidas por diferentes mesas y una luz sobre el piano invitaban a una noche diferentes. Los sonidos de la calle se apagan adentro y las expectativas crecían. Pasada las 21.30 aparece Julio Jara vestido de negro, una sonrisa apacible dibujada en su rostro y un decir armonioso para explicar cada momento del recital. Es difícil traducir todos esos momentos y las explicaciones de Julio, quizás alcance con decir que dispuso tres teclados en diferentes lugares de la sala y comenzó la noche tocando lejos de la vista de los espectadores. Algo que definitivamente introdujo en clima al público.
Estefanía Ceballos y Julio Jara |
"Hemos pasado un lindo momento", explicó después del recital. "Este Patio Cultural se convirtió en mi casa en estos dos últimos años. Encontré gente que se fue haciendo amiga en esta Casa. Ahora me invitaron a tocar en el marco del ciclo de conciertos y no pude negarme. Esto fue diseñado de forma azarosa, el repertorio incluso, porque mi intensión era presentar otra cosa. Quise hacer algo diferente. Estoy muy contento por la convocatoria y haciendo lo que sé hacer que es música. Intenté presentar otra cosa porque para hacer más de lo mismo no tenía sentido".
Julio cuenta que en su casa paterna se escuchaba mucha música. Después llevó eso a la música clásica cuando estudio y que hoy se siente cómodo tocando música clásica, folclore u otros ritmos diferentes. La primera parte Julio tocó música clásica en el piano y explicó muchas cosas importantes a la hora de entender a los compositores de escuelas legendarias.
El primer invitado fue José Acevedo quien cantó "bello abril", un tema de Fito Paez. Esto de alguna manera fue la bienvenida para Estefanía Ceballos y su lectura de poesía. Sobre el final de rondas de poesía leídas por Estefanía Julio Jara tocó "cadáver exquisito" del mismo autor. Tras las sonrisas y las miradas cómplices deslizaron qué había detrás aquellos gestos.
"Estábamos en un patio diferente al de la Biblioteca Mariño. El lugar estaba colmado de gente y con públicos muy diferentes. Había un piano y pensé que podía hacer algo. Me senté frente al piano, ante un público tan diverso en aquella oportunidad me dije voy a tocar algo por virtuosismo para el público más grande y por curioso y poético a la gente joven. Entonces toqué en aquella oportunidad "cadáver exquisito". Desde entonces con Estefanía Ceballos nos hicimos amigos, tocarla hoy fue como recordar aquel momento y reavivar nuestra amistad. Además disfruto tocando este tema y porque los quiero mucho a la gente de la biblioteca Mariño. Creo que esta canción es bella en sí misma y es bella porque no es pretenciosa, como una poesía o una flor". Por último Julio Jara sostuvo que musicalmente está retirado. "Toque ahora en un contexto de esta invitación. La última vez que había tocado fue hace cuatro años así que quizás ahora nos volvamos a ver en el 2020", concluyó bajo una sonrisa afectiva.
"Siento que hay una aprobación del público hacia mi lectura poética"
Estefanía Ceballos ingresa lentamente, se estrecha en una abrazo con Julio Jara y se sienta frete al piano a leer poemas. La noche cobra otro gira con la presencia Estefanía y los poetas indivisible a ella como Laura Yasan, Miguel Ángel Federik, Olga orozco, Jorge Boccanera, entre otros.
"Esta fue una experiencia nueva. A su vez estuvo dispuesta todo de una manera muy especial. Me llevo a un lugar muy intimo", resalta Estefanía Ceballos. "Julio Jara armo todo esta escenografía muy acogedora. Además tengo un vínculo con el piano muy particular, mi abuela es profesora de música, tiene 90 años y todavía toca el piano en Alvear. El piano siempre me lleva a ese lugar. El sonido y el registro del piano viene conmigo desde muy chica. Fue un placer hoy leer poemas con la compañía de Julio".
Asir cada uno de los poetas que selección Estefanía era difícil, solo me detuve en Miguel Ángel Federik, "creo que Federik pasó a la eternidad con ese poema "Niña del desierto". Es un poema impecable y con un registro histórico único. Esta hecho de una manera muy fuerte. Es un poema de largo aliento, como dice Rodrigo Galarza, es un poema para leerlo sin parar y con ese vértigo que llevan las palabras", sostuvo.
"He trabajado mucho en la selección de los poemas que leí está noche. Investigué mucho, me concentré en poetas argentinos que están vivos. Hasta una semana atrás tenía una lista totalmente diferentes a la que finalmente he leído. Me gusta mucho leer, siento que hay una aprobación de mi lectura poética por parte del público", comenta Estefanía y el rubor del rostro se choca con el maquillaje que besa su mejilla.
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