miércoles, 23 de abril de 2025

Marie Gouiric: “Los libros son para mí un mapa afectivo”

Marie Gouiric - Foto Jose Nico

En el día internacional del Libro charlamos con la docente, poeta y narradora Marie Gouiric. Publicó libros de poesía y narrativa, Este amor tan grande, Un método del mundo, Botafogo, Ese tiempo que tuvimos por corazón, De dónde viene la costumbre, entre otros. Afirma aquí que escribir le hace bien, le gusta, después si es poesía o narrativa es otra cosa, “el tema es escribir”.

 

Por Paulo Ferreyra

 

Este recorrido puede llevarte 5 minutos,

pero es difícil calcular el tiempo

cuando la estás pasando bien.

 

Así escribe Marie Gouiric en un poema que lleva por título Un poema de amor o el origen de la vida. Voy a ir robando algunos versos de su poemario para dar respiro al texto. Ella pasó del aula a convertirse en una escritora importante dentro de la literatura argentina, Tamara Tenenbaum, Gabriela Cabezón Cámara, Selva Almada, Eugenia Almeida, entras escritoras ponderan sus textos.

 

Marie cuenta en esta charla telefónica que ser docente le gusta porque significa un contacto directo con la realidad inmediata. Sucede que todo lo que pasa en la calle, en la televisión, en los medios, los cambios tecnológicos, todo golpea inmediatamente en la escuela. Tiene la certeza de que la docencia - lejos de ponerle la piel de chancho y pensar que nada le afectará - le pasó al revés. La docencia la humaniza. Estamos en una época de mucha deshumanización y crueldad, en este contexto la docencia te invita a ser compasiva.

 

— Voy a comenzar con una de las frases que tengo subraya en uno de tus libros: “Podrás enseñar cuando haya un arcoíris directo de un corazón a otro corazón”, ¿cómo llegaste a ese concepto?

 

— Tengo que hacer una primera diferencia. Una cosa es el recorrido que hice como docente y otra cosa es el recorrido que hago como escritora.

Esa frase es una construcción de la escritora. En la imagen tan lúdica, tan brillosa de un arcoíris moviéndose e incluso el permiso para usar una frase tan cursi, porque no deja de ser cursi o tierno, pero eso lo hace la escritora. Después la idea de entender que para poder enseñar hay que vincularse y construir ese vínculo, ese es el aprendizaje de la maestra, del docente. Esas dos cosas conviven en lo que hago.

 

La que escribió esa novela es mi parte de escritora pero está nutrida por mi trabajo de docencia. Lo viví así y llegué a ese aprendizaje como docente trabajando en las escuela, teniendo alumnos, dándome cuenta de que a veces estás muy apurada para que les chiques aprendan algo y si no construís un vínculo ellos no te escuchan.


 

Me acuerdo que una maestra me dijo que los chicos son lieros y que se portan mal. Pero vos tenés que hacer cosas con ellos, que hagan cosas, porque cuando ellos ven que con vos hacen cosas te empiezan a querer. Ahí vos podes enseñar más. Eso lo descubrí como docente pero vuelvo a decir - la que llegó a esa frase fue la escritora.

 

— Es una construcción que trasciende el ámbito de la docencia.

 

— Cuando escribí eso pensaba si podía funcionar dentro de la literatura o si no iba a quedar muy tonto. Sin embargo es la frase que les lectores más subrayan. Es la frase con la que los lectores más me etiquetan o la frase que más los emociona.


 

Además esa frase no solo se refiere a la docencia sino que refiere a algo que está en el mundo y que se tiene que mover entre las personas, para que el otro puede ser y existir, para que pueda tomar decisiones.

 

En el texto la protagonista va diciendo que ese arcoíris está entre ella y su papá, entre el alumno y el perro que le salva la vida, a su vez el corazón del perro vuelve hacia ellos, es algo que se mueve cuando nos podemos vincular de una manera particular con el otro.

 

— Es una manera diferente de construir el mundo

 

— Si, es una manera de construir un mundo sobre todo en este tiempo donde todo está apoyado en el individualismo, en lo que el otro me puede dar o lo que le puedo sacar. Estamos viviendo épocas muy duras. Entonces pensaba - si bien esa novela es del 2023 - en pocos años se terminaron de acentuar ideas políticas de mucho egoísmo. Esa posición de salvarse solo o de que el otro no vale nada. Esta novela tiene un mensaje que discute totalmente ese discurso.

 

 

Ahora me pregunto

dónde tiene existencia las cosas.

¿Durante el orden de los factores

O en el resultado?

 

 

Entrar y salir del enojo

 

En esta charla con Marie Gouiric hablamos mucho de unos de sus libros, Ese tiempo que tuvimos corazón. De las cosas que están en el libro y cosas que le quedaron por fuera del libro pero que de algún modo la siguen acompañando.

 

Una de las cosas que no están en el libro pero sí ella ha resaltado sobre lo que le dejó el contacto directo en el aula es la entrada y la salida del enojo. Les niñez tienen otra relación con los enojos. Sobre todo con los enojos más inmediatos. Ellos también tienen rencores y dolores muy profundos. Marie cuenta que aprendió de ellos entrar y salir del enojo, “en el aula cuando estoy frente a ellos necesito enojarme. El otro te enoja. Pero son entradas y salidas al enojo mucho más rápida. Eso lo observé de ellos y empezar a ejercitarlo. A veces el enojo es solo una marcada de límite y hasta forma parte de una actuación para que el otro pare y se detenga”.

 

 

Ella trabaja mucho. Nos intercambiamos aciertos y desaciertos hasta que pudimos detener un tiempo para la entrevista. Hacemos una video llamada, se muestra muy atenta, escucha con interés cada pregunta y sus respuestas se van masticando a medida que vamos conversando. Puedo decir que también me regala un no con un sí al lado.

 

En la relación que tuvo como docente no cambió para ella la idea o el concepto de amor. Sin embargo, cuenta, que la idea de obediencia es algo que sí empezó a discutir mucho. “Soy una persona que tiende a ser muy obediente. Fui muy obediente y tuve una infancia muy obediente. Entonces, otra de las cosas que aprendí de mis alumnos - que son los que están contados con sus ficciones en mis libros - fue la desobediencia”, agrega.

 

La desobediencia aclara es una actitud que puede estar bien, a veces desobedecer no es algo súper dramático que le hace un daño a otro. En ocasiones desobedecer puede significar varias cosas, por ejemplo, no quiero estar acá, quiero comer ahora, quiero hacer otra cosa o simplemente significa poder elegir. La desobediencia le repercutió mucho cuando estaba con sus alumnos porque se cuestionaba cosas, por ejemplo, si retarlos o no, si ciertas cosas estaban bien o estaban mal.

 

 

Elenita dice que estaban las dos solas,

Pero estaban las dos juntas.

 

 

— Me interesa indagar un poco más en la desobediencia, ¿en la escritura también te sirvió?

 

— Totalmente, para ponerte a escribir a veces tenés que desobedecer. Soy de una clase trabajadora. Soy de una familia obrera. Para mí decir voy a escribir fue una desobediencia porque en realidad no se espera eso de mí. Ni yo lo esperaba. No sabía que era algo que podía hacer.

 

 

— Hay algo que subyace acá es el peso de las palabras para los niños, ¿Cómo fue tu proceso de escritura para nombrar cosas y escoger estas palabras?

 

 

— Creo en las palabras porque soy una trabajadora de la palabra. Si sos escritora tenés que creer en las palabras. Entonces creo que las palabras modifican momentos, actitudes, como poder decir algo o la forma de expresarse. Pero manejo ahí una doble cara porque creo mucho en las palabras pero a la vez descreo totalmente. Entonces, esa es mi manera de enfrentarme a la escritura.

 

Es como decir esto es lo mejor que puedo decir y al mismo tiempo estoy fracasando. Acepto el fracaso. Para mí la palabra es un fracaso de antemano, aceptando eso es más posible trabajar y sentarse a escribir. Confió mucho en la intuición, en lo que pueda sentir frente al lenguaje y no creo que el lenguaje sea solamente razonamiento.


 

— Las palabras se sienten.

 

— Claro, las palabras se sienten. Entonces no solo elijo las palabas por lo que significan, las elijo por musicalidad, porque son divertidas, por muchas razones y en ese contexto el lenguaje es importante porque devela mucho. Cuando uno escucha a otro hablar - piensa ah, mira esto. El lenguaje expone mucho y a la vez el lenguaje es el fracaso absoluto del ser humano.

 

El lenguaje no reemplaza las experiencias. Es como ese poema de Alejandra Pizarnik que dice - si digo agua ¿beberé? Escribo esa novela sobre la docencia y sus alumnos, pero lo que realmente tendría que poder hacer es ir y salvar a esos personajes, que yo esté escribiendo esta novela es porque el lenguaje fracasó ante la realidad.


 

 

“Aquí cada libro tiene su historia”

 

Hoy 23 de abril es Día Internacional del Libro. Esta fue la excusa para hablar con Marie. Ella tiene una biblioteca chica. Sonríe y por momentos ahora su rostro se ilumina. Sonríe con los ojos. Le llega el brillo del celular que está usando para comunicarnos pero también porque en este tramo de la entrevista le llueven los recuerdos.

 

“Para mí los libros son un mapa afectivo. Cada libro tiene su historia. Eso me parece increíble. Los libros para mí arman los puntos de un mapa en el tiempo. El libro que tengo acá está mordido por una perra que se ya se murió, pero veo el libro ahora y veo su marca, se lo voy agradecer toda la vida”, cuenta y sus ojos se pasean por esas hojas.

 

En la charla me muestra algunos libros, por ejemplo una edición del libro El segundo sexo de Simone de Beauvoir. Mientras lo toma en sus dos manos rememora el tiempo en que ese libro llegó a su casa. “En un momento de mi vida me habían pasado unas cosas feas y una amiga me recomendó leer ese libro. A veces el libro para nuestra generación sigue siendo un lugar para encontrar pistas en el mundo. Hay alguien o un otro que pensó algo y ya lo dijo por vos. Además los libros son promesas de escrituras futuras, en los libros me apoyo para escribir, no creo que todo el material salga de un libro pero si encuentra compañeras”, cuenta y me tiento de robarla más horas para sumergirnos en la historia de otros libros. “El libro para mí no es un fetiche. Es el mapa de mis afectos”.


 

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