jueves, 9 de enero de 2025

Lectores revelan sus embarcaciones para viajar con la mejor lectura del verano

El entorno a veces se vuelve hostil, sin magia. En el decir del escritor Richard Ford, La vida se nos da vacía. Tenemos que inventar la parte feliz. Un poco para salir de la desventura entrevisté a María Laura Riba, Oscar Yaniselli, Lucas Brito Sánchez, Andrea Bonnet  y Mariano Quirós. Ellos y ellas comentaron qué leyeron, por qué leen y cuáles fueron sus mejores lecturas del último año. La gran poeta Emily Dickinson en un poema revelaba, “un libro es el mejor bajel; / y se viaja mejor en el poema / que en el más brioso y rápido corcel… / el alma en el transporte de su sueño / se nutre sólo de silencio y paz”. Algo de todo esto hay en estás líneas.

 

Por Paulo Ferreyra

Ilustración de freepik

Oscar Yaniselli

 

 

Oscar Yaniselli: “Estoy a favor de todo libro que atraiga más lectores”

 

El docente, especialista en literatura infantil, revela en esta charla que durante este año profundizó en bibliografía que ahonda en la vinculación de la lectura con las pantallas.

 

En ocasiones se escucha decir que los hijos traen un pan bajo el brazo. No hablamos con los padres de Oscar Yaniselli, pero probablemente hayan cambiado esa frase por un libro bajo el brazo. Oscar lee, para sí y en voz alta, comparte lecturas y su pasión –amor– por la lectura, lo transmite en cada oportunidad que tiene para hablar con un periodista o frente a los alumnos de las distintas escuelas que visita.

 

Él es docente, especialista en literatura infantil, trabajó durante mucho tiempo  en el Plan de Lectura y hoy es rector del Instituto Superior de la Fundación Mempo Giardinelli. Hace unos días hablamos para resaltar la importancia de la lectura y sobre los libros que leyó en 2024 y qué libros comenzará a leer este año.

 

— Vamos a empezar por lo más fácil o tal vez lo más difícil, ¿por qué lees?

 

— Leo porque soy docente y leer, además de ser una actividad inherente, es una obligación laboral. Pero leo sobre todo por el disfrute intelectual y emocional enorme que significa este contacto. Leo por la gratitud que me proporciona la lectura, especialmente la lectura literaria.

 

— ¿Cómo llegan los libros a vos? ¿Cuál es tu camino para decidir qué libro leer?

 

— Los libros me llegan por diferentes vías. Muchos autores y editoriales me envían libros para leerlos y -si me parecen buenos y pertinentes- difundirlos, recomendarlos. También compro continuamente. Soy un comprador compulsivo de libros. Los voy leyendo de manera caótica, desordenada, varios títulos a la vez. También leo libros por necesidad laboral, claro. Pero son los menos.

 

— ¿Qué libros leíste este año y te marcaron?

 

— Este año me aboqué a indagar mucha bibliografía teórica que ahonda en la vinculación de la lectura con las pantallas. Saber más sobre los efectos (positivos y perniciosos) que están provocando las pantallas (y en este marco, la irrupción de las redes sociales) en los modos, tiempos y soportes de lectura de las nuevas generaciones.

 

Me impactaron especialmente, por su originalidad y rigurosidad investigativa, tres obras al respecto: “Más libros y menos pantallas. Cómo acabar con los cretinos digitales”, de Michel Desmurget (editorial Península, Barcelona 2024) y “Lector, Vuelve a casa. Cómo afecta a nuestro cerebro la lectura en pantallas”, de Maryanne Wolf (Editorial Deusto, España 2023) y “La Crisis de la Narración” del brillante filósofo surcoreano Byung-Chul Han (Editorial Herder, Argentina 2023).

 

Género  

 

— ¿Cuáles son los géneros literarios qué más te interesan leer? ¿Por qué?

 

— Leo de todo un poco. Pero mi tarea docente me obliga a leer mucho material teórico. En este sentido me interesan los ensayos que profundizan cuestiones vinculadas con la lectura y la mediación de la lectura, las nuevas tecnologías y la literatura infantil y juvenil.

 

Pantallas

 

 — Estamos rodeados de imágenes, con el celular como primera distracción, ¿cómo hacer para abstraerse y centrar la mirada en una tinta negra sobre el papel?

 

— Eso es hoy un enorme desafío y una cuestión clave –en términos educativos y sociales- para ser pensada no solo por los docentes en general, sino por toda la sociedad.

 

Actualmente en todo el mundo se está planteando qué hacer, cómo actuar frente al avance totalitario e invasivo de las pantallas y de los diversos dispositivos digitales que provoca déficit de atención, problemas de ansiedad, falta de concentración, aislamiento, entre otros factores. No hay un consenso sobre esto, hay interrogantes y muchas investigaciones en curso. Lo que sí sabemos es que leer con otros o leer para otros –facilitar prácticas de mediación lectora, con adultos lectores preparados y generosos- es una modalidad que rinde frutos, si se sostiene en el tiempo. La literatura clásica y contemporánea (para niños, jóvenes o adultos) hoy muy diversificada y accesible representa una cantera inagotable de posibilidades lectoras.

 

Un derecho de todos

 

— ¿Estás a favor o en contra de los best seller? ¿Por qué?

 

— A favor de todo libro que atraiga más lectores. La lectura no es patrimonio de un sector social o de una clase especial de personas. Es un derecho de todos. Obras como Harry Potter (J.K. Rowling) o Las crónicas de Narnia (C. S. Lewis), consideradas best seller, han permitido que ingresen millones de chicos y jóvenes de todo el mundo a la experiencia gratificante y sostenida de la lectura. Y en términos de pedagogía de la lectura un libro o un autor que atrae nuevos lectores merecen considerarse buenos.

 

— ¿Te quedó algún libro pendiente para leer este año? ¿Con qué vas a comenzar a leer o continuar leyendo en verano?

 

— Muchos pendientes, literarios y no literarios, como siempre me pasa. Por ejemplo en estas vacaciones leeré estos títulos pendientes: “Furtivas” (Editorial Contexto) la última novela de Francisco Romero, “La Sociedad del Cansancio” (Editorial Herder) de Byung-Chul Han, La Vegetariana (Editorial Random Hause) novela de Han Kang, último Premio Nobel de Literatura, entre otros títulos.

María Laura Riba

 

 

María Laura Riba: “Leo porque no puedo entender el mundo sin lectura”

 

Publicó los libros Che, mataron al enano, Un sapucai en la nieve y el más reciente fue Hoja en negro.

 

“En lo profesional, a veces tuve suerte buena, incluso obtuve algunos premios. En la vida, también”, dijo alguna vez María Laura Riba y el eco de esa comparación resuena. Escribe textos periodísticos, poesía, cuento y novela.

 

Ella es de Buenos Aires. A partir de 1994 se radicó en Corrientes. Se trasladó luego por unos años a La Habana, Cuba. Luego regresó y ahora vive en algún punto del litoral, obtuvo algunos premios en poesía, cuentos y novela. Es autora de varios libros y artículos: participación en la “Antología Poética Trópico Sur”, Asunción, Paraguay. “No me dejes dormir”, cuentos. Participación en el libro de diez cuentos eróticos “Medias negras cayendo de la liga”.

 

Hace unos días hablamos sobre lo que significa la lectura, los libros que la marcaron por su lectura en 2024 y lo que viene. Dejamos en esta ocasión, para la próxima entrevista, hablar sobre su propia escritura.

 

Cuenta que lee de todo, se sumerge en distintos géneros literarios. “Me gusta leer todo. En ese todo no puedo escribir y por eso me gusta leer todo. No me veo escribiendo una novela larga.  Soy afina a la brevedad. Leo todo lo que me pueda enriquecer, y enriquecer de manera poética, lírica, informativa, sino en todos los aspectos. Hay un mundo que viene de los libros”, explicó.

 

— ¿Por qué lees?

 

— Leo porque no puedo entender el mundo sin lectura. Esencialmente leo por eso. A partir de ahí puedo descifrar varias cosas, leo para salvarme, leo porque me hace mejor persona, por muchas cosas pero por sobre todo  porque no puedo concebir el mundo sin lectura.

 

— ¿Cómo llegan los libros a vos?

 

— Pienso que como a todo lector o lectora, llegan de manera caótica. Es el mismo modo caótico con el que leo. Tengo varios años de atrasos de lecturas, de modo que voy escuchando  lo que leo que salió de nuevos libros  alguien que me interesa y que menciona determinado libro, lo anoto.

 

— ¿Qué libro leíste este último año y te marcó?

 

— Leí varios libros este año. No todos los que hubiera querido leer. Hay uno  que me encantó, así con un subrayado, me encantó. Camino al Este. Crónicas de amor y desamor, de Javier Sinay. Me pareció una maravilla. Porque va mucho más allá de muchas cosas y es uno de esos libros que recomiendo. Este libro fue bellísimo por todo, por el viaje que me hizo hacer a un mundo que no conozco, al mundo que alguna vez escuché hablar y que ahora el me lo trajo hasta mi cuarto. El otro libro que leí y que me interesó mucho es a raíz del caso Loan, del tristísimo caso Loan, que me remitió al Caso Ramoncito en Corrientes. Leí el libro La misa del diablo de Miguel Prenz, es muy fuerte. Está muy bien documentado, muy bien trabajado, las fuentes y las entrevistas que hizo el autor. Es muy respetado el modo de hablar y los tiempos. Él como persona de Buenos Aires que se acerca al lugar donde vivió Ramoncito. Las entrevistas que consiguió y el trabajo que hizo es impactante, hubo momentos en que tuve que dejar de leerlo porque era muy fuerte el libro. Este libro fue tremendo.

 

El nido huele a vida

 

“Espío por la cerradura / las huellas de un sueño / que se fue / sin cerrar con llave”, este es un poema breve de María Laura. Ahí cerca nomás otro poema dice, “Cerca / te siento cerca / y el nido huele a vida recién regada”.

 

Comenzaré con Fabián Yausaz y después veré por donde me llevan las lecturas”

 

En esta charla, además de hablar de los libros que leyó durante el 2024, también indagamos con María Laura con qué lecturas comienza este nuevo año. Al respecto comentó que en ese tren de lecturas caóticas, tiene muchos libros pendientes. “Pero escogí un libro para empezar este nuevo año.

 

Voy a leer Riña de Fabián Yausaz, libro editado por la Universidad Nacional del Nordeste. Después veré que paso o por dónde me llevan las lecturas”, comentó. Los cuentos, las novelas, los poemas y las investigaciones periodísticas se conjugan en María Laura Riba. Hacen de ella una de las escritoras más completas en la región.

 

“Escribo porque la vida me conmueve y no puedo imaginar estar en el mundo sin escribir”. Esta frase la dice una mujer que transita más de cinco décadas y que tiene serios problemas de visión pero que aun así no baja los brazos y encuentra formas y tecnologías para continuar leyendo y escribiendo. Ella es un claro ejemplo de aquella frase que siempre escuchábamos en la niñez de parte de los mayores: “Cuando se quiere, se puede”. Hoy, con muchos años encima me doy cuenta de ello, escuchándola responder a mis preguntas.

 

Sobre las pantallas y las tecnologías cuenta que son sus aliadas. “A todos y a todas nos distraen desde el celular y la tecnología, eso está ahí porque vivimos rodeados de pantallas. Vivimos en un momento de brevedad y de locura, de fake news y de caos, estas cosas influyen”.

 

En cuenta a la escritura, cuenta que separar una cosa de la otra le es casi imposible. “A mi abstraerme para escribir me resulta difícil. Hoy trabajamos con el WhatsApp y las distracción están ahí, latiendo siempre. Cuando en ocasiones logro abstraerme sigo, ahí desconecto todo para poder concertarme. Necesito concentrarme para escribir”.

Lucas Brito Sánchez

 


Lucas Brito Sánchez: “Hay que hacer el esfuerzo y apagar todo para recuperar intimidad con la lectura”

 

En esta pequeña charla repasamos lecturas que dejó el año 2024. También volvió a subrayar la importancia de la poesía en su vida.

 

La charla con el poeta y escritor Lucas Brito Sánchez podría comenzar con una queja. Nos debe a los y a las lectoras una antología de poesía oriental. Pero es domingo y vamos hacer que sea un día amable, sin quejas. Él es un especialista en ese tema y ha dado charlas sobre ese tema, insinuó en algún momento que lo hará y los ávidos por poesía oriental lo estamos esperando.

 

Él es periodista y escritor, poeta. Nació en Resistencia, Chaco. Colaboró en diarios y revistas. Fundó y codirigió la librería virtual Conejamono. Entre el 2000 y el 2006 escribió tres libros que editó de forma artesanal. Además, publicó La fundación de Japón (Colección Mulata, 2013), Elefantes y Perros (Nula Bonsai, 2016), Entrar y salir de Canees (Decae, 2018), y Antídoto. Poesía reunida (Contexto, 2018). Su libro Un cementerio chino obtuvo el primer premio del Concurso de Poesía Alfredo Veiravé 2023 del Instituto de Cultura del Chaco.


 

“Leer es lo único que sé hacer”

 

Como buen poeta o como todo escritor, exagera un poco y desliza que lee porque lee porque es lo único que sabe hacer. “Es verdad, afirma, es lo único que sé hacer”. En esa sintonía cuenta que lee poesía, ensayos, biografías y novelas. En ese orden están sus intereses.

 

 

— ¿Cómo llegan los libros a vos? ¿Cuál es tu camino para decidir qué libro leer?

 

— Me gusta ir a todas las librerías de Resistencia. Le dedico las tardes libres a eso. Entro y hojeo. No le presto tanta atención a las novedades como a lo que se fue acumulando con el tiempo, lo que no se vendió en años. Siempre hay tesoros para desenterrar.

 

— ¿Qué libros leíste este año y te marcaron?

 

— Desde los veinte años que leo a Jack Kerouac. Leí todo lo que se podía conseguir.  Entre el año pasado y este año se reeditaron libros de él que no circulaban hace décadas. Así que me estoy poniendo al día con uno de mis autores favoritos. Estuve leyendo “Ángeles de desolación” y “Tristeza”, entre otros.

 

— Estamos rodeados de imágenes con el celular como primera distracción, ¿Cómo hacer para abstraerse y centrar la mirada en una tinta negra sobre el papel?

 

— Cuando me decido a leer un rato suelo desconectar los datos del celular. Lo dejo sólo para recibir llamadas, porque una llamada puede ser algo urgente. Pero recomiendo hacer el esfuerzo de abstraerse y apagar todo para recuperar cierta intimidad con la lectura. La vieja máxima budista de acá y ahora, no es más que eso. Si te ponés a leer, hacé eso y no cinco cosas a la vez: instalate en el presente infinito.

 

— Estás a favor o en contra de los bestseller, ¿por qué?

 

— A favor totalmente. Lo más vendido puede ser una cagada, pero bestseller también fue y es Stephen King, un escritor popular tremendo. De todos modos, hay que investigar bastante. No se puede confiar en el entusiasmo editorial ni en las jugadas comerciales que pretenden decirnos que cualquier libro es imprescindible. No se puede leer todo. La vida no es infinita. No hay tiempo para todo.

 

 

Poesía

 

“Lejos de este mundo. / Quisiera que mis canciones / perduren en ese estado /  donde no florece / la paciencia / ni la sabiduría / Me pregunto si también yo / podré dar paz / a quien me lea”, así escribe Lucas. Hace tiempo que cada tanto volvemos con él hablar de literatura, poesía, libros. Sobre la poesía en una ocasión dijo, “para mí es como tomar agua. Viste que si no tomás agua la piel comienza a cambiar y te deshidratás. Leo mucho más de lo que escribo. Me di cuenta de que es una práctica casi enfermiza de leer todos los días. Necesito leer. Cuando no leo me siento incómodo, como si no estuviera habitando completamente el presente. Cuando paso mucho sin leer, tengo la sensación de que el presente no es lo real. Siento que hay otra parte de la existencia que se me está escapando. Eso busco en la poesía”.

Andrea Bonnet

 

 

Andrea Bonnet: Leer como “terapia” para relajar y descargar tensiones

 

 “Busco armarme de tiempos de lectura específicos de literatura, para que me saquen del día a día”, contó. También reveló sus textos prioritarios para el año que comienza.

 

Los libros quizás sean solo puertas abiertas que necesitan de manos urgentes, del tacto suave de quien abre sus páginas para aventurarse a nuevas historias. Un texto puede ser un colectivo donde van varias personas con sus historias. ¿Nos subimos o lo dejamos pasar? Por estos días entrevistamos a Andrea Bonnet, periodista, especialista en comunicación social y podría amplificarse su currículum con otras varias tareas en las que siempre está embarcada.

 

Andrea, además, es una lectora y una referente de la lectura para quienes la rodean. Comparte, presta y recibe libros prestados. En esta ocasión abrió la puerta de esa intimidad para contarnos qué estuvo leyendo, por qué lee y otras cuestiones.

 

— Vamos a comenzar quizás por lo más sencillo, ¿por qué lees?

 

— Principalmente leo porque es una actividad que me ayuda mucho a relajar y a descargar tensiones. Quizás por eso me gusta mucho leer literatura, trato de leer en algunos momentos cosas que no tengan que ver con el trabajo o el estudio. Busco armarme de esos tiempos de lectura específicos de literatura. Son tiempos especiales, donde busco crear para que, de alguna manera, me saquen del día a día.

 

— ¿Cómo llegan los libros a vos?

 

— Me llegan de muchas y diferentes maneras. Últimamente me estoy guiando bastante por redes sociales, principalmente en X. En esta red sigo a personas que están vinculadas con el tema de lecturas y escrituras, entonces cuando hacen recomendaciones las sigo. En ocasiones guardo algo que me interesa y cuando tengo oportunidad de ir a comprar libros reviso esa lista. Lo mismo hago con la Feria del Libro, antes de ir me armo una lista con prioridades y trato de comprar puntualmente esos libros.

 

— En este último tiempo, ¿cómo te fue? ¿Cuáles fueron tus lecturas de 2024?

 

— Este año leí bastante poco a diferencia de otros años en que estuve más abocada a la lectura. En los rimeros meses comencé releyendo un libro que me gustó en su momento y decidí volver a leerlo este año.

 

El libro es Poeta chileno, de Alejandro Zambra. Me encantó volver a sus páginas. Ahora estoy leyendo Plano Americano, de Leila Guerriero, me parece genial y estoy cuidando su lectura porque no quiero que se termine. También leí un libro que se llama Cuesta abajo, de Juana Libedinsky, que está basado en un hecho real que le pasó a ella y a su familia. Normalmente no leo libros basados en hechos reales, pero este me pareció interesante porque ella piensa a través de la lectura cómo salir, cómo superar o evadir una situación bastante trágica que le toca atravesar.

 

El teléfono, una distracción

 

— ¿Qué haces con el celular en ese tiempo que tus ojos reposan en las hojas  de papel?

 

— El teléfono es una gran distracción en los momentos de lectura. En mi caso, ese tiempo de lectura necesita de una atención única. No puedo leer donde hay ruido, donde están ocurriendo cosas, para leer necesito un espacio y un momento del día especial.

 

Durante la semana laboral es difícil, así que elijo en ocasiones los sábados o los domingos por la mañana. También un momento para leer es antes de dormir, aunque no es lo más habitual. No pongo el teléfono en silencio, pero sí trato de ignorarlo por completo en ese tiempo que dedico a la lectura. Hago ese esfuerzo de alejar por un momento el teléfono para conectar con la lectura, sino me es imposible llevar adelante la lectura.

 

 

—  ¿Con qué lecturas vas a comenzar 2025?

 

— Tengo muchos libros pendientes porque cuando hay una promoción o en la Feria del Libro que podés comprar a mitad de precio, elijo tres, cuatro o hasta cinco libros para tener para leer el resto del año. Ahora tengo libros que todavía no leí. También entran en juego otros factores a la hora de dedicarme a leer, por ejemplo, cómo estoy de ánimo y cuánto tiempo tengo para dedicarme a leer. Le doy prioridad a lo que realmente tengo ganas de hacer y de leer, en función de estas cosas voy sacando libros. Pero ahora tengo algunos libros prioritarios que quiero leer, como un libro de cuentos de Roberto Bolaño y otro libro pendiente es La amiga estupenda, de Elena Ferrante.

 

 Intercambio de textos

 

En la misma sintonía que cuenta que compra libros, Andrea Bonnet revela que presta muchos libros, además de recibir otros prestados. Comenta que tiene muchas amigas lectoras y que, gracias a esa comunidad, los libros circulan mucho.

 

“A veces, cuando leo algo, pienso que tal libro le puede gustar a una amiga y este amiga u otra también piensa en mí en función de lo que está leyendo. Hago intercambio de libros y esa experiencia resulta gratificante”, desliza. “Es lindo lo que sucede porque que vamos encontrando el gusto de personas que gustan de lo que vos también gustas y eso es hermoso, poder intercambiar y hacer que los libros circulen y giren me parece algo hermoso”.

 

Por último, Andrea cuenta que le gusta profundizar la escritura de ciertos escritores o escritoras. Le ha pasado con autores como Alejandro Zambra, Pedro Mairal, Emmanuel Carrere, entre otros. “Viene a mi memoria Aurora Venturini. Leí de ella ‘Las primas’ y pienso ir por otros libros suyos porque me gusta su forma narrativa”.

 

Su voz se amplifica en ese tono que pone al nombrar autores, autoras y tiempo para leer. Nace así una transformación que va de quien escribe, de quien lee y de ella misma cuando cubre una hoja en blanco con tinta para ser mirada, leída y cobijada por otro lector o lectora. El lenguaje vivo.

Mariano Quirós

 

 

Mariano Quirós: "La lectura es un acto subversivo"

 

La buena literatura tiene música. La prosa de Mariano Quirós tiene una música que recién con el tiempo se fuer cargando de los sonidos de la ciudad, Buenos Aires, su lugar de residencia desde hace varios años. Recién en los últimos tiempos empezó a permear sus textos. Pero de ese tema hablaremos con él en otra ocasión, hoy hablamos de lecturas, libros y gustos literarios.

 

Él es escritor y comunicador social. Ha publicado las novelas Robles (Primer Premio Bienal-CFI), Torrente (Premio Festival Iberoamericano de Nueva Narrativa), Río Negro (Premio Laura Palmer no ha muerto; publicada en Francia por la editorial La dernière goutte), Tanto correr (Premio Francisco Casavella) y No llores, hombre duro (Premio Festival Azabache; Memorial Silverio Cañada, Semana Negra de Gijón). Junto a Germán Parmetler y Pablo Black, publicó el libro de cuentos Cuatro perras noches, ilustrado por Luciano Acosta. Un jurado integrado por Fernanda García Lao, Félix Bruzzone y Elvio Gandolfo otorgó a La luz mala el primer premio en género cuento del Fondo Nacional de las Artes, edición 2014.

 

Hablamos hace unos días atrás y cruzamos palabras sobre diferentes ámbitos. Comienza revelando que lee por distintos motivos y que respira mucha literatura, “leo por oficio, por necesidad y por gusto, leo sobre todo narrativa. También por necesidad y gusto leo mucho ensayo. Y por mero gusto leo poesía”.

 

Con una sonrisa que le llega hasta el brillo de los ojos, ante la consulta de qué libros tiene pendientes leer respondió “que le quedan pendientes de leer todos los libros del mundo. Y pienso empezar con ellos ahora mismo”. Antes de que me cuelgue el teléfono y corra a tomar un libro, lo sujeto y le pido que responda un par de preguntas.

 

— ¿Por qué lees?

 

— Por muchas razones. Una de ellas es que vengo de familia subversiva. Y como la lectura de literatura es un acto subversivo, asumí el oficio de lector como una manera de respetar la tradición familiar.

 

 

— ¿Cómo llegan los libros a vos? ¿Cuál es tu camino para decidir qué libro leer?

 

— No siempre llegan los libros a mí. A veces, casi siempre, tengo que ir a buscarlos. La lectura demanda movilidad, un espíritu aventurero, hasta temerario te diría. Y en esa búsqueda, si tenemos suerte, armamos un camino que incluye la vida familiar, la amistad, la vida sórdida y estimulante de las redes sociales, el azar, siempre el azar, la incertidumbre que nos gobierna.

 

— ¿Qué libros leíste este año y te marcaron? ¿qué te marcó o por qué lo tenés presente a ese libro?

 

— Voy a nombrar dos libros que escribieron amigos míos (la amistad, decía, es otra forma de la lectura): Algo que nadie hizo (editorial El Gran Pez), de Matías Aldaz; y Aunque no queramos (editorial Conejos), de Salvador Biedma. Son libros que hubiese querido escribir. Sencillos y sofisticados a la vez; poéticos, sin estridencia, o con la tenue estridencia que sostiene la buena escritura.

 

— Estamos rodeados de imágenes, con el celular como primera distracción, ¿cómo hacer para abstraerse y centrar la mirada en una tinta negra sobre el papel?

 

— No hay nada que hacer. O, mejor dicho, hay todo por hacer. Es cuestión de leer literatura, ya sea en papel como ante el resplandor de una pantalla. Está lleno de páginas web donde se puede piratear literatura sin quejarse del alto precio de los libros. Incluso hay páginas legales. Cada quien hace de su pantalla, de su monitor, su propio abismo. Que el abismo sea luminoso. Aun así, si está a tu alcance –si en este mundo de ajustes, recortes y mezquindades, hay todavía algo a nuestro alcance--, comprá el libro, que así tal vez hagas feliz a un autor, a una autora. 

 


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