Este año se cumplen diez años de la publicación del
libro Vuelos Chamánicos del escritor
Martín Alvarenga. “A lo largo de los textos pueden percibirse movimientos y
mitos personales, poesía, microcuento y textos en prosa poética”, esboza, al
tiempo que reflexiona sobre ese proceso creativo. En esta charla nos sumergimos en su proceso de
escritura y en la intimidad de un libro que hoy puede leerse como la “síntesis
de su obra poética”.
Por Paulo Ferreyra
Foto Eugenio Led
Hace mucho frío, en un departamento en la ciudad de
Corrientes, edificio de 7 pisos, de espaldas a la ciudad nos miramos. La mesa
es pequeña, tomamos algo; el grabador, libros, un cuaderno, lapiceras, la luz
baja completan nuestra escena.
“De tanto en tanto escribo alguna cosa nueva. También
estoy rescatando cosas que tengo en mis archivos. No excluyo la posibilidad de
hacer cosas nuevas pero mi estado de salud no me permite embarcarme en
proyectos de largo plazo. Sigo en la mía. Estoy retirado de todo movimiento
cultural y por ello me sorprendió sobremanera tu llamado”, desliza y hace
silencio.
Martín nació en Corrientes y después de vivir en otras
ciudades volvió a su ciudad. Dentro y
fuera de ella, escribió sobre esta tierra. Ha publicado ensayos, novela,
poesía, teatro. Este año se cumplen diez años de su poemario Vuelos Chamánicos, un libro
conmovedoramente poético.
Alejandro Rodríguez, pintor y docente de Paso de los
Libres, hace un tiempo expuso sus obras en el Museo de Bellas Artes de
Corrientes. En ese marco destacó que su fuente literaria partía de Martín
Alvarenga, Gabriel Ceballos y Francisco Madariaga. De la obra de Martín destacó el libro Vuelos Chamánicos, el aniversario del
libro y su producción hacen propicia la oportunidad de revisar y volver a
leerlo.
“Con Alejandro es recíproco el respeto y el cariño que
nos tenemos. Es de ida y vuelta la valoración que tenemos entre nosotros. Me
gusta su búsqueda estética. Le pedí disculpas por no poder asistir a su
presentación. La obra de Alejandro es latinoamericanista, muy exuberante,
colorida, con un paisaje preñado de colores intensos, tropical. Lo sigo a pesar
de la distancia”, desliza.
Martín vive rodeado de su familia, su esposa y su hija.
Leyendo y releyendo, creando y reescribiendo. “Vuelos
fue publicado en 2008 bajo la gestión de Carlos Lezcano como subsecretario de
Cultura de la Provincia de Corrientes. Se publicó junto con el libro de poemas
de Mariano Soto y Cacho González Vedoya. Estaba en ese tren Florencio Godoy
Cruz, pero él publicó por otra vía. Esta fue la única vez que una institución gubernamental
publicó un libro mío. En general yo me arreglé con editoriales o solo”, cuenta
y sonríe.
“Antología sui generis”
“Fue un libro muy elaborado, muy trabajado y fue
también muy espontáneo. Se mezclan las dos cosas, por un lado fue muy elaborado
y por otro, una cuota de espontaneidad.
Es un poemario que venía trabajando con un grupo de poemas y después
apareció otro grupo de poemas. Me salió una mini sinfonía, el libro tiene
movimientos y tiene mitos personales, tiene poesía y textos en prosa poética”,
explica.
“Además es un libro en el que por algunos momentos se
mezcla la poesía con el microcuento. Aquí es donde entra a participar el zem como
elemento movilizador de una parte de mi poética. Este libro es una síntesis de toda mi poesía.
Creo que esta es la antología que no publiqué”, subraya y vuelve al silencio.
En el medio advierte que estas reflexiones surgen ante las preguntas, porque
antes no se lo había planteado.
Ahora sonreirá ante el aniversario, frente a estos diez
años y de cara al libro.
“Es decir, publiqué una antología sui generis en el sentido de que no fueron elegidos para una
antología poética. Pero da la impresión de que por el proceso de veinte años de
trabajo, por la decantación y por esa pulsión de espontaneidad, es como si
fuese un micro manual de mi obra poética. En este libro se condensa toda mi
poética. Sin desmerecer otras experiencias que tuvieron otra tesitura. Por
ejemplo, flotilla de fábula, que es un libro que me llevó cinco años de
escritura, de lectura de mitos precolombinos y muy intensos, es también un
libro importante”.
Sin embargo el camino de Vuelos Chamánicos es un trayecto de veinte años. Es una diferencia
grande entro otros libros en cuento al proceso raro que viví para hacerlo. Además
en ese momento no me lo planteaba como rareza pero ahora mirando el tiempo
transcurrido surgen estas reflexiones. Creo
que es un collage lírico. Está presente lo latinoamericano pero también
otros factores como el zem, otros elementos que se tutean mucho como la poesía
con la filosofía, no desde el punto de vista académico sino la filosofía como
propuesta vivencial. No hay una teoría filosófica.
—Incluso hay un poema en el que juega esa diferencia entre la filosofía
y la poesía.
—Así es, es como si sucediera una ruptura jubilosa,
después de esa enunciación, que de pronto va un pensamiento taxativo a un
quiebre y así asoma la metáfora. Cuando
comento estas cosas hablo de las cosas que yo siento que me pasó con el libro,
no que sea necesariamente así de lineal.
Filosofía y poesía, la filosofía como propuesta
vivencial y la poesía en sí por la concentración de sentido que coquetean todo
el tiempo.
“Enamorado del mundo”
“Paul Éluard definió la poesía como una concentración
alta de sentido, eso es la poesía. Paul fue un poeta nortemericano bastante
discutido. Hay otro factor que entra en la génesis de la poesía, es el hecho de
la actitud. Tenés que estar enamorado del mundo. Este es otro concepto que el escritor
polaco Gombrowicz señala: para escribir hay que estar enamorado del mundo”,
desliza y vuelve al silencio.
La noche madura, de a ratos el caloventor se enciende y
ronca suavemente. Bebemos café. En la casa hay silencio. El grabador por momentos
registra ese silencio entre entrevistado y entrevistador. Es sábado por la
noche al filo de las diez de la noche, los bullicios de la ciudad joven
nocturna comienzan a encenderse.
Martín Alvarenga piensa, usa los silencios para
acentuar sus reflexiones. “En la poesía tienen que darse las dos cosas: estar
enamorado del mundo y encontrar un sentido. Pero hay otros factores que
participan de esta construcción poética. Quien escribe trata de traducir el
momento en que estuvo gestando algo especial. Pero he abordado mucho la poesía
en sí misma, la poesía interpelándose a sí misma, la poesía como la génesis de
la poesía y su nacimiento. En muchos de esos poemas hay un período en el que se
van dando como una cosmogonía de cómo nace la poesía, al ser una cosmogonía es
un mito, un mito personal y acotado.
“Entre el concepto y el
latido del poema”
— ¿Cómo es el proceso o el
momento creativo de cierre del poema?
—Es un momento quizás no tan sencillo de traducir. Hay
un habitad donde yo sentía que eso era la poesía, me sentía en ese devenir, es
como si de pronto te sintieras dentro del fluir del agua. Esa es una forma de
describir, me sentía copartícipe del fluir, metido y fluyendo, es una
experiencia desde adentro.
Ahora que reflexiono creo que esa experiencia es la que
me permitió no caer en manos de una total elaboración, al estar metido dentro
es como si estuviera estremecido al momento de hacerlo. Entonces ese estremecimiento me salvó de ser
atrapado por la elaboración, porque había mucha elaboración pero también había
mucha espontaneidad. El tema era hasta qué punto podía conciliar los dos
extremos, entre la idea y la imagen, entre el concepto y el latido.
— En el medio de la música
—La musicalidad del poema, del texto, de la prosa en
general, es el hecho de decir y escuchar, tiene que haber música. Hay una metáfora que tengo en Flotilla de fábula
—“como un relámpago congelado en la mano”,
para mí la poesía es eso: “un relámpago
congelado en la mano”. En Vuelo Chamánico está presente el chamán,
el factor desencadenante del mito e incluso en el libro hay un relato donde
habla el chamán.
Cuando tengo un libro ensayo varios títulos, una vez
que tengo varios elijo el que tuviera que ver más con mi persona y que estuviera
autorreferenciado con el lugar, no digo Corrientes sino Latinoamérica, mi lugar
en el mundo. Corrientes es una situación accidental, lo sustancial es estar en américa
latina, porque hay una connotación de paisaje, mitología, influencia de escritores
latinoamericana sobre todo en la narrativa.
— Aquí, como en ningún otro libro,
conviven todos los géneros literarios.
—Percibo mi narrativa como una especie de energía
poética. Aquí en este libro de Vuelos Chamánicos está presente mi perspectiva
tangencial de autor que es la combinación de ensayo, narrativa y poesía. Creo
que hay una cierta circularidad sobre esto. Cosa que no lo pensé. Ahora lo
pensé y tampoco es descabellado porque ya había escrito ensayo, novela y
poesía.
— Al igual que en otros textos, Corrientes
está presente.
Corrientes está presente. Creo que hay una visión de Corrientes
crítica, no en un sentido de homenaje o un laudatorio, sino que hay una visión
crítica, hay ciertos rasgos que no me agradan y los pongo en evidencia. El
patrón de Corrientes que es el patrón de la estancia, el imaginario de las
estancias, el imaginario de los apellidos, la seducción de la gente por el
poder. Existe una tendencia social a la admiración alienante a la autoridad, ya
sea político, estanciero, profesional poderoso; hay una especie de pleitesía al
poder que me desagrada, eso he tocado a través de mis textos, más frontalmente
en los ensayos aunque acá hay una mirada crítica no tan enfatizada, pero está
presente. De pronto en el poemario reverbera, aparece y desaparece. Me gusta de
Corrientes el paisaje, el mito, me gusta el mito como mística de lo sobrenatural.
La seducción por el poder es lo que me hizo convivir en
Corrientes con dos elementos, el exilio y el arraigo. La mitad de mi
experiencia personal, mi existencialidad pasa por el exilio y el arraigo. Se me
cruzan las dos cosas, estoy debatiéndome sobre estas dos cosas. Soy esas dos
cosas.
Si no hubiera tenido o estado en la marginalidad no
hubiera escrito el libro de Vuelos
Chamánicos. Esta es una antología no solo de la poesía que escribí sino que
funciona como un juicio de enunciación, es una síntesis de mi obra. Durante los
20 años que duró el proceso de escritura no me daba cuenta de que podía ser un
libro síntesis de mi escritura. Nunca fue planteado así, con el tiempo se fue
dando ese lugar. Fui armando parte por parte, y fueron aparecieron escalonada y
simultáneamente. En lingüística sería diacrónico y sincrónico, pero es como si
hubiera colocado las partes de este libro en una especie de batea y se
mezclaron todas las cosas.
Fe poética
A la esperanza
Dibujada en el futuro
La llaman utopía.
A la devoción poseída
Por el pensamiento y el relato,
La llaman mitología.
A la rebelión
Metida a lo hondo
De tu pellejo
La llaman poesía.