paulo ferreyra
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Pasada las nueve de la mañana van llegando los poetas y escritores. Osvaldo Bossi llega temprano, tiene frío, se ciñe con sus abrigos que no alcanzan a brindarle el calor necesario. Es un día gris y los sonrisas se dispersan cuando Osvaldo desliza – tengo que venir en Corrientes para el verano. “La última vez que estuviste en estas tierras también hizo frío”, le recuerdan.
Las tortas fritas calentitas son excelentes, con poca sal y con reminiscencia de años dulce y tierna edad. “Con estas tortas fritas vuelvo a ser un niño porque cuando era chico comía estas cosas. Ahora hacía años que no degustaba de estas delicias”, comenta Osvaldo. Los talleristas están en torno a una mesa redonda, hay chicos y chicas de Caá Catí, San Luis del Palmar y Corrientes. Después de charlas informales y comentarios vagos comienza el taller con la presentación de cada uno de los participantes.
“Es bueno el contacto con el de afuera. Pero es bueno tener el secreto de la poesía. Guardar ese vínculo de la poesía secreta. La poesía es para acompañarnos y entender las cosas del mundo”, comenta Osvaldo Bossi quien va agregando algunas palabras entre presentación y presentación. Los chicos del grupo Pájaro de Tinta y Cultural Nativo también están contando sus experiencias.
La presentación se extiende, Osvaldo sigue interviniendo con comentarios y anécdotas. El clima es agradable, dulce, ameno, regado con mate o café. De repente surgen como un torrente los nombres de los poetas Alejandra Pizarnik, Juan Gelman, Fernando Pessoa, Juan Ramón Giménez, Leonidas Escudero, entre tantos otros. También aparecerá la bella Violeta Parra. “Muchas veces uno recomienda leer mucha poesía pero también en las canciones hay poesía. Violeta Parra no tiene publicado un libro de poesía y sin embargo en sus canciones cuánto de poesía podemos leer”, remarcó Osvaldo Bossi.
“Les agradezco que hayan venido y que quieran compartir algo tan íntimo como un poema. Es un mundo el que se abre. De ninguna manera mi mirada es “la mirada”. Trataré de entender hacia donde van ustedes con la escritura y desde ahí trataré de aportar algo a lo que están haciendo”, comenta en tono suave mientras los poemas se van desgajando. Escucho atentamente algunos poemas, me pierdo entre la calidez de algunos y la dulzura de las voces.
“Hay que mantener el equilibrio entre el adentro y el afuera”
Llegaba el medio día y terminaba el taller. El clima era agradable, divertido, había sonrisas, felicitaciones, pases de contacto, facebook, fotos. Mientras Osvado Bossi camina al hotel destaca que “siempre es lindo los talleres de poesía. Aquí uno vuelve a poner en el tapete algunos temas y se parten las ideas más simples de “por qué escribir”, “para qué”, “cómo hacerlo”, en el taller recuperamos esa idea. La intención es que los que participan se conecten con la poesía sin tantos rollos, sin dificultades, escribir es un hecho y una experiencia personal y no un hecho literario. El trabajo en lo formal son pequeños trucos que se aprenden para mejorar y para llevar adelante la escritura. Estuvo muy lindo. Ojalá les haya servido”.
Vamos conversando en la calle. Una de las talleristas nos acompaña. Hace frío. Pasa un vehículo rápido. Osvado cruza los brazos y hace fuerza para abrigarse, lo imito tratando de que el grabador quede con el micrófono fuera del abrigo. Un niño llora a lo lejos.
“Los poetas deben guardarse algo pero no todo. Mantener ese equilibrio entre el afuera y el adentro es un ejercicio de la poesía y de la vida. El poema no puede estar haciendo todo el tiempo vida social. Hoy todo se vive muy para afuera entonces para equilibrar esa tendencia es importante guardarse algo y dialogar con ese poema. A mí me gusta levantarme a la mañana y pensar que hay algo que es mío y que lo estoy trabajando, que estoy buscando”.
El trayecto es muy corto, apenas unas pocas cuadras. –Por qué no lo entrevistaste antes, me susurra Bárbara casi de mal humor. Llegamos al hotel y hay que cerrar la entrevista. Pocas ideas se me ocurren como cerrar con música. Retomemos a Violeta Parra, Osvado Bossi dibuja una sonrisa y advierte lentamente, “descubrí que es una grande. Justamente esta idea de ser verdadera, de representar lo que ella quería representar, a su propia raza y a su propio lenguaje. Violeta no se vendió ante nadie e hizo lo que quería hacer. Contra todo. Fue muy personal. Además tiene un lenguaje único. Yo solamente quisiera haber escrito una sola coplita que ella escribió ya me sentiría contento. Cuando en “Volver a los 17 dice
“El amor es torbellino de pureza original / hasta el feroz animal susurra su dulce trino, / retiene a los peregrinos, libera a los prisioneros, / el amor con sus esmeros, al viejo lo vuelve niño / y al malo solo el canino lo vuelve puro y sincero”.
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