jueves, 11 de julio de 2019

Laura Yasan: "Si no escribo me ahogo"

“El hecho de que se siga escribiendo y leyendo poesía en este mundo que se cae a pedazos es casi milagroso. Ver que la poesía sigue sucediendo es hermoso. Pienso que el arte salva”, expresa la poeta Laura Yasan quien estará este viernes y sábado leyendo sus poemas junto a Estefanía Ceballos y la música de Flor Sandoval.



por Paulo Ferreyra

Este viernes se reanuda el ciclo Tenemos Visita organizado por los escritores Estefanía Ceballos y Tony Zalazar. La cita es este viernes a  las 21 en Miranda Club Social, Catamarca 1128 de Corrientes. El ciclo se replicará el sábado a las 21 en el bar Macedonio, López y Planes 571 de Resistencia. 

 Yasan nació en Buenos Aires y lleva editaa una docena de poemarios entre los que se destacan Ripio Premio Municipal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2005, La llave marylin premio Casa de las Américas 2009 y Animas de presa Ani Premio Carmen Conde 2011.


Antes de su llegada al litoral charlamos por teléfono, para abordar la creación poética. Comentó que su misión en el mundo es que la gente lea poesía. “La poesía es mi lugar en el mundo. Regalo poesía pero no he regalado mucho de un solo libro, sino muchos de diferentes autores porque también esta acción tiene que ver con cada persona. Cuando pensás en alguien, pensás qué clase de poesía le gustaría leer”, explica. 

— ¿Qué poema estás escribiendo o cuál fue el poema más reciente que escribiste?

El más reciente lo estoy escribiendo en realidad, no lo terminé. Tengo el poema en proceso. Se está escribiendo todavía. Últimamente entre que empiezo uno y lo termino pasa bastante tiempo. No sé por qué pasa esto ahora, antes no era así.  Ahora lo dejo, lo transformo, lo vuelvo a corregir, lo vuelvo a -ver o empiezo de nuevo.

En este caso estoy escribiendo un poema sobre la gente que está en situación de calle. Hay una cantidad impresionante de gente que está en la calle, que está en la vereda todo el día, pidiendo, durmiendo, gente que está pidiendo una monedita, dos moneditas. ¿Para qué te van a servir unas moneditas? 

 Me tiene muy conmovida - toda esta situación que están viviendo muchas personas. Estoy participando  activamente en entregar ropa, dar un mate caliente, lo que fuera. El último poema que estoy escribiendo se trata de esto y me resulta difícil abordarlo sin caer en lugares comunes. Trato de buscar el punto de vista de la persona que vive esta situación, que desde ese lugar ve piernas, zapatos, perros, bastones. No miran al cielo. No están mirando al cielo, no miran los rostros, solo ve piernas que pasan. Eso es lo que quiero lograr en este poema en el caso de que me salga.


— En tu anterior visita dijiste que hacer un poema es sacar un cisne de un ladrillo, ¿en qué etapa está este poema? ¿Se ven las alas? 

Hacer el poema es sacar un cisne de un ladrillo. Siempre digo esto porque es lo que a mí me sucede. Sigo sosteniendo eso, porque lo primero que saco y lo primero que tengo es un ladrillo, es algo que no tiene forma, no tiene belleza, no tiene nada. Desde ahí tengo que  sacar un cisne que es el poema. Ese es el laburo, como un escultor que tienen una piedra gigante y saca el David o El Beso, algo así. El poema que estoy escribiendo va teniendo forma. Estoy intentando llegar al cisne.

—En relación con el título, ¿cuánta importancia le das al nombre del poema?

Para mí es un recurso importantísimo. Veo que muchos poetas y poetas consagrados y consagradas no le dan bolilla. Le ponen el primer verso o le ponen un número, otros no le ponen nada. Para mí el título es el trabajo que viene después de terminarlo. Hasta que no está el título no está terminado. Puedo agregar un plus tremendo, si el poema es muy hermético le puedo poner la claridad en el título, si el poema es muy obvio puedo poner en el título algo que no entró en el poema, puedo poner ironía, es un desafío poner el título. Creo que es la parte más gozosa para mí, cuando termino de pulir, de escribir, ya está listo el poema y viene el desafío mayor.

—Así se cumple esa leyenda o frase de que en el arte hay un diez por ciento de inspiración y después hay un 90 por ciento de trabajo.

Totalmente. El arte es eso, poder plasmar tu visión en lo que estés haciendo. Ya sea una película, una danza, un cuadro, vos estás poniendo tu mirada de artista en la obra. Eso da trabajo, no sale por arte de magia. La gente espera la inspiración, no es algo que viene de afuera sino que es algo que vos permitís que se abra en vos. Cuando eso se abre sale, sale eso que otros llaman inspiración. Esta es mi forma de verlo, no hay una barita mágica que me toca desde afuera. Hay una fibra mía que se movió, que se conmovió y necesito sacarla fuera. 

Esto que estoy manifestando es el resultado de muchos años de estar en este oficio, de preguntarme y reflexionar sobre el material de la poesía. Cómo llega el acto creativo, eso es una incógnita.  Cómo se produce el acto creativo es la pregunta eterna, nunca la puedo terminar de contestar. Coordino muchos talleres y lo que más trato es que la gente pueda reflexionar sobre la actividad que está haciendo. No es solo agarrar birome y escribo, no es mecánico, hay muchos pasos antes que pasan en el cuerpo, en la mente y en la sensibilidad que se van aunando para llegar al poema.

—¿Por qué se escribe?

Mirá. Pienso que el arte salva. Uno puedo tener una mirada indiferente de las cosas, no solo de la gente que tiene hambre sino de la gente que tiene demasiado dinero, de cualquier situación social. Uno puede pasar indiferente, o si vos necesitás decir algo, ahí es cuando el arte te salva. Cualquier rama del arte te salva. En mi caso elegí la poesía o la poesía me eligió a mí, probé muchas ramas del arte en mi juventud. Hice bellas artes, teatro, pintura, escultura, música, todo lo que se te ocurra; pero me quedé con la poesía que es el lugar donde me puedo expresar, siento que tengo herramientas para expresarme. Cuando necesitas expresar algo está el arte, o llamás  a un amigo y le contás lo que te pasa. Pero si querés o necesitas dejar testimonio, o quizás ni siquiera pensar en dejar testimonio sino que es algo que tenés en el cuerpo y necesitás sacarlo y ponerlo en otro lado. Lo ponés en la obra, en mi caso lo dejo en el poema, no puedo vivir con eso adentro. Si no escribo me ahogo.

—Vas a estar en dos ciudades leyendo en voz alta tus poemas, ¿cuál es el proceso para elegir los que vas a compartir en estos espacios?

En general tengo un plan a y un plan b. Hay que pensar que en una lectura podemos leer seis, siete u ocho. Después la gente se cansa. Además se le hace un puré en la cabeza. Tengo diez libros editados y tengo que elegir ocho poemas. Tengo que hacer una línea, necesito que los poemas tengan una coherencia. Una vez que está el material listo y estoy frente al público, al leer el primer poema ya tengo indicios de si voy bien o mal con el público. O si este público me pide otra clase de poemas; ahí voy al plan b. Ese plan es improvisar sobre lo que voy leyendo porque es algo muy sutil que me pasa en el contacto con el público. Hay cosas que sólo pasan en ese momento. 

—¿Qué te dan estos espacios de lectura?

Cuando voy a encuentros con poetas me dan diversas cosas, porque hay lo bueno y lo malo. Hay lo que te gusta y lo que no te gusta, el poema que es bueno pero está mal leído o el poema que es malo pero está bien leído. Los encuentros que más disfruto son  justamente con otro poeta. Además es un espacio para celebrar y que se lee poesía. Hay poetas y lectores de poesía, que la poesía siga viva es para celebrar. Que se siga escribiendo y que se siga leyendo poesía en este mundo cuando todo se cae a pedazos. Ver que la poesía sigue sucediendo es casi milagroso. Este es mi lugar, la poesía es mi lugar en el mundo.


— ¿Cómo sos como lectora de poesía, tomas una tanda de poesía sobre algún tema o algún autor?

Cuando me siento a leer poesía es como cuando te sentás a comer, comés hasta que te saciás. Empiezo a leer y llega un momento que si leo un poema más me da una indigestión. El poema no es como una novela que empezás y sos capaz de llegar al final del libro porque querés saber qué pasa. Cada poema en cambio es un pequeño mundo. Cada poema te mueve una cosa, el siguiente te mueve otra cosa, el tercero te mueve otra. Además tenés que leer lentamente, para entrar a ese universo, subrayar cosas, marcar. De todos modos hay libros que he devorado hasta el final.

Por Paulo Ferreyra

0 comentarios:

Publicar un comentario