Por Mariela Mioni
El domingo pasado falleció uno de los creadores de ese mítico espacio de hombres, literatos y profesionales, Carlos Gelmi. El 25 de enero de este año quien dejó de existir fue otro miembro fundador, el escritor Girala Yampey. Pero la partida de este último fue sólo física ya que sus colegas, que aún se juntan en esa mesa de El Mariscal, lo aseguraron. “Él aún está entre nosotros. Está aquí, ocupa su mismo lugar de siempre, él está aquí porque sus libros también lo están y son una parte de él”, repite siempre el periodista Darwy Berti.
Con esta idea y con el convencimiento en que Girala Yampey amaba ese lugar, esa mesa y por el hecho de encontrarse a diario con sus colegas y amigos, fue en los últimos años un compromiso que le daba muchas satisfacciones; por esa razón sus tres hijos decidieron hacer la importante donación de los libros del padre a la Biblioteca de Autores Correntinos Juan José Folguerá, que funciona en ese mismo lugar.
Para hacerlo aún más presente, donaron una fotografía de Girala, que fue instalada en el sector donde se juntan los Dinosaurios, justo encima del lugar de la mesa donde él solía sentarse. Esta fue la forma que encontró la familia, los Dinosaurios y la biblioteca Folguerá para homenajearlo.
El acto se concretó el lunes 11 de junio pasado, fecha que coincidió con su natalicio. De hecho, Girala Yampey hubiera cumplido ese día 95 años. Por la misma razón, el encuentro, que contó con la presencia de dos hijos del escritor y sus nietos, resultó sumamente emotivo; en particular se debió a que quienes desearon compartir unas palabras en recuerdo de Girala lo hicieron con tanto cariño, que la mayoría no pudo evitar emocionarse, algunos inclusive hasta las lágrimas.
La primera en hacer uso de la palabra fue Graciela Yampey, hija del escritor, quien, muy conmovida, sólo tuvo palabras de agradecimiento hacia él y hacia los presentes. Quien también estuvo muy afectado fue el escritor, periodista y ex funcionario de Cultura, Marcelo Fernández, quien se refirió muy brevemente respecto a su amigo. Lo hizo en nombre propio y también en representación de los Dinosaurios. Luego fue el turno de Fernando Abelenda, quien prologó uno de sus libros, que aprovechó para destacar la figura de Yampey como escritor.
A continuación la escritora Elena Zelada de Fiorio relató con detalles cómo Girala fue el impulsor y fundador del taller literario Koeyú, que actualmente se dicta en Extensión Universitaria de la Unne. Rosa Beatriz Jacobo de Stancoff, como presidenta de la Sociedad Libanesa de Corrientes, también destacó la capacidad de gestión y de continuo trabajo que tenía Yampey. Por último, Alcides Romero, gerente y dueño de El Mariscal y presidente de la biblioteca Juan José Folguerá, agradeció la donación de más de 500 libros, propiedad de Girala Yampey en vida, que fueron donados por la familia.
La escritora Nelly Obregón aprovechó para relatar una coincidencia que ocurrió el 25 de enero de este año, cuando falleció el escritor. Ese día, al igual que unos días antes y otros después, hubo una invasión de mariposas blancas por toda la ciudad de Corrientes. Un hecho que fue destacado en su momento por Elena Zelada de Fiorio y por Fernando Abelenda, como una anécdota. Relato que permitió imaginar a los presentes que Yampey, siendo un gran conocedor y estudioso de la fauna y la flora de todo el NEA, estaba también presente ese día -el de su partida- a través de esas mariposas que vinieron a buscarlo y acompañarlo al Cielo; casi como una analogía con las valquirias, esos seres de la mitología nórdica que acompañaban a los héroes hasta el Valhalla.
Entre los presentes también se mencionó la capacidad de adaptarse a las nuevas tecnologías, que tenía Yampey, y cómo a su edad se permitía usar y comunicarse a través de las redes sociales y del correo electrónico con sus familiares, amigos, colegas, y responder consultas de mucha gente. “Para todos siempre tuvo una paciencia infinita, como así también su destacada capacidad de síntesis”, dijeron.
Para el cierre del acto, Graciela y Ricardo Yampey fueron convocados para descubrir el la imagen de Girala, que permanece desde ese día, siempre presente en el salón de El Mariscal. Sin duda, fue un homenaje muy emocionante, pero también muy merecido, no sólo por la trayectoria como escritor que tuvo Girala Yampey, sino y sobre todo, por su humildad, por el cariño que siempre forjó con la gente y por estar siempre dispuesto a compartir todo, sobre todo el conocimiento.
Mariela Mioni
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