La pianista Marcela Martínez realizó un concierto junto a la Orquesta Sinfónica de Corrientes. Además el jueves 12 se presentará en Resistencia en el Complejo Cultural Guido Mirando junto a la Orquesta Académica del Instituto Superior para la Enseñanza Artística Musical —ISPEA—, dirigida por el maestro Jorge Doumont. En esta charla hablamos sobre estos conciertos y la importancia de la música.
paulo Ferreyra
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Marcela vive desde hace un tiempo en Estados Unidos. Ahora en su visita por su tierra y el litoral cuenta: "Extrañaba mi gente, mis afectos. Sin dudas, la tierra también pero más a mis afectos. La tierra sin afectos no es nada", desliza y habla de lo fundamental que son los afectos en su vida. Volver ahora la conectó con todo ese cariño que brota de la piel más sensible.
Nació en Entre Ríos, comenzó sus estudios con Graciela Reca y Aldo Antognazzi, continuándolos en Israel con Alexander Volkov, en España con Joaquín Soriano y en Francia con Germaine Mounier, donde obtuvo por concurso el Diploma Superior de Concertista en la Ecole Normale de Musique de Paris. Asistió a cursos internacionales como: Holland Music Sessions, Somerakademie del Mozarteum de Salzburgo, Cursos de Verano Reina Sofía en Santander trabajando con maestros como Gyorgy Sandor, Lazar Berman, Kammerling, entre otros. Ha ganado numerosos e importantes premios y menciones nacionales como internacionales.
Cuenta en esta apretada charla que escucha mucha música clásica, además música popular, folclore. "Últimamente estuve escuchando cosas mexicanas populares. No tengo mucho tiempo para dedicarme a oír otras músicas. Me gusta también poner sonidos de jazz".
Días previos a esta entrevista Marcela Martínez había realizado un concierto a cuatro manos con quien fuera su profesora Graciela Reca. "Se dio un muy lindo concierto. En principio hubo mucha gente y cuando tenés esa recepción uno queda muy contento, muy conforme. Al público se lo vio muy contento", afirmar mientras sonríe ante lo que ha sido "una experiencia maravillosa. Tengo una relación muy especial con Graciela, ella fue la persona que me formó y ahora en otra etapa de mi vida compartir este concierto fue maravilloso".
Marcela se presó junto a la Orquesta Sinfónica de Corrientes, dirigida por la maestra Andrea Fusco. En esta ocasión realizó el Concierto Nº 2 para piano y orquesta de Fryderyk Franciszek Chopin. En los próximos días se presentará en Resistencia, Chaco, para realizar otro concierto de piano y orquesta de cámara junto a la Orquesta Académica del ISPEA, dirigida por el maestro Jorge Doumont.
Dada las características de estos conciertos de música clásica y en un contexto de hiperconectividad, Martínez habla de la importancia de la música. "En este momento, no solo la música clásica sino la música en general nos permite vivir y experimentar otros tipos de sensaciones. Creo que nos regala la posibilidad de volver a la raíces. No importa el género; escuchar música es estar conectado con una misma. Nos permite salir, escapar y conectar con lo más íntimo del ser. Están los que gustan de la música clásica, el folclore, lo popular, lo que sea, más allá del estilo, la música nos permite conectarnos con nosotros mismos. Escuchar música es poder así disfrutar y tener otra manera de ver las cosas. En este mundo que decís de la hiperconectividad, donde todo tiene que ser ya, entonces la música nos permite pausar el tiempo y conectarnos con nosotros, sin tiempo".
— En tu caso que elegiste la música clásica, ¿cómo es tu experiencia personal?
— Mi relación íntima es una elección personal que viene desde hace muchos años. Elegí esto como un modo de vida, una profesión, entonces hay momentos en los que no hay ganas de estudiar pero hay que estudiar. Estudiar tengas ganas o no. Después vendrá esa cosa maravillosa de poder entrar y disfrutar del arte. Eso es otra cosa. Pero una tiene que estudiar, trabajar, una debe tener disciplina y ser constante. Aquí hay que trabajar mucho y duro. Hay gente que no lo entiende pero una debe estar horas en el instrumento para poder sacar adelante una obra. Hay un pintor que decía que la inspiración lo debe encontrar trabajando a uno y creo en esa lógica. Justamente hoy leía una entrevista que le hicieron a Borges donde él dice prácticamente lo mismo con otras palabras. A él le pregunta cómo encontraba la inspiración para escribir y responde no, uno tiene que escribir, escribir, escribir y después viene.
Llega un momento en el que se encuentra por dónde tiene que ir la escritura pero no es que llega la inspiración y se escribe, eso no existe. Todo es trabajo, disciplina y el amor porque lo que una hace. Fundamentalmente, el amor por lo que se está haciendo.
— Yendo a este concierto de Chopin, ¿cómo es tu relación con la obra, cómo te vinculas a lo que vas a estudiar e interpretar?
— Cuando uno estudia una obra seriamente uno debe leer absolutamente lo más que puedas sobre el compositor, cuándo fue escrita la obra, en qué momento de su producción fue escrita. Hay muchos factores. Personalmente la elección de la obra la hice de una manera muy extraña. Hacía mucho que no escuchaba el concierto de Chopin. Después de escucharlo completo fue un reencuentro como si fuera la primera vez, como si nunca la hubiera escuchado, es una maravilla y me gusta estudiarla. Trato de estudiar lo más que puedo Chopin, ver en qué época vivió, cómo vivió, todo eso se trasunta en la obra del autor.
— En este contexto es auspicioso ir en búsqueda de Chopin y al mismo tiempo de tu interpretación.
— Naturalmente una pone lo suyo porque una es la intermediaria entre la obra y el público. Una busca hacer lo más parecido posible de lo que el autor está pidiendo a través de su creación.
Hace poco le comentaba a alguien que cuando era pequeña, Chopin no me gustaba, prefería Beethoven; incluso Mozart tampoco me gustaba. Cuando fui creciendo la experiencia que iba teniendo en la vida, la manera en que iba incorporando los conocimientos cambie mi forma de ver o sentir las cosas. Ahora soy fan de Chopin, fan absoluta. Ahí está mi cambio y en haber elegido este concierto. Veo estas cosas y lo disfruto.
— Volviendo a lo que fue tu concierto junto a Graciela Reca donde interpretaron Beethoven, ¿cómo se lleva el con Chopin?
— Son mundos diferentes. Es como llegar a una reunión y que te presenten diferentes personas. Todos tienen personalidades diferentes. Tal vez no todos te pueden caer muy bien y a veces no con todos podes congeniar. Cada uno es diferente y tu relación con esa persona será diferente, la comunicación será distinta. Con un compositor es lo mismo, es entrar en un nuevo lenguaje, diferentes maneras de mirar, hacer y componer. La música no es muy diferente de la vida, es conocer gente —compositores— y empezar a conocerlos y compartir.
— En ese sentido, ¿la música clásica es para todos?
— Sin lugar a dudas la música clásica es para todos. Sucede que el sistema, la manera en que aquí se accede a esa música no permite que sea para todos. Pero sin lugar a dudas debería ser para todos. A veces no hay buenos canales para que esta música llegue a todo el mundo. La música es una maravilla, es como si me dijeran que la música popular no es para todo el mundo, la música debe ser para todos. Hay ciertas ideas que nos ciegan un poco, que nos ponen puertas cerradas que no pueden traspasar, sin embargo hay que pasarla y acercarse a la música clásica. La música es el lenguaje más universal que existe.
La música clásica era música popular en una época. Fue creada para eso, en la época de Beethoven, Mozart, se componía para los reyes. Pero justamente con estos compositores la música comienza abrirse. Había conciertos al aire libre y era para todos. Ya cuando se va avanzando y viene la Revolución Francesa todo lo que se hacía era para el pueblo. El problema es que ahora hay una concepción diferente y se ha llevado la música clásica a otros ámbitos. En el concierto que hicimos con Graciela nuestra idea fue llegar a todo el público. Hicimos un programa que a todos les gustara y todos salieron felices porque el programa gustó. Es verdad que en la música clásica hay cosas que son complicadas de escuchar si no se tiene una cultura musical, es lógico, pero también pasa eso con la música popular. A mí me hacen escuchar cosas demasiado populares y quizás no me va a gustar porque lo estoy analizando desde un punto de vista que no lo voy a entender. Pero si alguien me explica los caminos y cómo se logra seguramente lo voy a entender.
Terminamos la charla y hay silencios, vacíos de la comunicación telefónica y espacios que se hacen para acentuar conceptos. Es curioso a veces adivinar o sospechar al menos una mueca feliz de Marcela Martínez. Vuelve sobre sus palabras como un resumen de todo, "si lo pensamos bien toda la música puede ser popular. Verdi era el músico del pueblo, en esa época que había tanta convulsión en Italia con la cuestión política él era un símbolo para el pueblo. Su música era para el pueblo y así hay tantos músicos”, afirmó, y la entrevista telefónica se apaga en este grabador. De su voz llegó la palabra, el sentimietno amoroso por lo que hace mientras de mis yemas se cuela la pulsión por reproducir hasta sus silencios.
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