viernes, 14 de febrero de 2025

“Tenemos un montón de chamamé distinto y muy diverso”

 


En el mes de enero se realizó la 4° Edición del Festival Che amoa meme. Este año el motivo central del mismo fue homenajear a la mujer chamamecera. Fueron dos días intensos que se vivieron en el Espacio Mariño de Corrientes. Una parte, tan solo una pequeña parte de lo que sucedió en esos días están aquí pintados en distintos caracteres. En este contexto uno de los músicos que participó afirmó, “tenemos un montón de chamamé distinto y muy diverso”.

 

Por Paulo Ferreyra


 

El festival se realizó a fines del mes de enero. Fueron jornadas que contó con una grilla que incluyó a los artistas Flor Sandoval, Pablo Delvalle, Billy Fernández, Homero Chiavarino, Luli Fernández, José Mazzanti, Mel, Coqui Ortiz, Las Guaynas Pora, Amandayé, Laureano Ortiz, Gicela Méndez Ribeiro, Vanesa Obregón, Felipe Moreyra, además hubo feria de autor y artesanías.  El año pasado habían realizado un homenaje a Ramón Ayala y este año la mirada estuvo centrada en la mujer chamamecera.

 

Hubo aquí un amplio espacio para artistas jóvenes, nóveles y también para los consagrados. Artistas de Corrientes y de otras provincias amplificaron un repertorio que trajo composiciones de autoras y autores jóvenes que están circulando en el ambiente musical del litoral. Emociones, sonrisas, bailes, abrazos y brindes en las distintas rondas de amigos o familias que llegaron a este Festival. El silencio se hizo sentir en distintos momentos cuando un fuelle hacía estirar una nota o en el rasguear de algunas guitarras. 

Luli Fernández no solo formó parte de la grilla sino que
también ofició de presentadora durante los dos días del Festival

 

“Ahora me gustaría que no exista la ley de cupo”

 

Esta edición del Festival rindió homenaje a las mujeres chamameceras, las que a fuerza de trabajo y sacrificio fueron abriéndose camino en esta escena, a las que dejaron su voz y sus canciones y que forman parte nuestro cancionero popular. Las actividades se abrieron con la presencia de la cantante y compositora Gicela Méndez Ribeiro. Ella fue la encargada de abrir un conversatorio sobre “El chamamé y sus mujeres”, en esta oportunidad dialogó con Luli Fernández.

 

Mientas se  realizó el conversatorio en la pantalla gigante se proyectaba fragmentos de “El chamamé y sus mujeres”. Esta es una serie documental de once capítulos ideado y conducido por Gicela Méndez Ribeiro y que contó con la dirección y producción de Marcel Czombos.

 

En este contexto Gicela comentó como había trabajado junto a otras artistas mujeres hace unos años atrás para que se apruebe la ley de cupo femenino en eventos musicales, Ley N° N°27.539. Hizo un repaso de su lucha, de cómo enfrentó a los patrones tanto de varones como de mujeres, pues muchas mujeres tenían miedo de pedir que se sancione esta ley.

 

Durante su exposición y diálogo con Luli, en un momento Gicela reflexionó. “Ahora me gustaría que no exista la ley de cupo”, lo dijo y su tono se puso serio, “ahora me gustaría que no exista la ley de cupo”. Lo volvió a decir mientras con su mirada recorría al público presente. “Quiero que me contraten por hacer música, por ser cantante y compositora, no quiere ser el cupo de ningún festival”, afirmó y el público acompañó su apreciación. Ya en el cierre sostuvo que en los festivales es necesario que haya una curaduría, donde pueden estar presentes sociólogos, musicólogos, etnomusicólogos, entre otros especialista que trabajan y conocen del tema.

Flor Sandoval, Pablo Delvalle y Billy Fernández

 

Los lunares de la luna tienen sus colores

 

Suena el piano, el fuelle estira una melodía mientras un rasguear de guitarra en finos y delicados dedos, destellan música del litoral. La presentación de Flor Sandoval, Pablo Delvalle y Billy Fernández tiño el espacio de colores intensos. Los aplausos y los gritos del público se hicieron escuchar con fuerza al término de cada tema. Antes de comenzar su presentación charlé con parte de este trío que fue toda una sorpresa en el festival.

 

— ¿Cuál es la propuesta que prepararon?

 

Billy — Siguiendo la línea temática del festival preparamos un homenaje a las mujeres vinculadas al chamamé, ya sea intérpretes y compositoras. Compartir el escenario con Flor es muy especial porque es una artista que compone sus canciones. Este es un punto en común que nos une con ella. Ya habíamos tenido el placer de estar con ella el año pasado y la verdad es que desde entonces quedó una relación musical importante. Estamos contentos de poder disfrutar de esta propuesta.

 

Pablo - Nosotros con Flor nos encontramos durante el año. A veces le pido que me grabe tal tema porque su voz es muy especial. Hace un tiempo atrás vinimos a grabar un video al Espacio Mariño y ahí Ine, una de las organizadoras de este festival, nos propuso hacer esta presentación juntos. Para nosotros es muy lindo. Además la estamos pasando muy bien porque Flor es una gran guitarrista. El año pasado en la presentación estaba Víctor y Flor cantó nomas. Este año le dijimos que además de cantar queríamos que también toque la guitarra. Es la primera vez que ella se pone a tocar chamamé en guitarra y lo hace muy bien.

 

En la previa ya se los vio entusiasmados. El repertorio fue un vaivén entre temas cantados por Flor y otros temas instrumentales. El silencio del público se respiraba y se acompasaba por esas sonrisas que pintaban diferentes rostros. Hubo un momento especial donde Flor realizó un tema solo en guitarra, un tema de Javier Larrossa, quien estuvo presente de pie escuchando con suma atención.

 

Cuando terminaron de tocar el público pidió más música e hicieron un bis. Se los notaba exultantes. Ya detrás del escenario me acerqué a Flor quien dejaba ver su felicidad traducida en una voz exultante, alborozada y jubilosa.

 

— ¿Cómo viviste esta presentación?

 

— La viví con mucha adrenalina. Me siento muy contenta por haber compartido con Pablo y con Billy. Si bien antes de hacer esto me sentía foránea del chamamé. Si bien crecí en Corrientes y siempre estuve rodea si se quiere de chamamé, nunca había hecho un repertorio tan extenso de chamamé. Estoy muy contenta de haberme animado. Además estoy muy agradecida de que me hayan invitado. Nos divertimos en el escenario y eso también llena todas las expectativas.

 

— Cantaste y también tocaste la guitarra, ¿cómo fue eso?

 

— Cuando me invitaron para cantar y tocar la guitarra fue un desafío muy grande. Cuando recibí la invitación de Ine lo acepté sin dudar porque es el Espacio Mariño, porque es un homenaje a las mujeres y porque es volver a tocar con Pablo y con Billy. Además era una invitación hacer algo nuevo. Entonces dije sí a todo lo nuevo. Si a lo nuevo, totalmente, me siento contenta de haber dicho que sí.

 

El hecho de que el festival haga un homenaje a las mujeres también nos ayudó mucho. Partimos desde ese lugar, Pablo me pasó nombres como María Elena a quien no conocía, después llegamos a Marta Quiles y luego vino Teresa Parodi. También dentro del armado del repertorio surgió la idea de hacer una pieza instrumental donde hice un tema de Javier Larrosa. Todo fue hermoso y desafiante.

 

El río ya corre. La empatía que había entre ellos en el escenario se respiraba en el público. Sus sonrisas blancas contagiaban. En este marco fue inevitable preguntarle a Flor si este proyecto de trío vino para quedarse, "ahora recién que me encontrás bajada del escenario te digo que ojalá toquemos más veces. Nos sentimos muy bien. Ojalá que sí. No hay ningún plan pero ojalá que sí". En este tiempo que ya pasó casi un mes del evento quienes la escuchamos deseamos lo mismo, "ojalá que sí".

 

Mel


“Me gusta que mis obras habiten nuevos espacios”

 

La artista Mel fue invitada en esta ocasión especialmente para pintar en vivo durante los dos días que duró el festival. Se la vio concentrada. Por momentos muy serie en la pintura o haciendo recortes. Aún en ese aparente rigor había una sonrisa que salía al encuentro de cada espectador que se acercaba para hablar sobre sus trabajos.

 

“Estoy muy agradecida a la organización por la invitación. Me trataron muy bien y estuve muy cómoda trabajando. Además esta propuesta temática del festival al celebrar a la mujer chamamecera es excelente. Muchas mujeres aportan al arte y es importante detener la mirada ahí, en mi caso me siento honrada en que piensen en mí para retratar las sensaciones de este festival”, así comenzó nuestra charla.

 

— En tu obra justamente conviven el territorio, la naturaleza y la mujer.

 

— Lo que sucede es que celebro el quehacer de cada mujer y lo que construye en la comunidad, en el territorio. En mi trabajo tengo presente siempre la naturaleza que nos rodea, así que el territorio está muy presente.

 

— ¿Cómo pensaste o diseñaste la obra para trabajarla durante los días del festival?

 

— En una charla con una amiga surgió la idea de trasladar la naturaleza del territorio con materiales que ya tenía como el lapacho. Desde ahí fui seleccionando otros materiales. Me gustó la idea hacer un recorte natural de la provincia y de cómo tratamos de agarrar eso para nosotros. Creo que a veces queriendo o sin querer siempre estamos buscando inspiración en la naturaleza. Los artistas plásticos y los músicos tienen mucho de ese color en sus obras.

 

— En tu caso en particular, ¿Misiones sigue estando presente?

 

— Sigue. Siempre está presente. Por este festival pasaron mucha gente misionera. Además desde el escenario se escucharon varios temas de Ramón Ayala. Todo eso me atravesó y sobre todo el himno de Misiones que es Misionerita. En una parte de la letra dice "bajo un hermoso y dulce cielo guaraní", eso creo que no solo atraviesa a Misiones sino a todo el litoral. Así que la obra llevará ese nombre y una persona se la llevará a su casa.

 

Habitar. Terminamos la entrevista. Me quedo observando mientras ella hace algunos recortes. Tiene algunas páginas de revistas en color sepia. Seguimos charlando, cuenta el origen del bastidor que utilizó para este trabajo. El cual se iba a sortear con el bono colaboración que se ofrecía al público que asistió al Festival. Ahí deslizamos nuestra charla sobre temas como el viaje y sobre sus obras que ya están habitando algunos hogares de la región. “A veces pienso en este trabajo y en su destino. No sé hacia dónde partirá pero me gusta que mis obras habiten nuevos espacios”, sentenció.

 

Juan Mora, Paloma Ortiz y Coqui Ortiz

 

Cadencia en flor

 

El día se presentó Coqui Ortiz arremetió de lleno con su clásico Chamamé que se eleva. Despertó rápido la emoción y la empatía con el público. "Rasgueando en la memoria del río / invocaré el sonido de quien me enseñara el trazo / quien con el don de su canto pintó el paisaje más bello / rindiendo homenaje aquellos que dan su vida en la costa / cantamos en tu memoria / querido Lino Mancuello", así recitó antes de interpretar - en lo que a mi concierne, uno de los himnos de la música del litoral, El Sauce y el río. Poesía en estado puro.

 

Los artistas por momentos parece que ven las cosas como un niño, como si fuera la primera vez. El asombro está en cada pliegue de una conversación. "Todas las compositoras y compositores del litoral nos han dado canciones bellísimas para cada momento de la vida. Cuando vamos viendo crecer a nuestros hijos díganme si algunas vez no los acompañó esta canción de la enorme Teresa Parodi", así rezó Coquí antes de interpretar Canción para Verónica.

 

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En el patio del Espacio Mariño había un señor sentado solo en una mesa amplia, rodeada de bancos largos de madera. Me acerco y le pregunto si podía ocupar un extremo de los bancos porque ya no había sillas disponibles. Me responde que no porque estaba esperando a su familia. La música seguía. Continúo de pie a un costado. Un instante después llega su familia, riegan la mesa con algo de comida y bebida. Se amuchan para ponerse de cara al escenario. "Flaco vení. Te hicimos un lugar", me dicen y me dejan formar parte de su mesa. Elevamos nuestras copas y brindamos. Así es el Patio del Espacio Mariño.

 

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En el escenario Coqui Ortiz cantaba junto a Juan Mora, además se había sumado Paloma Ortiz. Ella interpretó canciones con alma y cuerpo vivo, su voz se alzaba tanto que era un ave que sabe que tiene todo el ancho cielo para expandirse, vuela sin límites. Agradeció al Espacio Mariño por propiciar estos encuentros, "que nos sigamos encontrando sobre todo en estos momentos donde la situación, la vida y el hecho de encontrarse con el otro está siendo un poco más difícil. Pero ya sabemos que nadie se salva solo. Así que ahí vamos", deslizó muy segura y convencida. Coqui y Juan hicieron sonar los acordes de Ricarda Raíz. Parte del público tarareaba esos versos que dicen "Ricarda raíz de viento / Llévame a jugar con vos / un juego que no termine / escóndeme del dolor". Marta Quiles sabía lo que escribía. Después el repertorio siguió creciendo con varias canciones y un repaso por autores jóvenes como el gran poeta Seba Ibarra, entre tantos otros.

José Mazzanti recibió varias visitas en su muestra,
entre ellas llegó para estrechar su mano Rudi Flores

 

“Julián Zini es ya un santo popular”

 

Aquellos días del festival se había inaugurado la muestra Sobremesa de José Mazzanti. La muestra continúa y seguirá abierta hasta el 23 de marzo en el Espacio Mariño. La entrada es libre y gratuita. La muestra tiene obras de José y además de dos artistas invitados como Lucas Vera y Blas Aparecido.

 

José es artista visual formado en Artes, Ciencias de la Educación, Filosofía, Religión y Ciencias Biológicas. En el Instituto Superior Josefina Contte cursó la Capacitación en Dibujo y Pintura y años más tarde la Tecnicatura de Dibujo, Grabado, Escultura y Pintura. En su andar forma varios proyectos artísticos como los colectivos Yagua Rincón, Masa Crítica, La Usina Cultural, Galería Rancho (apadrinada por el artista plástico argentino Noé, de la fundación León Ferrari) y Guaranípolis. Ha participado también de la Feria de Arte Comporánea –ArteCo- en Corrientes.

 

Sobre su muestra el artista comentó que en el marco de la Fiesta le propusieron hacer una muestra en el Vivero. Así que presentó la propuesta de mostrar una sobremesa de un encuentro chamamecero. Algo que se extiende en el patio o en la sala de una familia, que viene después de un cumpleaños o un aniversario, donde el compartir se extiende en la escucha de música chamamecera. Así que busqué resaltar el hecho de compartir y que esté presente el chamamé, la raíz cultural.

 

Para llevar adelante su muestra realizó una encuesta con los chicos y las chicas del Espacio Mariño. De su resultado más otros que agregó por desde su subjetividad realizó doce retratos de músicos chamameceros.

 

“La figura central es Julián Zini aquí porque nos remonta a todas las fiestas chamamecera tanto acá en corrientes como en otros lugares. Julián está presente siempre. Donde haya un chamamé está ahí de una u otra forma. Siempre está su poesía, su música. Cuando uno piensa en el vino no importa la marca si el vino es para compartir. También le hice con un halo porque ya no vive con nosotros pero es nuestro santo popular”, afirmó José. “La poética chamamecera abarca muchas cosas como la fe popular, el trabajo, el amor, la miseria, la alegría, entre tantas otras cosas. Una parte de esa profundidad pueden observar aquí en el Vivero del Espacio Mariño”.

 

Homero Chiavarino


“El chamamé está más vivo que nunca”

 

Hubo muchos momentos importantes durante este festival. La presencia de Las Guaynas Porá y Luli Fernández, entre tantos otros, estuvieron cargados de un repertorio muy cuidado y exquisito. Uno de los artistas que casi únicamente se lo ve por la ciudad en enero es Homero Chiavarino. “Siempre vivo como una fiesta y un gran agradecimiento venir a Corrientes a tocar chamamé. Esta música me acompaña desde que soy muy chico y formo parte de esta cultura en la que me críe y de la cual sigo formando parte”, comentó momentos después de bajar del escenario.

 

Homero hace más de veinte años que vive en la provincia de Santa Fe. Sin embargo sigue respirando esta cultural. Las provincias son hermanas por el río Paraná.  El color de la música y el sabor del chamamé es en esencia el mismo, así que de esa forma está cerca de Corrientes.

 

— Si tuvieras que marca una o dos características de la forma de hacer chamamé en Santa Fe y en Corrientes, ¿cuál sería?

 

— Me parece que el punto está en la cuestión rítmica. El chamamé santafesino tiene un aire más picado, más bailable, brioso, porque quizás viene de la mano de Tarragó Ros. Él estuvo sus últimos treinta años de vida viendo en rosario y mesclando su música con la música del sur de Santa Fe que es una música particular. La diferencia está ahí, en el tempo, en el pulso. El chamamé correntino es más largo, más estirado y más lento, por eso mismo es más profundo. Lo más importante es que tenemos un montón de chamamé distinto y muy diverso, de acuerdo a la provincia y dentro de la misma depende de la región, eso es muy saludable para la música.

 

— ¿Cómo viviste la semana recorriendo cada espacio chamamecero?

 

— Lo que pasa es que en enero Corrientes es sinónimo de chamamé. Es el momento donde todos los correntinos y las correntinas regresan a su tierra para encontrarse con su cultura chamamecera. Tenemos grandes festivales acá y en la región. Hay muchos festivales chamameceros en la región. Enero es el mes del chamamé.

 

Por suerte este año en paralelo a la Fiesta Nacional del Chamamé se armó este corredor que armaron los chicos y las chicas del Espacio Mariño y de la Felipa Verde. A este corredor le dieron en llamar Ecos del Festival, porque de alguna manera es lo que está sucediendo alrededor de la Fiesta Grande.  Estos dos espacios hermosos para el chamamé le hacen mucho bien a la música. Creo que esto llegó para quedarse porque fue un éxito y hemos visto noches con mucho público, el chamamé está más vivo que nunca ya que la gente se reúne en torno a esta música y sus artistas. Siempre que sea posible nosotros estaremos participando.

 

— Para que el chamamé siga creciendo no solo hace falta espacios, sino también creadores y músicos creativos, ¿en tu caso cuál es la clave para seguir creciendo?

 

— Hay un gran nivel de músicos en todo el litoral. En mi caso tuve la suerte y soy muy agradecido de poder compartir la música con grandes músicos que siempre han aportado mucho a mi música. En este caso estoy como solista en el que interpreto canciones mías. Compartir esto con grandes músicos es bueno para el chamamé. La música se hace andando y compartiendo.

 

Por ejemplo, con el acordeonista que toqué hoy en el escenario te diría que hace treinta años que tocamos juntos. Teníamos diez años cuando armamos el primer grupo, Juventud chamamecera en Paso de los Libres. Cada vez que podemos nos volvemos a juntar con Roque, a veces él va a Rosario y sino yo voy a Paso de los Libres. Hay muchos músicos que están tejiendo la trama cultural chamamecera en silencio todos los días, todos los fines de semana a ellos también hay que agradecerles porque así el chamamé sigue creciendo.

 

 

Una tercera oreja

 

La primera noche cuando comenzó el festival una lluvia inesperada obligó a los organizadores hacer algunos cambios. El escenario del patio pasó a la sala en pleno concierto de unos artistas. El público siguió ahí expectante. Quizás algunos o algunas se fueron para no mojarse. El resto nos quedemos. La escena me remontó a un poema de Fabio Morábito, quien dice que había una tercera oreja pero no cabía en la cara / la ocultamos en el pecho y comenzó a latir / está rodeada de oscuridad / es la única oreja que el aire no engaña


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