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“La hoja es el equivalente a la vida”

Entrevista con Franco Rivero

viernes, 27 de septiembre de 2024

Lalo Ortiz, el hombre que invita a soñar en guaraní



Este fin de semana, se celebran veinte años de la promulgación de la Ley 5598 que oficializó el idioma guaraní en Corrientes. Para hablar de la importancia de la lengua, de su trabajo y su pasión, charlamos en esta ocasión con Juan Lalo Ortíz, quien desde San Luis del Palmar trabaja y enseña guaraní.


Por Paulo Ferreyra -


Hace unos años cuando el poeta Franco Rivero publicó el libro Disminuya la velocidad escuché por primera vez el nombre de Lalo Ortiz. Después supe que el escritor y también poeta Fabián Yauzas había sido un nexo entre Franco y Lalo. Hace pocas semanas, Fabián publicó un nuevo libro, Riña. Ahí volvió a reflotar nombre de Lalo como un referente indiscutido de la lengua guaraní. Un ángel marinero de carne y hueso escribiendo la historia del presente. Como si faltara una excusa más, este sábado 28 de septiembre se cumplen veinte años de la promulgación de la Ley 5598 que oficializó el idioma en la provincia de Corrientes. Ademas se celebra el Día Provincial del Guaraní, establecido en 2012.


En comunicación telefónica con Lalo, se lo escucha entusiasmado. Considera que es un logro la promulgación de esta ley aunque haya escuelas donde todavía está ausente el guaraní. Pero para bien de la lengua en muchas escuchas si se piensa y “se sueña en guaraní”.


— Todavía hay chicos que ingresan al sistema educativo trayendo el guaraní como lengua madre, ¿es así?


— Así es, estamos hablando de escuelas primarias donde los chicos que ingresan traen con ellos el guaraní. Hoy el idioma está presente en escuelas secundarias donde los directivos eligen o eligieron la modalidad bachiller con orientación en lengua, en estas escuelas tienen varios idiomas y entre ellos tienen guaraní. En estudios de nivel superior o terciarios tienen materias de idioma guaraní. La Ley 5598 ayudó a que estas cosas estén sucediendo en nuestra provincia. 


Si bien todavía no es lo que muchos anhelan, es necesario atender las distintas realidades que vive nuestro pueblo. En zonas rurales todavía hay chicos que ingresan casi sin saber cómo comunicarse con la lengua española. Desde ese punto, hoy esos niños y niñas no están solos.




Cuna guaraní


Lalo nació en un entorno guaraní-parlante. Desde sus abuelos, pasando por sus padres y los vecinos, se hablaba este idioma. Todos hablan esta lengua ancestral. Además después comenzó a estudiar, hizo diferentes cursos en diferentes tiempos, incluso realizó el profesorado en lengua guaraní en Paraguay, después siguió posgrado y postítulo. En la charla su voz salta de una información a otra y subraya a cada instante que se sigue formando. 


En su vida diaria los tiempos se hacen largos. A la mañana trabaja en una escuela primaria, Número 755, en Sal Luis del Palmar. Ahí hace dieciséis años que se desempeña como maestro de taller de guaraní. Tiene alumnos desde primero a sexto grado. Por la tarde trabaja en otra escuela con otra actividad.


— ¿Qué significa para vos enseñar guaraní a niños de una escuela primaria?


— Enseñar guaraní es una satisfacción enorme. Los niños traen la lengua desde su casa y verlos expresarse libremente les genera algo importante. Nosotros los alentamos a seguir usando esa lengua y nos interesamos por los modismos que traen desde sus hogares. La escuela de alguna manera legítima eso que ellos traen desde la casa.


Esos chicos tienen una riqueza muy importante. Es la lengua que traen desde la casa, es la lengua con la que piensan y muchas veces es la lengua con la que sueñan.


Como maestro no solo quiero que mis alumnos aprendan hablar guaraní, sino que aprendan la cultura y que vivan esa lengua. Ese es mi deseo. En mi lugar de trabajo me siento bien recibido por los alumnos, por la comunidad educativa, la escuela es pro guaraní, es una escuela bilingüe y todos mis colegas colaboran. Todos colaboran. Es más, la directora que está en este momento contribuye a un clima para que esta lengua sigua presente y tenga vigencia.


— ¿Desde la lengua nos pensamos distintos? ¿Cómo funciona tu cabeza en ese sentido? 


— Me pienso desde el guaraní. Vos sabes que me pasa que sueño en español y sueño en guaraní. Porque es la lengua que tengo incorporada desde niño. En cada construcción que hacemos cuando formulamos una oración, por más simple que sea, nuestro cerebro representa una imagen que corresponde a las palabras que construimos. Esa construcción que puedo hacer desde el guaraní me permite tener otra forma de ver el mundo. Un cuento en guaraní tiene un tinte especial. Una persona que se enoje en guaraní no es lo mismo que en castellano. En español es más agresivo, lleva más a la discordia y a la pelea. En guaraní la palabras tiene otro sentido, hay una armonía latente, el sonido —la eufonía— que permite recibir aquello que nos expresan de otra manera distinta del español. El guaraní tiene sonidos agradables, rítmicos, que de solo escucharlo te llaman la atención y en eso es similar al francés, que no produce cacofonías. 


— Además de tu labor como docente, has trabajado con escritores como Franco Rivero y Fabián Yauzas, ¿cómo fue trabajar con ellos?


— Son personas fantásticas. Me dio el gusto haber colaborado con sus textos. Me gusta colaborar con ellos y me encanta que me pidan colaboración porque yo recibí mucha ayuda de distintas personas en diferentes momentos. Soy una persona agradecida. Si yo sé algo y este conocimiento es para compartir o para tender manos con otros. El guaraní me apasiona. Lo hago desde la perspectiva de la lengua. No soy terco y trabajo desde una perspectiva de la lengua, soy respetuoso de la lengua. A la lengua la consagra el uso y cada región tiene sus modismos.



— Ahí entramos en esas diferencias de lengua guaraní en relación a cómo se habla en Corrientes y cómo se habla en Paraguay, por ejemplo.


— Corrientes tiene su dialecto. Si bien de Corrientes y Paraguay usan la misma lengua cada lugar tiene su dialecto. Lo que otros llaman variedad lingüística en realidad es dialecto. El dialecto es la forma en la que hablamos en cada región. En lo que me toca en la vida diaria es defender la forma en que hablan mis alumnos, lo que traen desde sus casas. Conozco libros de escritores boliviano, brasileros y paraguayos. Conocí otros usos de la lengua y en ese marco defiendo los usos de cada región.


— ¿Llevas un registro de la lengua? ¿Un nuevo diccionario?


— Tocaste ahí un punto delicado, es una gran deuda que tengo y es hacer o publicar un diccionario. Tengo registradas entre 700 y 800 palabras. Estás  las aprendí trabajando durante tantos años y todavía en la zona rural se sigue usando. 

Hay palabras que no se conocen en Paraguay y nosotros las usamos acá hace años, formas de expresarnos o decir determinadas cosas. Tengo más de cuarenta diccionarios y más de dos mil libros donde no hay registros del uso que tenemos en Corrientes sobre el guaraní. 



“Sueño en guaraní”


El padre de Lalo Ortíz repartía gaseosa, vino y soda. Lalo y su hermano desde muy pequeño acompañó a su papá y recorrieron el departamento de San Luis y parte de San Cosme, e incluso una porción de la ciudad de Corrientes. Cuando salían del pueblo o la ciudad, llegaban al campo donde encontraban personas que solo hablaban guaraní. Había personas que incluso apenas entendían el español y la única forma de hablar con ellos era en guaraní. El primer interlocutor era su padre. Cuando su hermano aprendió a manejar, salían solos y ahí aprendieron hablar con fluidez. Su historia está signada por la lengua que —afirma— le da satisfacciones. Se muestra agradecido con las personas que siguen siendo portadoras de un saber lingüístico. “Soñé y sueño en guaraní”, desliza y su voz resuena en esa armonía latente, el sonido —la eufonía— que permite recibir aquello que nos expresan de otra manera distinta del español. Un diálogo más benévolo y necesario en estos tiempos.




miércoles, 18 de septiembre de 2024

José Álvarez: “La música y el arte me dieron todo”

 


La Cátedra Libre de Chamamé realizará una clase abierta con el acordeonista José Ramón Álvarez. El encuentro será este jueves 19 de septiembre a las 20 en la Sala del Sol del Centro Cultural Universitario, Córdoba esquina 9 de Julio de Corrientes. “Para mí es un alegría ser parte de algo tan importante en un lugar donde se refleja el arte, la música y nuestra cultura”, expresó Álvarez.


Por Paulo Ferreyra 

Edición - Facundo Binda

 

La Universidad Nacional del Nordeste se une a la celebración del Día Nacional del Chamamé con una actividad con entrada libre y gratuita.  La Cátedra libre del Chamamé dependiente de la UNNE es un espacio académico abierto a toda la comunidad que permite la formación, intercambio, orientación y difusión de conocimientos. Las clases tienen lugar cada jueves de 20 a 22 en el Centro Cultural Universitario junto a los profesores Susana Piñeiro y Víctor Piñeiro, coordinado por Paulo Ferreyra.

 

Con la intención de fortalecer el conocimiento académico, la Cátedra Libre realizará clases abiertas para todo público en esta ocasión especial en la Sala del Sol el 19 de septiembre con José Álvarez. Además en octubre habrá dos clases abiertas con temáticas relacionadas a la cátedra.

 

 

“Hacer una melodía en distancia de tercera o sextas”

 

José es acordeonista, compositor  y profesor de música. Ex integrante de agrupaciones destacadas del chamamé como Los Hermanos Barrios, Grupo Amandayé, Los criollos del Taragui, entre otros. Con estos músicos se presentó en los escenarios más importantes del país como Cosquín, Luna Park y Gran Rex. Actualmente con su propia agrupación recorre los escenarios de todo el Litoral.


 

José tiene 50 años y cuenta que desde los cinco toca el acordeón. Viene de familia de músicos donde todos aprendieron a tocar los instrumentos de oído. “Nací en el campo, en Colonia Laurel, cerca de San Roque. En nuestra zona mi papá tocaba, alegraba y amenizaba fiestas en el campo. Eso lo viví desde muy chico y eso prendí mi deseo por aprender el chamamé y tocar el acordeón”, explicó en una charla telefónica.

 

A José le atraía el sonido del instrumento, quería tocar, buscaba generar y producir esos sonidos que salían del acordeón. Cuando empezó no pensaba en mostrarse sino en tocar, estaba y sigue seducido por el instrumento.

 

“Tenemos motivos para festejar”

 

Este jueves es el Día Nacional del Chamamé. Para José es importante que haya un día para celebrar esta música. “Mi vida gira en torno al chamamé, siempre fui amante del chamamé y me dedico por entero a esta música. Doy clases, enseño acordeón y chamamé. Hace mucho tiempo me dedico de forma profesional. Además integré varios grupos de renombre. Para quienes amamos esta música, que haya un día para festejar es algo importante y trascendente. Nosotros tenemos motivos para festejar”.


 

José es docente de acordeón en el Instituto Superior de Música Profesor Carmelo Horlando de Biassi. Es además transcriptor de obras en SADAIC y dicta clases particulares de acordeón y lenguaje musical. Este jueves será parte de la charla en la Catedra Libre de Chamamé sobre la importancia del género y el legado de Mario del Tránsito Cocomarola. Al respecto afirmó que a partir de Cocomarola se crearon los sonidos que hoy identificamos como chamamé. “El hizo una nueva forma de ver y hacer chamamé. A partir de él se establecieron las agrupaciones: siempre se habla del cuarteto típico chamamecero que viene a partir de Cocomarola. El cuarteto de acordeón, bandoneón y dos guitarras con dúos de voces lo constituyó él, ese es el cuarteto tipo de chamamé y eso se creó a partir de la aparición de ese genio que era Cocomarola”, subrayó.

 

Además, explicó que esta modalidad de hacer una misma melodía en distancia de tercera o sextas es una característica creada por Cocomarola. A partir de él hubo y hay muchos grupos que siguen esa línea. Es una característica fundamental e importante que Cocomarola implementó.

 

Por último José afirmó que la música y el arte le dieron todo. “Me dio mucha satisfacciones. Muchos amigos. La vida misma. Estoy en el entorno de la música y me pasan cosas importantes dentro de este mundo”, describió. Además agradeció a la Cátedra de Chamamé poder formar parte de este festejo y compartir esta charla abierta con el público.  “Para mí es un alegría ser parte de algo tan importante en un lugar donde se refleja el arte, la música y nuestra cultura”, expresó Álvarez.

 

 

jueves, 12 de septiembre de 2024

Fabián Yausaz: “Busco lectores para dialogar”

 




Este viernes 13 de septiembre a las 19 el poeta y escritor presenta su novela
Riña.
Lo acompañarán Bruno Ragazzi y Graciela Barrios. La cita es en el Hall de Rectorado de la Universidad Nacional del Nordeste. En esta charla hablamos sobre la publicación y resonaron nombres como Severo Espósito, Velmiro Ayala Gauna, Ernest Hemingway, Esteban Echeverría, entre otros.

 

Por Paulo Ferreyra 

Editada por Facundo Binda

 

Riña, la nueva novela de Fabián Yausaz, es un policial negro que transcurre Capibara Cue. Este es un pueblo del interior de la provincia de Corrientes que inventó Velmiro Ayala Gauna.  Sobrevuelan aquí temas como el narcotráfico y la trata de personas. Al igual que en otros textos publicados por Fabián vamos a encontrar la presencia de la lengua guaraní, a lo que el refiere como insoslayable cuando se habla de la provincia de Corrientes. Para él cuando se habla desde el interior es imposible no verlo, palparlo y sentirlo; no incluir la lengua guaraní sería vedarla. Es un gesto que le viene de Velmiro Ayala Gauna. Hace unos días nos encontramos y pudimos charlar para conocer más en profundidad cómo nace y qué cuestiones nuevas acarrea este libro.

 

— Me gusta comenzar por un personaje que es anterior a Riña y lleva por nombre Severo Espósito. Es él quien has relatado que se aparece en tu estudio para dictarte la novela, ¿Quién es en realidad Severo? ¿Nació en la laguna?

 

  Severo nació en la laguna Soto con la primera novela que escribí que es Acevé. Como personaje de ficción empezó a tomar una entidad y cuando él me visita escribo ficción. No lo puedo invocar. Viene solo. De hecho ahora estoy enojado con él porque no aparece. Ojalá pudiera invocarlo.

Hace unos años pude entrevistar a Rosa Montera cuando estuvo en la Feria Provincial del Libro de Corrientes. Ella presentaba El peligro de estar cuerda, un ensayo sobre la creatividad literaria. Lo que revela ahí es que hay un estudio - en realidad en su libro reseña varios estudios - que plantean que se ha encontrado en las biografías de escritores / escritoras situaciones traumáticas que se remiten a la infancia. Montero plantea que a partir de este hecho los escritores se disocian de su emoción y logran adjetivarla.

Volviendo a Severo, él es un personaje de ficción y yo dialogo con él, cuando no aparece como ahora no fluyen las historias. Mi producción de narrativa se despierta en esos diálogos y me permiten abordar ciertos temas con los cuales por lo general no me animo a meterme. Generalmente las historias de Severo son sórdidas y violentas.

 

— Deben ser diálogos muy entretenidos, ¿cómo se lleva con tus pasiones y tus gustos literarios? Acá vuelve Velmiro Ayala Gauna y el escenario de Capibara Cué.

 

  Vos sabes que a Severo no le gusta Velmiro. Le parece un escritor berreta. En cambio a mí me encanta. Para mí, Velmiro es un narrador que conoce muy bien la técnica del relato policial y la utiliza para desvelar una estructura social en Corrientes. Hay un cuentazo de él que se llama La abuela donde entre otras cosas muestra que fue un adelantado en cuestiones de género, por ejemplo. Es un escritor fundamental en la provincia pero es poco leído. En el secundario se lee algunos cuentos pero sus ensayos son muy importantes.

Con Severo discutimos estas cuestiones. Para discutir hay que tener cuerpo porque con la cabeza únicamente no podés escribir. Así es como en estos casos termino imponiendo mis criterios.


 

— Me gusta que la novela arranque con un diálogo. Hoy los lectores estamos rodeados de distracciones y la literatura me parece que tiene que dar un golpe rápido para atraparnos.

 

— Con Severo coincidimos que nos gustan las historias breves. Para mí la brevedad es un arte. Por ejemplo, Rulfo decía que el oficio del cuentista es el más difícil porque tenés que ser un poco narrador y un poco poeta. El buen cuento tiene que sintetizar pequeños universos en pocas palabras.

Por mi parte valoro la brevedad en un texto que leo y disfruto. También valoro poder escribir de forma breve y contundente. Acá en Riña hay una búsqueda de la brevedad y hay un modelo de escritura que es Hemingway. Hay un botón de muestra.

 

— En ese sentido voy a traer a esta mesa imaginaria tu anterior libro, Los crisis, porque al igual que en Riña está presente el río, el agua y la selva, ¿por qué te gusta ese territorio?

 

— Desde que me mudé a Corrientes los hilos de la escritura comenzaron a fluir. Eso es lo que ha sucedido y no es chamullo. Esta provincia me albergó. Me embargó lo excitante del paisaje en la poesía y lo duro del horizonte en la narrativa, lo sórdido del paisaje en la narrativa. En esa sordidez Severo tiene más sensibilidad para contar distintas historias. Acevé, Verga y tijera, Brasil decime que se siente, Los crisis, todo lo que escribí en narrativa transcurre en Corrientes.

 

— Ya que Severo no solo se aparece en la laguna sino que viene al centro de la ciudad de Corrientes para charlar y tomar unos mates, además de traer temas duros como tráfico y trata de personas. La novela salió a la luz en este contexto donde hace meses no sabemos nada de Loan, ¿cómo te llevas con esa asociación que hacen y harán de tu texto?

 

— No me gusta. Esta novela la terminé de escribir en el 2011. Estuvo dando vueltas e incluso la mandé a distintos concursos. Ha llegado hasta instancias finales pero después me decían que era muy sórdida. Hasta que el año pasado el manuscrito lo seleccionó Eudene.

Severo tiene una teoría con respecto a la literatura Argentina: cuando Echeverría termina de escribir El Matadero se va a Montevideo, Uruguay. Cuando terminó de escribir tuvo la sensación que tiene cualquier cuando termina de escribir algo propio. Le pareció un buen cuento y yo también creo que es un cuentazo. Severo menciona a Nietzsche quien dice que el momento creativo condensa los tres tiempos, el pasado, el presente y el futuro. El pasado es la historia, se condensa en el presente de la creación y se supone que esa obra va a cambiar el futuro. El artista es un visionario porque condensa el tiempo. Severo tiene la hipótesis de que cuando Echeverría lee El Matadero lo que termina sucediendo es que él vislumbra un país que no le gusta. Entonces se oculta y no publica, se va otro país y es su amigo quien publica el texto después de su muerte.

 

En resumen: la ficción postula la realidad. El artista trabaja con elementos, hay veces que inventa un universo posible y, la ficción si está bien construida puede postular una realidad posible.

 

El que inventa la ficción cuando busca darle verosimilitud a una historia trabaja con los elementos que tiene. Ahí se vislumbra el futuro. Ahora, que Riña se publique en un contexto donde se habla de trata de niños me resulta difícil aceptar, pero es lo que está pasando. Hubiera deseado que fuera otro el contexto pero no lo es. Hubiera estado bueno que todo esto sólo fuera ficción.

 

— El catálogo de publicaciones de Eudene, de la Universidad Nacional del Nordeste, comienza desde 1995. Han publicado varios libros pero Riña es la primera novela en casi treinta años, ¿qué sentis al respecto?

 

— Siento una emoción no solo porque es la primera novela que publica la editorial, sino también por el gran cuidado que pusieron Graciela Barrios Camponovo y Natalia Passicot en edición. No quisiera ser editor de Riña porque está escrita en parte en guaraní y en un parte en un correntino oral, así que su corrección fue difícil. Han trabajado con un respeto, con un cuidado, con una meticulosidad y un detalle que sentí que me estaban haciendo un regalo. Tengo presente también que los libros de la editorial tienen un costo más bajo que otros libros

 

— Algo que se agradece en este contexto económico.

 

— La verdad es que hoy es difícil comprar un libro si vas a la librería y te cuesta veinte mil pesos. Este cuesta mucho menos. Además el hecho de que sea publicado por una Universidad Pública es todo lo que está bien. En el respeto y en el cuidado que tuvieron con el texto siento que le sacaron lustre para que la obra se vea. Estoy agradecido también César Tschanz, quien donó una de sus pinturas para que sea la tapa del libro.

 

“La literatura tiene que entretener”

 

La ciudad de Corrientes se iba apagando temprano a mitad de semana. De repente comenzaba a soplar un viento más gélido y los pasos de las personas en la vereda se aceleraban. Con Fabián hablamos sobre los lectores, no lo dice explícitamente pero reconoce en algún punto que sin ellos el texto no se completa. La lectura primaria es la lectura de los amigos, reconoce, “en realidad uno busca ampliar ese horizonte y que lo lean los que no son amigos. Hay un deseo de dar a conocer el trabajo. Severo en ese sentido es más insistente en dar a conocer los textos pero yo soy más temeroso. Severo lo hace porque no tiene cuerpo y si la obra no se publica es como si él no existiera”, desliza y sonreímos.

El escritor comentó que esta novela la mostró muy poco antes de su publicación. La primera que leyó el texto fue María Balbi, gesto que él agradece mucho. Después le siguió Eve Bochle y no muchas personas más. Hace unos días la terminó de leer Estela Folguerá, la escritora con quien Fabián siente que tiene un vínculo de lectura muy importante.

Al momento de cerrar la entrevista el escritor y poeta remarcó que busca nuevos lectores.  “Busco lectores para dialogar. Para mí la literatura tiene que entretener, te tiene que llevar a un lugar y a un espacio que no es el cotidiano. Macedonio Fernández decía que la literatura tenía que llevarte a un mundo que no es el tuyo y que vos por un rato te creas que estás viviendo en ese mundo posible. Busco un lector que se entretenga y que se mete en el universo de Capibara Cue”.


 

 

viernes, 6 de septiembre de 2024

José Mizdraji: “Mi obra surge a partir del entorno”

 


Maestro en artes visuales y profesor de pintura y grabado, con varias series de obras. En esta charla hablamos sobre nidos, una serie en la que trabajó en años anteriores y este año lo volvió a convocar. “Para mí los nidos son vida”, sentenció.

 

Por Paulo Ferreyra

 

Hace unos años, José Mizdraji se reunió con un grupo de artistas plásticos, músicos, escritores, escritoras y varios expertos de diferentes ramas. Juntos viajaron a uno de los portales de los Esteros del Iberá, en Concepción del Yaguareté Corá. En ese viaje tomó contacto de cerca con la naturaleza del interior de la provincia de Corrientes. Desde aquel momento comenzó a trabajar –hace más de diez años– en una serie de obras sobre nidos. En el campo pudo descubrir el entramado de los nidos, analizar sus estructuras, hacer dibujos y bosquejos que después los llevó a diferentes formatos. Cuenta en esta charla que le fascina cómo las aves van entrelazando y tejiendo sus nidos. Ellas logran esa cavidad hueca en cuyo interior sabemos que habitan las aves y sus huevos. “Nosotros los seres humanos habitamos casas. Los nidos son las casas de las aves”, sintetizó.

 

José también trabajó puntualmente obras sobre aves, dibujos en diferentes formas y tamaños. Comentó que gracias a la difusión de sus obras por internet se han contactado con él personas desde los Estados Unidos y desde Alemania. En Corrientes no hay espacio físico para ver sus obras así que la única galería importante que tiene es la tecnología. En esta charla telefónica abordamos, además, cómo determina cada proyecto en el que se embarca y qué descubrió haciendo arte con los nidos de las aves de la región.


 

 

— ¿De dónde surgen tus obras?

 

— Mi obra surge a partir del entorno. Todo lo que está alrededor, trato de captar y utilizarlo en el arte. Desde muy chico cuando comencé a trabajar y transitar lo que son las artes plásticas hacía lo que me rodeaba. Cuando recién empezaba pintaba el barrio, las iglesias que tenía cerca y a medida que mi mundo se fue ampliando también se fue ampliando mi obra. 

 

— Desde que comenzaste a hacer estas obras, ¿qué significan para vos los nidos?

 

— Para mí el nido es vida. Cuando me casé, comencé a construir con mi esposa y su hermano nuestra casa. Ahí aprendí a utilizar distintas herramientas. En esa oportunidad trabajaba con martillo, clavo, madera, cemento y esos mismos materiales después lo usé en obras de arte. Es decir, el entorno tiene mucho significado y los nidos son vida. Al construir mi casa con mis propias manos para mí significó algo muy importante. Puedo decir que hice mi propio nido. Construí vida.

Mis obras de arte sobre nidos han viajado por diferentes lugares. He hecho obras en distintas ciudades. En una oportunidad fui invitado por Fabriciano Gómez, nos convocó para ir al Impenetrable para que haga un nido de gran formato. Utilicé los elementos que usan las aves, las ramas y la naturaleza toda. En Juan José Castelli quedó mi obra, un nido de grandes dimensiones.


 

— Hay diferentes tipos de aves y diferentes tipos de nidos, ¿tenés algún nido que te atrape o te guste más que otros?

 

— En general, soy un investigador y constantemente estoy investigando. Antes lo hacía a través de la fotografía, también lo hice de forma directa en el campo donde hice muchos bocetos y dibujos. Hoy en día trabajo mucho por internet y voy buscando el nido que sienta interiormente, esa es la obra que plasmo. Ya no me fijo tanto en el ave que corresponde sino más bien me fijo en la forma que tiene el nido, en su forma plástica. Así trabajo.

 

— Hablamos de nidos y de tu propio nido (tu casa), ¿cómo enlazamos estas cosas con el concepto de arte?

 

  Estas acciones son una manifestación que busco comunicar al espectador. Si bien trabajo en el interior y en el silencio del taller, busco plasmar en cada cosa que hago algo profundo que tengo dentro de mi cuerpo. Ahora bien, si no muestro la obra nunca será admirada por un espectador. Necesito mostrarla para que se cumpla la totalidad de la obra de arte.

Me interesa mostrar lo que plasmo en una obra de arte. No estoy detrás de conseguir un me gusta o no me gusta, porque en el momento en que muestro la obra tengo que estar dispuesto a que haya gente que no pueda simpatizar con esa obra o gente que me critique. Pero eso es el arte. Me pasa como artista, cuando veo algunas cosas que hacen otros artistas, a veces me gustan y otras no. Todo pasa por el gusto.

 

— Esta posición y firmeza ante lo que pueda pasar con la obra exhibida, ¿cómo lo adquiriste?

 

— Fueron los años de trabajo y las exhibiciones. Soy un artista que trabaja todos los días. Trabajo de lunes a domingo. Siempre tengo algo que hacer en mi taller. Ahora tengo un proyecto al que me invitó una escritora para que haga la ilustración de un cuento. Eso es algo que hacía rato no hacía, y me gustan esos desafíos. En todo tiempo tengo algo para hacer o busco algo para hacer. Nunca me quedo quieto. La creatividad nace del trabajo, trabajo todos los días. Me gusta estar en el taller trabajando, cuando no estoy en el taller estoy pensando en la obra que dejé de trabajar.


 

— En ese pensar constante de la obra, ¿es la propia obra la que dialoga con vos?

 

— Totalmente, sí. Muchas veces pienso algo y resulta algo subconsciente que termina definiendo cómo terminarla. Soy muy obsesivo. Sueño con las obras. A veces, cuando no puedo resolver algo, la dejo descansar y después vuelvo sobre la obra. Cuando veo que las cosas me salen un poco más fácil ahí cambio, modifico la forma de hacer, paso del dibujo o al grabado, busco otra forma de hacer arte. Permuto los colores. Quiero que cuando alguien mire mi obra encuentre algo distinto.

 

— De los nidos que hiciste, ¿cuánto hay de vos y cuánto de la forma real del objeto?

 

— En los nidos estoy presente en un cien por ciento. El punto de partida es el nido pero después en la obra completa estoy presente. La serie de nidos la inicié hace unos años y este año la estoy retomando con otras formas, en diferentes formatos y he visto que cambiaron ahora los colores y las representaciones. El estado de ánimo y las circunstancias de vida también están explícitas en la obra. El nido no está todavía agotado.

 

— Me gusta ese costado humano reconociendo que los estados de ánimo influyen en la obra.

 

— El estado de ánimo tiene mucho que ver a veces con los colores que utilizo y con los materiales. En toda la producción de un artista el estado de ánimo influye. Lo importante es no dejarse achicar o aplastar por ellos. A veces algunos alumnos me dicen “no tengo ganas, no tengo material o no estoy inspirado”. No hay que esperar la inspiración sino que ella te tiene que encontrar trabajando. El noventa por ciento de una obra es trabajo y solo el diez por ciento es inspiración. En el arte hay que hacer y cuando estás ahí trabajando afloran las ideas o las potencialidades que puede tener una obra.

 

Biografía ///

 

Nació en Corrientes el 18 de mayo de 1957. Maestro en Artes Visuales y profesor de Pintura y Grabado. Realizó clínicas de artistas con Luis Felipe Noé, Sergio Bazán, Oscar Smoje, Luis Wells, Mónica Girón, Diana Aizenberg y Daniel García. Fue becado por la Fundación para la Amistad Americana de Posadas y obtuvo el subsidio a la creación artística de la Fundación Antorchas. Ejerció la docencia. Expuso individualmente en el Museo Provincial Ramón Vidal, Universidad de la Cuenca del Plata, Hotel La Alondra, Galería Jacarandá de Goya, Museo Municipal Julio Pagano y Museo Provincial René Brusau. Concurrió a colectivas y salones en el Centro Cultural Borges y Adolfo Mors, MACLA LA Plata, Fondo Nacional de las Artes y Museo Navarro Correa de Tucumán, entre otras. Obtuvo Primera Mención en el Salón de Artes Visuales Artistas de la Región en 2010, Mención en el Salón Trienal de Grabado de Pequeño Formato y Ex Libris Xylón en 2010, Quinto Premio en el Concurso de Manchas Pintemos Goya en 2010, Premio Esmeralda Rodríguez de Pujato de Pintura en el Salón de Mayo de Santa Fe en 2010, Primer Premio en el Salón Regional de Pintura Ciudad de Tres Isletas en 2008, Mención del Jurado en el Salón Nacional de Pintura José Angel Nardin de Avellaneda, Santa Fe 2008. (Bola de Nieve Blog).

José Mizdraji