paulo ferreyra
"Cómo escribir un verso de enamorados / como hacer canciones que hablen de amor / si allá afuera las plazas están repletas/", así reza un fragmento de una de las canciones de Lucas Segovia, Justicia vengo a pedir.
La noche del último viernes estaba amparada por un clima ideal, apenas fresco y un cielo despejado. Pasada las diez de la noche Cantalicio Bar ya estaba desbordado, las mesas que aún quedaban vacías estaban reservadas y no había más lugares disponibles. En el ambiente flotaba el aroma de las empanadas, de las pizas, mandioca frita, entre otras delicias culinarias.
Cerca de las once Lucas Segovia abrió la velada musical con sus composiciones, "piel de margarita", "postales de la vida", "justicia vengo a pedir", entre otras canciones que ofrecieron un repertorio chamamecero por la memoria.
"Creo que hay una sociedad que intenta mantener la memoria antes que nada. Un sociedad con memoria en búsqueda de la verdad y la justicia. Yo nací en el 76, mi padre fue exiliado, tuvimos amigos presos y cada 24 de marzo lo sentimos de una manera especial. Aún es difícil hablar de memoria y sin embargo estamos en Cantalicio con una buena recepción de público", reflexiona después Lucas Segovia.
El repertorio continuó con algunos clásicos, algunos temas que el público le pidió y el pudo complacer, otros temas en cambio se excusó con una sencilla razón - "no me acuerdo la letra", deslizó. Entre el público una señora hamaca a su bebe mientras escucha un chamame bien maceta ejecutado por Elías Fernández, el acordeonista que despertó los sapucay con los acordes del tema "el rancho de la cambicha".
Penetrando ya la media noche llegó el turno de Ignacio Copani quien ofreció un repertorio totalmente amplio, cargado con canciones propias, rock nacional, folclore y no faltaron las clásicas canciones de river. Por último se juntaron los músicos y cerraron con la canción El Cosechero de Ramón Ayala.
"Corrientes me juega a favor. Soy chaqueño pero me siento querido y respetado en Corrientes. Las veces que vengo a tocar la gente me recibe muy bien. Hay mucho aditamento a este recibimiento. No me considero un cantor chamamecero. No me considero un autor y compositor. No me considero esto porque me considero un laburante, soy un laburante y escribo lo que me sale, lo que me nace, lo que me empujan ciertas circunstancia. Quizás estas son las cosas que me acercan a la gente", musita Lucas Segovia mientras despide el humo de su cigarrillo que nubla por unos segundos sus ojos.
La velada musical cerró cerca de las dos de la mañana. En las mesas estaban pobladas de bebidas y de la comida sólo quedaban platos vacios. El público despidió con aplausos estridentes a los músicos y con expresiones como - "qué bárbaro che".
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